Quisieran volver a actuar en bloque, pero admiten que será
muy difícil. Preocupados por el ajuste que tendrán que hacer en sus provincias,
los gobernadores de la oposición se preparan para semanas y meses tensos.
El Gobierno ya dejó trascender que las provincias están
segundas en la lista de destinatarios de los recortes, detrás del Estado
nacional y antes de los sectores de la economía que deberán aceptar
diferimientos en las rebajas de impuestos.
Frente a ese panorama, y a la espera de que Mauricio Macri
los convoque para conocer el detalle del acuerdo con el FMI , y del recorte que
deberán afrontar, los gobernadores peronistas recuerdan la negociación del
Pacto Fiscal con la Casa Rosada el año pasado y cómo haberse movido en conjunto
les sirvió para plantarse frente al Gobierno. Consiguieron, por ejemplo, que la
fórmula para calcular los aumentos jubilatorios no solo considerara la
evolución de la inflación, sino también de los salarios.
Sin embargo, reconocen que, aunque la coyuntura que derivó
en la vuelta al Fondo y las consecuencias de haberlo hecho "son mucho más
graves" que las que rodearon el consenso fiscal, difícilmente puedan
manejarse en grupo esta vez.
"Ojalá tengamos espíritu de cuerpo, pero lo veo
difícil. Creo que más bien va a primar la lógica individual", evaluó ante
LA NACION un gobernador del norte.
Otro cacique peronista fue más directo: "Actuar en
bloque sería lo ideal, más teniendo en cuenta que la negociación va a ser muy
complicada. Pero con el presupuesto es imposible. Todos tenemos situaciones
distintas, tenemos necesidades de financiamiento distintas y cada uno va a
privilegiar lo suyo".
Un tercer gobernador peronista destacó otra diferencia entre
el escenario de fines del año pasado y el que surja del acuerdo con el Fondo.
"El consenso fiscal era más flexible. El Gobierno necesitaba que parte de
lo que firmamos [como la reforma previsional ] saliera después por el Congreso.
Acá hay un acuerdo ya firmado por una cantidad enorme de guita y hay que
cumplirlo a rajatabla. El margen es mínimo", contrastó. En la misma línea,
recordó que las posiciones comunes que los gobernadores sostuvieron hasta la
firma del acuerdo fiscal terminaron diluyéndose en el Congreso.
Esta vez sin el desafío del Parlamento de por medio, la
mayoría de los gobernadores coincide en que, más allá de eventuales
pronunciamientos en conjunto, o incluso fotos, cada uno privilegiará sus
urgencias. Y lo hará pendiente de su supervivencia económica.
De hecho, entre las provincias opositoras conviven las que
ya iniciaron recortes del gasto con las que no, las que están equilibradas y
las que arrastran déficit millonarios (la mayoría), las que dependen del
financiamiento externo para cerrar sus cuentas y las que no. El universo es muy
dispar. El Gobierno lo sabe y piensa sacar provecho de esa diversidad. Más allá
de consignas macro comunes para todos los distritos, negociará con cada gobernador
con separado.
Planes para 2019
En el corazón de la negociación está el presupuesto del año
que viene y los gobernadores dan por descontado que una de las principales vías
de recorte será la obra pública, un insumo vital para encarar un año electoral.
Buena parte de los mandatarios del PJ buscarán su reelección el año que viene.
La lista incluye a Juan Schiaretti (Córdoba), Gustavo Bordet (Entre Ríos),
Sergio Uñac (San Juan), Sergio Casas (La Rioja), Lucía Corpacci (Catamarca) y
Rosana Bertone (Tierra del Fuego).
Fuera de esa lógica está el salteño Juan Manuel Urtubey , que, sin embargo no le escapa a la lógica proselitista porque quiere ser candidato a presidente. Tal vez, justamente porque para serlo con chances necesita ganar espacio en la disputa por el liderazgo del peronismo, es más optimista que la mayoría de sus pares.
"O actuás en conjunto o te llevan puesto. Si en esta te entregás de a uno, te cocinan", razonan cerca del gobernador.
La estrategia parece clara. A Urtubey le vendría bien que se
impusiera la acción en grupo y posicionarse como una suerte de primus inter
pares. Los que recelan de sus últimos movimientos, sobre todo de haberle
llevado Macri la propuesta de recortar el IVA para bajar las tarifas (lo acusan
de haberse "cortado solo") y de sus "zigzagueos" con la
Casa Rosada, no creen que lo consiga.
Cerca de otro gobernador convalidaron la hipótesis de que la acción en conjunto no solo es conveniente, sino también posible. Y lo asociaron con el debilitamiento del Gobierno a partir de la corrida cambiaria y la decisión de recurrir al FMI. "Acá, hace 45 días hay un elemento nuevo. Macri ya no es invencible, desapareció el temor a la ola amarilla, el peronismo olió sangre y ve que puede ganar la elección en 2019", se despachó el vocero.
Como contracara, justamente en función de las ambiciones para 2019, aparece otro factor que dificultaría las acciones conjuntas: la desconfianza que reina entre los gobernadores y que ya ninguno intenta ocultar. "Termina el Mundial y arranca la campaña. Ahí sí, se acabó la solidaridad", admiten.