Varisco, por su parte, hizo todo lo posible por involucrar al vicegobernador en un escándalo que se investiga en la Justicia entrerriana: la creación de puestos truchos en la Legislatura provincial durante los últimos diez años, donde se hacían contrataciones masivas de personal que terminaba cobrando una ínfima parte de suculentos sueldos. Cerca de Bahl destacan que el vicegobernador no está imputado.
El domingo, Bahl alcanzó el 30% de los votos, contra el 23% de Varisco, que superó en la interna de Cambiemos al precandidato mimado de la Casa Rosada, el joven concejal de Pro Emanuel Gainza, que cosechó 14 puntos. Pero el Frente Creer en Entre Ríos llevaba ocho boletas en total, por lo que en la sumatoria la coalición peronista logró el 44%, frente al 38,9% de Cambiemos, que llevó tres listas en la interna.
Ahora la disputa será cuerpo a cuerpo entre el peronista Bahl y el radical Varisco, quien se ha planteado el desafío de retener los votos de Gainza, pero que también saldrá a conquistar el voto de otras expresiones peronistas. Eso hace presumir que en los 50 días que quedan hasta las elecciones generales del 9 de junio la virulencia de la campaña y las denuncias cruzadas crecerán.
Bahl terminó la jornada del domingo en medio de un clima festivo. Y no es para menos, si se toma en cuenta que fue el más votado de todo Paraná y dejó comprometida la situación de un intendente que tiene en su haber la experiencia de dos mandatos (1999-2003 y 2015-2019), más dos de su padre, el ya fallecido Humberto Cayetano Varisco (1983-1987 y 1995-1999), un intendente y exdeportista que acaparó el respeto de todo el espectro político.
De ganar Paraná, Bahl quedará posicionado en la carrera para la gobernación en 2023, porque Bordet, si es reelegido en junio, no podrá aspirar a un tercer mandato. Pero al paranaense le salieron ya otros rivales peronistas: el intendente de Concordia, Enrique Cresto, y su par de Gualeguaychú, Martín Piaggio, que hicieron una buena elección.