Aunque se mostró cauto a la hora de los festejos y prefirió posponer una definición nacional del frente que lidera en Entre Ríos, el reelegido gobernador Gustavo Bordet intercambió ayer gestos con el candidato a presidente del kirchnerismo, Alberto Fernández.

"Felicitaciones @bordet por tu merecidísimo triunfo. El pueblo de Entre Ríos renovó su esperanza. Vamos Argentina", fueron las palabras elogiosas que le dedicó el exjefe de Gabinete a Bordet, que anteayer consiguió el 57 por ciento de los votos y superó por 22 puntos al radical Atilio Benedetti.

"Gracias @alferdez! El contundente respaldo de los entrerrianos significa que otro modelo de país es posible. El de la inclusión, la producción y el trabajo. Nuestro aporte será a la construcción de un proyecto que les devuelva la esperanza a los argentinos", respondió Bordet, que preside el PJ provincial y recién este año conformó un frente con Unidad Ciudadana.

La derrota de Cambiemos también tuvo su capítulo en la capital. El intendente radical Sergio Varisco, procesado en una causa de narcotráfico, fue derrotado por el vicegobernador justicialista, Adán Bahl.

Silencio y maldición

Varisco había anunciado que una vez cerrados los comicios esperaría los resultados en la sede provincial de la UCR. No solo no fue, sino que además guardó silencio hasta entrada la tarde de ayer, cuando en Facebook, sin aludir al resultado y sin mencionar a quien será su sucesor, puso de relieve los seis meses que quedan de su gestión. El texto cerró con un agradecimiento a sus familiares, voluntarios y militantes.

Paraná se ha convertido en una maldición para los intendentes que quieren buscar su reelección desde la habilitación constitucional de 2008. Los jefes comunales, como los gobernadores, tienen la posibilidad de acceder a un segundo mandato consecutivo y luego quedan impedidos de volver a ocupar el cargo de por vida. Varisco es el tercero que fracasa en esa empresa, luego de las derrotas de los peronistas José Carlos Halle y Blanca Osuna en 2011 y 2015.