La directora Ejecutiva de AFoA, Claudia Peirano, precisó que
en la actualidad hay 1,3 millones de hectáreas plantadas en el país y es clave
sumar 700.000 hectáreas más. El futuro de un negocio con mucho potencial en
biomateriales y bioenergía.
Las principales zonas productoras de madera en la Argentina
están en la Mesopotamia, el Delta y el norte de la Patagonia.
Y una vez más, el mundo demanda y necesita lo que Argentina
tiene o puede producir. En este caso no es carne, soja, maíz, trigo o vinos. Lo
que buscan son maderas producidas a partir de árboles plantados y manejados de
manera sustentable.
Argentina cuentan con alrededor de 54 millones de hectáreas
de bosques nativos y 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales. Sin
embargo, el 95% de la industria forestal nacional se abastece de plantaciones,
no de bosques nativos.
Durante los últimos 20 años se plantaron unas 700.000
hectáreas de las 1,3 millones actuales. Vale recordar que desde 1999 la Ley
25.080 promueve las Inversiones para Bosques Cultivados con aportes no
reintegrables y beneficios fiscales. En enero de 2019 se aprobó una prórroga
por diez años más de esta ley clave para el sector.
“El crecimiento de la superficie plantada ha sido más lento
del que nos hubiera gustado, pero se ha crecido de manera ordenada y
sustentable”, le contó a Clarín Rural la directora Ejecutiva de la Asociación
Forestal Argentina (AFoA), Claudia Peirano, quien también es coordinadora
técnica de la Mesa de Competitividad Foresto-Industrial.
El desafío es poder alcanzar las 2 millones de hectáreas
plantadas para 2030. “Hoy se consumen alrededor de 30.000 hectáreas por año y
se plantan 40.000, o sea que estamos en un crecimiento de unas 10.000 hectáreas
por año, pero la idea es llevar esa cifra a 100.000 lo que va a hacer crecer el
patrimonio forestal a 2 millones de hectáreas para 2030”, explicó Peirano.
Al poner bajo la lupa cómo funciona el negocio en Argentina
respecto de los principales jugadores mundiales, Peirano hizo una
diferenciación: “En Argentina no se corta un solo árbol de bosque nativo para
hacer papel, eso sucede en Finlandia o Suecia, acá no”. Además, reconoció que
todas las plantas están con procesos de certificación. “Argentina está haciendo
bien los deberes”, apuntó.
El 80% de las plantaciones forestales de Argentina se
encuentran en la Mesopotamia y el Delta. En Misiones y norte de Corrientes la
principal especie es el pino; centro y sur de Corrientes y Entre Ríos, es el
eucalipto; y en el Delta son salicáceas. La otra zona, el 20% restante de la
superficie, está en una cuenca menor que es Patagonia norte.
Para graficar el cambio del perfil de Argentina en el
mercado maderero mundial, hasta 1990 las exportaciones de Argentina eran 90%
madera en rollo y el 10% madera industrializada. Ya en 2018 el 95% es madera industrializada
y sólo 5% en rollo.
En 2011 las exportaciones habían alcanzado los 1.000 millones de dólares, pero ahora bajaron 550 millones de dólares. Se trata de un negocio de alrededor del 2% de PIB, unos 13.000 millones de dólares con 98.000 empleos directos y 7.000 pymes involucradas en la transformación de la madera.
Silvopastoril: carne “carbono neutro”
¿Cómo podría crecer la superficie forestada en Argentina? O mejor dicho, ¿Dónde y cómo? Una de las opciones es usar tierras con potencial forestal pero actualmente destinadas a ganadería.
“Un estudio del INTA habla de 26 millones de hectáreas con
aptitud forestal, que es una locura, pensemos que para 2030 proyectamos 700.000
hectáreas más de las que tenemos ahora, entonces, si tomamos sólo Corrientes,
que tiene 8 millones de hectáreas de pastizales en ganadería, si sólo se
pudieran poner en forestación 350.000 ya sería un gran aporte y no afectaría la
sustentabilidad”, explicó Peirano.
Respecto de un uso silvopastoril de la superficie, Peirano
se entusiasmó pensando en productores ganaderos que quieran diversificar su
producción o productores forestales que quieran tener un negocio que le de
“cash” mientras “crecen los árboles”, algo que tarda décadas. Pero además,
reduce los riesgos de incendio.
