La Cámpora terminó siendo protagonista de la elección
bonaerense y ocupando también lugares de privilegio en varias provincias.
Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” De Pedro, sentados en el Instituto Patria,
fueron el filtro definitivo de las listas. Máximo ocupará el quinto lugar en la
lista de Diputados por la Provincia y cinco camporistas están en los primeros
diez lugares de la lista.
La camporista Luana Volnovich, muy cercana al hijo de la ex
Presidenta, quedó segunda. Y, sobre el filo de la medianoche, Máximo reveló que
Andrés Larroque irá en séptimo lugar y De Pedro estará en el noveno.
Todos ellos ejecutaron la hoja de ruta que bajó Cristina.
Alberto Fernández, el candidato presidencial, apenas pudo intervenir en algunos
entuertos: incidió en el acuerdo porteño, cinceló la aventura de Matías
Lammens, la diputación de “Pino” Solanas y de Victoria Donda (irá cuarta en la
lista). La butaca más apetecible fue a Mariano Recalde en el Senado.
Esa “concesión” respondió a una lógica híper K: enfocarse en
las butacas del Senado, por lo que además de Recalde, Cristina pulseó en todas
las provincias para meter a sus dirigentes preferidos. Oscar Parrilli, edecán
cristinista, competirá por Neuquén en desmedro de Darío Martínez, un diputado
camporista que se instaló como figura joven. Martín Doñate, diputado nacional
de La Cámpora, encabezará por Rio Negro seguido de Silvia Larraburu -que está
en el bloque K- mientras que Matías Rodríguez, otro diputado camporista,
encabeza Tierra del Fuego. Martín Soria, ex candidato a gobernador, tuvo que
bajar a diputado y Rosana Bertone, que perdió la gobernación, quería ir al
Senado pero le cedieron una banca en la cámara baja.
Alberto F. era mirado por los gobernadores y los intendentes
como un posible garante y contrapeso que limite la “voracidad” K en el cierre
de listas. El dibujo final no parecía que lo haya logrado de manera
sustanciosa.“Alberto está como Néstor en el 2003: tiene que aceptar lo que
sea”, apunta un dirigente que lo rodea y defiende que no haya tenido más
protagonismo. En el planeta K, la defensa de la centralidad K -que comparte
algún gobernador- es que “los votos son de Cristina” y los lugares entrables
los aporta ese caudal de votos.
El argumento anexo, nota al pie, es que al peronismo le
corresponden lugares “expectantes” porque es una especie de premio para que se
esfuercen para que entren sus dirigentes.
El planteo más común en el mundo PJ es que La Cámpora volvió
a ser lo que nunca dejó de ser: un sistema cerrado que prioriza a los propios
incluso por encima de la competitividad del espacio. “Es con todos, con todos
ellos”, chicaneó, molesto, un peronista que siguió de cerca el cierre de listas
para graficar el regreso de un fantasma: la pelea entre La Cámpora y el
peronismo por el reparto de espacios.
La lapicera, el final, estuvo alojada en el Patria aunque el
trámite final pueda ser en las oficinas de la calle Matheu adonde fue incesante
el desfile de dirigentes para pedir número y nombre para participar de las
primarias. El viernes a la tarde, según el registro de los apoderados, había
más de 500 presentaciones para participar de las PASO del Frente de Todos.
Una explicación: salvo Consenso Federal, bastante
desdibujado y poco atractivo para el peronismo, no había otras ventanillas
donde el PJ pueda ir a anotar sus candidatos.
El embudo, esta vez, fue más chico y brutal que años
anteriores cuando existía la oferta de Massa. Salvo excepciones, casi no hubo
lista nacional donde La Cámpora una figura propia, pura, en los lugares más
visibles y salibles: Mendoza (Marisa Uceda) y en Tucumán (Mabel Carrizo).
Hubo batallas durísimas. En Entre Ríos, Gustavo Bordet
forcejeó y en Chaco, Domingo Peppo amagaba con una PASO. En Salta, Javier David
y Sergio “Oso” Leavy se prometían una primaria por el Senado que resolvería,
también, la candidatura a gobernador del peronismo salteño.
Hay, claro, gobernadores en las boletas: Lucía Corpacci, que no reelegirá -y deja el lugar para Raúl Jalil- irá de candidata a primera diputada y Sergio Casas, en La Rioja, encabezará la boleta del Frente de Todos: ahí también se vota el 27 de octubre