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Sábado 20 de abril de 2019
Mauricio Macri toma distancia de dos elecciones clave: Córdoba y Santa Fe (tras derrota en Entre Ríos)
Macri

Mauricio Macri sintió el golpe de Entre Ríos: la derrota, que rozó los 25 puntos, de Cambiemos y la paliza casi personal en Gualeguaychú donde el presidente se mostró con un candidato que perdió 52 a 21 contra un peronista K, lo empujaron a preservarse.

Con pronósticos negativos, Macri tomará distancia de dos elecciones esenciales, Santa Fe y Córdoba, donde Cambiemos se prepara para un doble revés perdidoso. El domingo 28, es la primaria santafesina; el 12 de mayo, la general cordobesa.

En Casa Rosada se avisó que el presidente no participará en la campaña donde el radical José Corral encabeza la boleta de Cambiemos y que, según los sondeos del oficialismo, aparece al menos 10 puntos debajo de sus dos rivales: el Frente Cívico y el panperonismo.

“Mauricio está muy mal en Rosario y Santa Fe. Un poco mejor en el interior pero…” dijo a Clarín un dirigente de Cambiemos y despejó una sospecha: no hubo, aseguró, ningún pedido desde la provincia para que Macri no viaje.

En Córdoba, donde queda un trecho temporal más largo, los augures no son mejores: Juan Schiaretti aparece tan arriba que el cordobesismo, tras su lifting marketinero -archivó el histórico Unión por Córdoba para migrar a “Hacemos por Córdoba”-, evita difundir sus encuestas para “no asustar”.

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Una medición no oficial proyecta al gobernador por encima de los 50 puntos y señala que Mario Negri y Ramón Mestre, las dos ofertas de Cambiemos no superan individualmente, sin proyección, el dígito. La estimación es que juntos, en mayo, rondarían los 30 puntos.

Córdoba, provincia que el presidente eligió para el descanso familiar en Semana Santa, tampoco aparece en la agenda de Macri en modo campaña. El riesgo, cierto, de que Cambiemos pierda también el control de Córdoba capital se levanta como un temor adicional.

Las dos provincias, tercera y cuarta en el podio de distritos con más cantidad de votantes, tienen puntos en común desde el prisma electoral.

Por un lado, forman parte del corredor centro, bloque de provincias donde Macri ganó con comodidad en 2015 y 2017, pero que tuvo el primer alerta en Entre Ríos el último domingo con una derrota que estaba prevista pero no en esa dimensión: horas antes, Macri recibió un informe que arriesgaba un revés por 10 puntos, y se animaba a fantasear con un repunte que muestre un score final con una diferencia de 6 puntos. Cuatro, casi, 25 puntos.

El oficialismo construyó su relato supervivencial: desde el laboratorio de Marcos Peña sostienen que las elecciones provinciales no proyectan lo nacional y que, mirado en detalle, la comparación de los resultados provincia por provincia en relación a 2015, no muestran grandes cambios.

Ese es el argumento primario del “plan Macri al balotaje”: con esos resultados, el presidente se garantiza estar entre los dos candidatos más votados aunque, quizá, salga segundo pero fue –dicen en Casa Rosada- lo mismo que ocurrió en el 2015 cuando tuvo 24 puntos en la PASO de agosto y ganó, en noviembre, con casi 52.

Otro hilo invisible que une las votaciones de Córdoba y Santa Fe y pega, justamente, en un flanco de la estrategia de Peña: Schiaretti y Miguel Lifschitz, gobernador santafesino y ordenador del Frente Cívico, son espadones de Alternativa Federal y pondrán a tributar sus eventuales victorias –incierta, todavía, para el socialismo- en el altar de la tercera vía y, directa o indirectamente, a cimentar la candidatura de Roberto Lavagna.

El eje Córdoba-Santa Fe querrá, si anuda buenos resultados, usarlos como insumo para darle volumen a la tesis de que se puede romper la polarización y lograr que AF quede a tiro de quedar entre los dos espacios más votados, aquel augurio de Sergio Massa de “Macri saldrá tercero”, aunque no se ponen de acuerdo si ese objetivo es tras una única candidatura –la posición de Lavagna- o con la suma de dos o más, lo que sostienen Massa y Juan Manuel Urtubey.

“Después habrá que ver a quien se apuesta: a Perotti o a Bonfatti” dice, honestidad brutal, un cambiemita respecto a Santa Fe donde se imaginan repitiendo él speach de Neuquén o Río Negro, donde el gobierno apostó más a la derrota de listas peronistas cercanas a Cristina Kirchner que a la victoria de los propios.

Ese dilema no está en Córdoba: la victoria de Schiaretti no entra, de ninguna manera, en la cuenta de Cristina mientras que en Santa Fe, aunque Agustín Rossi es socio y tejió la unidad, los candidatos Perotti y María Eugenia Bielsa tampoco tienen ADN K. Hay, si, casos puntuales en ciudades como Rosario.

Un consuelo cambiemita es que en 2015, cuando Miguel De Sel –que orilló los 35 contra los 20 que se pronostican a Corral- le dio en abril el primer triunfo a Macri, tuvo un voto con comportamiento diferente al de la presidencial del mismo año y que, en Córdoba, durante la misma temporada, Oscar Aguad rondó los 35 puntos –terminó a 4 de Schiaretti-, con lo cual si Mestre y Negri sumaran, juntos, 30 puntos no estarían tan lejos de aquella performance.

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