"A mí, mi conciencia me dice que muchas personas que tuvieron alguna relación sexual conmigo, nunca se sintieron víctimas y con muchos de ellos seguimos siendo amigos". Estas palabras corresponden a Gustavo Rivas, un abogado de 73 años e historiador que supo ser "ciudadano ilustre" de Gualeguaychú y que, desde este lunes, será juzgado bajo una acusación gravísima: haber abusado sexualmente y promovido la prostitución de 12 chicos de entre 15 y 16 años durante más de cuatro décadas.

Rivas había sido citado a declarar en siete oportunidades. En ninguna de ellas, a pesar de tener asistencia perfecta a los tribunales, aceptó declarar. "Al no conocer la identidad del denunciante no podía aportar ningún dato", se excusó. Luego, en sus breves contactos con la prensa, diría que no se trataron de abusos, sino de "relaciones sexuales" por las cuales pagaba.

"Creo que no eran menores, pero habrá que analizar las fechas", indicó.

"Tape", como le decían de chiquito, se recibió de abogado en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Fue candidato a gobernador de Entre Ríos por la Ucedé, en 1987. También se postuló para intendente, en 1991. Tuvo un periodo como concejal (1991-1995) por el partido "Unión Vecinal Gualeguaychú". Además, ocupó diversos cargos de relevancia en instituciones intermedias, deportivas y escolares.

Soltero y sin hijos, este historiador pasó de "ciudadano ilustre" a no poder salir de su casa por las graves denuncias en su contra. El caso conmocionó a Gualeguaychú y convirtió lo que era un "secreto a voces" en un escándalo por abusos sexuales de menores.

Si bien en un principio se le adjudicaron "alrededor de 2 mil víctimas", Rivas finalmente quedó imputado por 12 casos. Son los que se animaron a denunciar en la Justicia los abusos a los que fueron sometidos en la adolescencia.

Claro que los hechos habrían ocurrido entre 1970 y 2010, y muchos de los que eran chicos hoy son adultos.

"Hay gente que ya formó su familia, tiene una carrera y no quiere volver sobre eso o que se la vincule al caso", dijo el abogado querellante Alfredo Vitale, representante de una de las víctimas.

Rivas está procesado por "corrupción de menores y promoción de la prostitución de menores". La fiscalía de Lisandro Beherán, a cargo de la investigación, ya adelantó que pedirá una pena de 25 años de prisión.

Detalles escalofriantes

En el requerimiento de elevación a juicio que hizo la fiscal Martina Cedrés, se sostuvo que el abogado se valía "de su preeminencia y de una situación de asimetría para con las víctimas menores", a las que les pagaba entre 150 y 600 pesos.

A Rivas le imputan "haber determinado a sus víctimas a un estado sexual corrupto mediante actos prematuros y de actividad sexual exacerbada". Entre ellos, "hacerse penetrar analmente por su víctimas, hacer que se masturbaran exhibiéndoles imágenes pornográficas en donde se recreaban relaciones sexuales, haciéndose introducir objetos en su ano, etc.)".

Según la fiscal Cedrés, estos actos sexuales "fueron perversos, prematuros y excesivos". Uno de los denunciantes dio detalles escalofriantes. Dijo que el abogado siempre lo recibía con un calzoncillo cavado y el torso desnudo, generalmente a partir de las 21.30, en la habitación en donde tenía su estudio jurídico y en el living-comedor de su casa.

"Algunas personas eran realmente necesitadas de dinero que no tenían para comer y los captaba por ese lado. Y con las filmaciones lo que hacía era extorsionarlos para que no hablaran", dijo Stella Esnaola, abogada querellante en la causa.

“El modus operandi era siempre el mismo. Gustavo nos invitaba a su casa, nos pasaba películas pornográficas y nos hacía masturbar a todos mientras él se desnudaba y nos filmaba la cara y el pene. Teníamos 15 años y ninguno de mis amigos había tenido relaciones sexuales, ver esos videos porno para nosotros era una novedad, con eso nos convencía”, relató a Clarín Martín Daneri (56), días después de que estallara el escándalo. El hombre, ahora múltiple campeón de ajedrez, es uno de los 12 denunció penalmente a Rivas.

