Elisa Carrió retorna al ruedo electoral. Después de algunas semanas de silencio autoimpuesto, hábito que suele respetar a rajatabla cada Semana Santa, la líder de la Coalición Cívica arrancará la semana próxima una gira por el interior del país, con el objetivo de respaldar a los candidatos de Cambiemos en las eleccionesprovinciales por venir.
El roadshow que protagonizará Carrió tendrá como invitado
especial, en algunos de sus tramos, a Mario Quintana, el exvicejefe de Gabinete
de Mauricio Macri. Aunque no ocupa un despacho en la Casa Rosada, Quintana
mantiene incólume su fidelidad al Presidente y quiere trabajar, desde el llano
proselitista, por el triunfo de Cambiemos en octubre. A Carrió lo une no solo
este objetivo, sino una amistad que excede lo político; la pasión compartida
por la filosofía y el estudio de las religiones los encuentran a menudo en
largas conversaciones en la chacra de Carrió, en Capilla del Señor.
Ayer, tal vez a modo de antesala de su "regreso",
difundió por las redes sociales un spot en el que admite que Cambiemos está
pagando "enormes costos", que atribuye a "todo lo que nos
robaron" y advierte que "no hay otra salida". El mensaje termina
con una alusión obvia al kirchnerismo: "No vuelvan al faraón. No crean que
el pasado fue mejor, porque el pasado es la esclavitud y la mentira".
La primera escala de la gira de Carrió será Santa Fe, un
distrito estratégico en términos electorales. Allí, buscará apuntalar la
campaña del candidato a gobernador de Cambiemos, José Corral, con vistas a las
PASO del 28 de abril. Las elecciones generales serán en junio. No será una
contienda sencilla: allí el socialismo pretende un cuarto mandato consecutivo,
esta vez de la mano del exgobernador Antonio Bonfatti. El peronismo presentará
dos candidatos a dirimir en las primarias, Omar Perotti y María Eugenia Bielsa.
Después de Santa Fe, Carrió partirá rauda hacia Córdoba para
apoyar a su amigo y candidato a gobernador, el radical Mario Negri. Tras la
ruptura de Cambiemos en la provincia, Negri tiene un doble desafío: enfrentar
al gobernador, el peronista Juan Schiaretti, quien busca su reelección, y
derrotar a su rival interno, el también candidato a gobernador Ramón Mestre.
Carrió apostará fuerte por Negri, no solo por la amistad que los une, sino,
sobre todo, porque entrevé que detrás de la candidatura de Mestre están Coti
Nosiglia, operador radical y archirrival de Carrió, y el ala más crítica de la
UCR hacia la gestión de Macri.
La gira tendrá como tercera escala Entre Ríos, donde el
candidato de Cambiemos, Atilio Benedetti, deberá remontar la enorme diferencia
de votos que le sacó en las primarias del último domingo el actual gobernador y
candidato a ser reelegido, el peronista Gustavo Bordet. Las elecciones
generales serán el 9 de junio.
Carrió no solo recorrerá las provincias con el propósito de
reforzar las campañas de los candidatos locales de Cambiemos. Su mandato
principal es apuntalar a Macri y su reelección en octubre; su obsesión es
impedir el avance del kirchnerismo y, con él, el peligro del retorno al poder
del "fascismo de izquierda", como suele advertir. Consciente de que
el Presidente atraviesa un momento crítico, de que su imagen cayó en las encuestas
y de que la economía se empecina en dar malas noticias, Carrió ya anticipó al
equipo de campaña, que comanda Marcos Peña, que se cargará la campaña al hombro
en defensa del Presidente.
En esa línea, difícilmente se le escuchen a Carrió críticas
sobre la marcha de la gestión, que las tiene. "En momentos de debilidad
nunca hay que pegar a alguien que está en el suelo", alecciona a los
suyos. Un reproche tácito al radicalismo, algunos de cuyos principales
referentes alzaron en las últimas semanas su voz para cuestionar el rumbo
económico del Gobierno y otros, todavía más críticos, que impulsan la ruptura
del partido con Cambiemos.
Lejos de aquellas declaraciones altisonantes y explosivas de
fines del año pasado que sacudieron al Gobierno -"perdí la confianza en el
Presidente", llegó a decir-, la actitud de Carrió dará un giro en esta
campaña en estricta defensa de Cambiemos. En público marcará sus desacuerdos
con sutileza. Por caso, cuando estalló el escándalo sobre una presunta red de
espionaje paralelo a jueces y fiscales, Carrió no embistió esta vez, como sí lo
había hecho en el pasado contra Silvia Majdalani, la número dos de la AFI.
Optó, en cambio, por presentar en el Congreso un proyecto de ley de
reestructuración de toda el área de inteligencia del Estado.
Otro ejemplo es el proyecto de ley de góndolas. A diferencia del radicalismo, que reclamó en voz alta medidas que atemperen los efectos de la recesión y la inflación en la economía real, Carrió presentó esa iniciativa con el objetivo de regular la competencia y evitar abusos de posición dominante en supermercados y empresas. La semana pasada Nicolás Massot, jefe del bloque Pro en Diputados, recibió al referente de la CTEP, Juan Grabois, cercano al kirchnerismo, para consensuar un proyecto común. La iniciativa podría comenzar a discutirse en comisión la semana próxima.