“Mauricio es el presidente más federal del que haya
registro”. En Casa Rosada agitaron repetidamente esa frase en la previa al
desembarco de Macri en Santa Cruz y Tierra del Fuego. Sucede que, al visitar a
esos dos distritos, el jefe de Estado completó las 24 provincias en su primer
mandato, lo que a criterio de sus funcionarios muestra su especial apego por el
federalismo.
Aunque recién en el tercer año de su gestión Macri se hizo
tiempo en su agenda para ir a Santa Cruz y Tierra del Fuego, hubo otras
provincias en las que su presencia fue una costumbre, cada vez que salió de la
Ciudad y la provincia de Buenos Aires.
Curiosamente, los líderes del ranking son dos distritos en
los que no gobierna Cambiemos: Córdoba y Santa Fe. En esos territorios, Macri
estuvo 16 veces en poco más de 3 años. El interés de Macri en Córdoba se
explica no sólo porque fue un distrito clave para que accediera a la
Presidencia sino también en la amistad que lo une con el peronista Juan
Schiaretti. Tanta confianza que hasta se permitieron discutir en plena
conferencia de prensa.
Fue en julio de 2017, en plena campaña: el Gringo le dijo
que su provincia iba a bajar Ingresos Brutos "cuando Nación le devuelva a
Córdoba lo que le corresponde desde hace 30 años"; y Macri respondió
parafraseando nada menos que a un radical: "'A vos no te ha ido mal,
gordito', como decía Alfonsín", le espetó, entre risas tensas de ambos
lados.
En Santa Fe, en cambio, la relación con Miguel Lifschitz
siempre fue tirante. Pero tras un comienzo errático, hubo buena coordinación en
materia de Seguridad y el socialista no perdió su condición de buen anfitrión
pese a las diferencias, por lo que el secretario general de Presidencia,
Fernando de Andreis, nunca puso reparos para incluir a la provincia en la
agenda de Macri.
Igual, en junio pasado, no faltó la polémica, luego del
faltazo del jefe de Estado al acto por el Día de la Bandera, lo que desató el
enojo de Lifschitz.
Mendoza y Corrientes, ambos gobernados por Cambiemos, fueron
otros dos destinos "amigables" para el Presidente: 12 veces estuvo
con el radical Alfredo Cornejo, mientras que entre Ricardo Colombi y -su
delfín- Gustavo Valdés lo recibieron en 9 ocasiones.
En el otro extremo, además de Santa Cruz y Tierra del Fuego,
se ubican La Pampa, San Luis, Formosa y San Juan, con apenas dos visitas. En
este último caso se da la particularidad que esos dos desembarcos se dieron en
2016, acaso en el mejor momento de la relación entre la Casa Rosada y el
gobernador Sergio Uñac.
En cuanto a San Luis, con los hermanos Rodríguez Saá muy
alineados en la oposición más dura al Gobierno, Macri analizó cuidadosamente el
momento y esperó hasta 2017, cuando Cambiemos debía pisar firme en ese terreno,
de cara a las Legislativas.
La Pampa no ha sido una escala fácil para Macri. En 2016, el
gobernador Carlos Verna lo recibió con un fuerte reclamo por el río Atuel, en
pleno anuncio de un plan para construir 3 mil jardines de infantes a nivel
nacional: “Para La Pampa no se trata de plata, sino de agua. Queremos que nos
devuelvan el río que nos robaron”, le lanzó. Al año siguiente, cuando volvió
para hacer campaña, le fue peor: un grupo de militantes peronistas lo recibió a
huevazos.
En Formosa, pese a la rivalidad que existe con el
kirchnerista Gildo Insfrán, Macri no pasó sobresaltos “políticos”. En abril de
2016, sin embargo, tuvo un percance con una bandera argentina: mientras daba un
discurso, el viento movió el mástil, ubicado detrás suyo, que impactó en su
nuca.
Catamarca, Santiago del Estero y La Rioja no fueron tampoco
los destinos más frecuentes del Presidente: el mandatario pasó por allí tres
veces.
A Chubut, donde este martes tendrá una agenda nutrida a la
espera de su viaje a Brasil, fue cuatro veces: dos en 2018. Una cantidad de
visitas similar a las que hizo a Río Negro.
En tanto, con Misiones fue de menor a mayor: en 2018 estuvo
tres veces, la misma cantidad que en los dos años anteriores.
A Jujuy, para apuntar al radical Gerardo Morales; y a Chaco, a partir de la buena relación que trazó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con el gobernador Domingo Peppo, fue siete veces. Igual que a Neuquén, aunque allí al fluido vínculo con el mandatario -y referente del Movimiento Popular Neuquino- Omar Gutiérrez, tiene otro incentivo: el country Cumelén, donde elige para descansar.
A Entre Ríos y Salta, provincias gobernadas por los peronistas “perdonables” Gustavo Bordet y Juan Manuel Urtubey, como les gusta decir en Casa Rosada, Macri fue ocho veces. El año pasado, tras visitar Cachi, en Salta, sufrió uno de los peores momentos, ya que parte de la comitiva que lo acompañaba quedó varada toda una noche en un cerro luego de aterrizar de emergencia.
Un lugar esquivo para Macri parece ser Tucumán: viajó diez veces allí, a pesar de su mala sintonía con el ex ministro de Salud K, Juan Manzur. En 2017, incluso, hizo campaña por el radical José Cano, pero los resultados no le fueron favorables.
La asignatura pendiente de Macri es la Antártida, donde se especuló que podría ir el año pasado a visitar las bases argentinas: deslizan cerca del Presidente que, de ganar la reelección, podría ser su primer viaje del 2020.