Un juicio, más de 100 testigos

Durante las audiencias, que se llevarán a cabo durante varios días de abril en la sala del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguaychú, habrá más de 100 testigos ante los jueces Alicia Vivian, Mauricio Deruddi y Arturo Dumon.

En la primera sesión se desarrollarán los alegatos de apertura y se presentarán las pruebas, entre las que se encuentran fotografías, videos en 8 milímetros y VHS, y relatos de los testigos y de las víctimas.

Actualmente Rivas se muestra muy activo en redes sociales, con posteos sobre historia nacional e internacional, política nacional, chistes, videos de animales, entre otros, que tienen "me gusta" y comentarios.

Otra de las víctimas, un hombre de 37 años, narró que conoció a Rivas cuando tenía entre 13 y 14 años "en casa de la madre" del abogado.

"Rivas nos reunía y una hora más tarde comenzaba a dar vueltas a la mesa recorriendo a cada uno de nosotros y nos daba besos en la mejilla y el cuello", explicó en su denuncia.

Dijo también que el historiador los atendía "directamente en calzoncillo cavado en la cola y el torso desnudo" y que usaba elementos como "envases de diferentes tamaños y un matafuegos de auto".

"Iba a la cocina, calentaba agua y hacía que los chicos rellenen los envases con agua tibia. Nos daba guantes de látex, y comenzaba a que los chicos le introduzcan los elementos de menor a mayor en el ano", dijo.

La causa, elevada a juicio el 25 de octubre de 2018, se inició tras una denuncia del periodista Daniel Enz, publicada en la revista Análisis Digital, que reveló que Rivas llevaba menores a su domicilio, donde los sometía a diferentes abusos.

Cuando estalló el caso, Clarín llegó hasta el lugar de los hechos para reconstruir la historia que comenzó allá por la década del '70 y que continuó hasta el 2010.

Cinco sitios clave

En Gualeguaychú había cinco lugares clave para entender cómo y dónde desarrollaban esas reuniones macabras.

Club Neptunia: En este lugar, ubicado en el centro de la ciudad, Rivas fue durante varios años uno de los dirigentes más importantes. Allí siempre estaba rodeado de chicos que realizaban distintos deportes.

Casa de Gustavo Rivas: A media cuadra de la plaza central, a menos de 100 metros de la Jefatura Departamental de Gualeguaychú y a 150 de los Tribunales, sobre la calle Mitre, está la vivienda de Gustavo. Ese era uno de los sitios donde el abogado, historiador, docente y personaje ilustre de la ciudad convocaba a los menores para ofrecerles bebidas blancas, cigarrillos importados y películas pornográficas. "Hacer la previa", le decían.

Casa de la madre de Rivas: Sobre la calle Urquiza 541, allí vivía su madre hasta que falleció en 2001 y donde los vecinos afirman que también era habitual ver cómo ingresaban chicos, especialmente viernes y sábados. En la puerta hay una placa en homenaje al padre de Gustavo, Andrés Rivas por su “visión y acción al servicio de su pueblo”. El hotel contiguo también es de la familia Rivas.

Club Náutico: A bordo de su yate llamado “Frenesí”, el abogado organizaba viajes por el río. Algunos llamaban a esa embarcación con el sobrenombre de “barco del amor”, por las fiestas que se armaban adentro. Nadie se atreve a dar su nombre y apellido, pero aquellos que ya suman más de 35 años afirman que eso era tal cual. El destino era casi siempre el balneario Las Cañas, en Fray Bentos, para alejarse de la ciudad y ganar en tranquilidad.

Casa de Fin de Semana: en el barrio Urquiza al Oeste, a la altura de parada 10, está otra de las propiedades que el doctor tiene y que utilizaba para las reuniones. Allí, con varias habitaciones, ambientadas con luces rojas –según cuentan los testigos- pileta y parrilla, accedían los jóvenes los fines de semana de verano.