La alquimia propuesta por el jefe radical, que consiste en fusionar a Cambiemos con el PJ alternativo para tratar de frenar a Cristina, va camino de esfumarse antes de nacer. Pero la jugada de Alfredo Cornejo no resulta ingenua: hay que leerla como un triple mensaje.

Hacia afuera de Cambiemos, para darle a la UCR una cuota de iniciativa de la que hace rato carece.

Hacia dentro de Cambiemos, para presionar a Mauricio Macri para que se abra al debate electoral.

Hacia la interna radical, para poder aplicar un“operativo contención” de los sectores más díscolos en la Convención Nacional que debe revalidar -o no- la alianza con el PRO y la Coalición Cívica.

La gravedad de la crisis económica, sumada al deterioro de la imagen del Presidente y del destrato que buena parte de la dirigencia partidaria le endilga a la Casa Rosada será el caldo de cultivo de la sesión de ese organismo, que Cornejo planea convocar para el lunes 27 de mayo, en lugar a designar (Vicente López, La Plata o alguna ciudad entrerriana).

Cornejo comparte esas broncas, que el macrismo alimentó planteando una interna para elegir su sucesor en el gobierno de Mendoza. Pero no cree oportuno romper. En cambio, presiona con la idea de ampliar Cambiemos, pese a que el Presidente y Roberto Lavagna -el candidato al que se aferran los rebeldes- ya la vetaron.

Cuentan en Mendoza que Cornejo le recriminará a Lavagna esa negativa y que le pedirá ahora a Macri dos gestos dramáticos: que delegue la candidatura presidencial en María Eugenia Vidal o Rodríguez Larreta y que le deje la candidatura a vicepresidente de Cambiemos a la UCR.