A fines de 2017 se firmó el Pacto fiscal y durante los primeros
meses de este año las provincias sancionaron sus leyes de adhesión: este
consenso dejó ganadores y perdedores en las economías regionales. ¿Por qué se
dio eso? Porque, si bien su espíritu era bajar la presión impositiva, se
cometió el error de poner una alícuota tope uniforme, con lo cual aquellas
provincias que estaban por debajo de ese límite, lo subieron.
En ese contexto de desigualdad y de maraña impositiva, la
actividad comercial es la que más está penalizada este año con una mayor carga
de ingresos brutos (IIBB); en contraste con la industria que sí tuvo una baja
efectiva, derivada de todas las ventas interjurisdiccionales que hace y que se
explicarán a continuación.
Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de
Análisis Fiscal (Iaraf), explica que dentro de la industria de las distintas
economías regionales, también hay ganadoras y perdedoras. "Depende de la
estructuras de ventas interjurisdiccionales que tienen. Una industria cordobesa
que vende en el norte del país tenía una carga tributaria determinada, pero
ahora esas provincias que eran su mercado le bajaron la alícuota a productos
industriales provenientes de otra jurisdicción, por eso se vio
beneficiada", señala el especialista.
Según un análisis del Iaraf, hay 18 provincias que redujeron
de manera sustancial las alícuotas del IIBB a las industrias de "extraña
jurisdicción", esto es, a las industrias sin planta o sede en la provincia
en cuestión, pero con algún tipo de actividad en ella.
Por otro lado, hay industrias que solo le venden a la
jurisdicción en la que están instaladas y que, en muchos casos, terminan
perjudicadas. "En el caso de Salta, por ejemplo, una industria radicada
allí que destina toda su producción a ese mercado hoy tiene más carga
tributaria que el año pasado. Ahora, una industria salteña que vende todo en
Córdoba está mejor, porque Córdoba le bajó la alícuota a industrias
foráneas", comenta Argañaraz.
Tal como se desprende del trabajo del Iaraf, Salta no fue la
única que aumentó la alícuota aplicable a la industria local (en realidad,
eliminó la exención, pasando a tributar 2%). También Entre Ríos subió de 0 a
1,%, 1,5%, 2% a sus contribuyentes no exentos; mientras que Santa Fe subió la
alícuota de 0,5% a 2% a contribuyentes no exentos.
Ahora bien, el Pacto fiscal también impacta en la
competitividad exportadora de las economías regionales. Por ejemplo, Misiones
era una provincia que gravaba la exportación (una cosa totalmente agresiva),
pero ahora por el Pacto fiscal deja de hacerlo, por ende, sus industrias
exportadoras hoy están mejor y con mayor competitividad.
En materia de competitividad exportadora derivada de IIBB,
en el resto de las economías regionales, no hubo muchos cambios porque no se
gravaba en ellas la exportación. Pero sí podrían verse afectadas por la suba o
baja del precio de sus principales insumos, porque algunos de estos aumentarán
ante el incremento de IIBB y otros disminuirán. "Por ejemplo, si una
industria compra un insumo a una industria radicada en una provincia en la que
se bajó el peso de IIBB, se verá beneficiada; mientras que si depende de un
producto de una industria a la que se le subió ese impuesto, terminará
perjudicada", dice Argañaraz.
En el caso del comercio, que como ya se dijo, fue el gran
perdedor del Pacto fiscal este año, aquellas economías regionales que se verán
más afectadas son las que se desarrollan en provincias que son altamente
dependientes del Estado y donde el comercio tiene un rol importante. "Ahí,
la suba de la carga tributaria va a tener un impacto en toda su economía",
agrega Argañaraz.
En efecto, 11 jurisdicciones subieron sus alícuotas a este
sector: Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Misiones, Neuquén,
Río Negro, Salta, Santa Fe, Tierra del Fuego y Tucumán.