“Los árboles permiten tener mejores pasturas y colaboran con el bienestar animal generando, en algunos ambientes, niveles de ganancia y conversión muy superiores en modelos silvopastoriles que en pasturas naturales”, indicó Peirano.
Entre los aportes forestales a la sustentabilidad en modelos
silvopastoriles, se destaca la posibilidad de producir carne carbono-neutro.
“Una hectárea de eucaliptos en manejo silvopastoril absorbe los gases efecto
invernadero de alrededor de 10 vacunos, lo que demuestra que es totalmente
posible hacer ese manejo y diferenciar tu carne en un mercado mundial en el que
la huella de carbono y el cambio climático están siendo puestos bajo la lupa”.
Brasil ya está implementando estas certificaciones.
Un negocio que se mide en décadas
Afrontar una inversión forestal con “cabeza” de agricultor
extensivo no sirve. Mientras los principales cultivos tienen ciclos de seis
meses, la ganadería vacuna de 3 años, el negocio forestal se mide en décadas.
“En pino, por ejemplo, que Argentina tiene los niveles de
crecimiento más altos del mundo por condiciones agroecológicas, manejo y
genética, un pino puede cumplir su ciclo entre 16 y 18 años mientras que en
Suecia o Canadá son 70-80 años”, contó Peirano. Y sumó otro ejemplo: “En
eucaliptos no tenemos la mejor tasa de crecimiento del mundo pero estamos entre
las mejores, y ronda los 12 a 14 años”.
Nanotecnología de los árboles
Al igual que en agricultura y ganadería, también en se ha
empezado a hablar de una “forestación de precisión”. “Es increíble lo que se ha
modificado la gestión de los bosques con el uso de GPS, big data y
automatización en los procesos de cosecha con máquinas que cortan, desrraman y
trozan según la necesidad del cliente”, contó Peirano. Y agregó: “Esto ya está
sucediendo en nuestro país, no hablamos de Alemania o Finlandia, tenemos una
gestión de primer nivel mundial”.
Es una actividad en la que los drones se están usando para una rápida detección de incendios, cuando se ve una columna de humo a lo lejos en medio del bosque. Además, todas las tecnologías permiten certificar y dar trazabilidad a la producción de madera, una exigencia de los mercados internacionales cada vez más firme.
En un negocio de tan mediano-largo plazo, en el que sólo un 30% o el 40% de lo que se plantó se convertirá en una tabla de madera, es importante pensar en los subproductos.
“El futuro es muy distinto de lo que vemos ahora, hay toda
una línea de desarrollo vinculada a ver las industrias forestales como
biorefinerías, pensando en el uso de la celulosa y la lignina para producir
materiales de alto valor, es un mundo absolutamente impresionante”, explicó
Peirano. Los nanocristales de celulosa podrían utilizarse para crear una nueva
clase de biomateriales que pueden tener la rigidez del acero pero ser
flexibles.
Las aplicaciones de biomateriales hechos a partir de cristales de celulosa podrían incluir telas, vendajes y bolsas biodegradables de plástico, pantallas transparentes y flexibles para dispositivos electrónicos, filtros especiales para la purificación del agua, nuevos tipos de sensores, y memorias de computadoras. También se piensa para la biomedicina.
Pero además, es una fuente abundante, renovable y
relativamente barata ya que se produce como residuo en la industria papelera.
Esto coloca al sector forestal como una de las actividades más importantes en lo que se conoce como bioeconomía. “Entonces, cualquier política a nivel país o mundial que quiera configurar sistemas más sustentables, reduciendo el cambio climático, debe tener a la forestación como estrella”, opinó la directora de AfoA.
Logística, clave
En el negocio maderero, la logística es esencial. “Argentina
hoy usa más el camión -dijo el presidente de AFoA, Osvaldo Vassallo-, pero el
mejor sistema de transporte, el más rápido, es el de los bitrenes”. Claro,
mientras que el camión carga entre 30-35 toneladas como máximo, el bitren llega
a las 50-57 toneladas, con lo cual baja mucho el costo del transporte por
tonelada.
“Usando este sistema tendríamos un 56% menos de deterioro de infraestructura, entre un 40% y un 70% de ahorro en combustible por tonelada transportada, y hasta un 76% de mayor carga”, resumió Vassallo. Sin embargo, advirtió que todavía no está reglamentado el uso de bitrenes en el país.
Otro transporte que no se aprovecha como debería es el tren.
Vassallo se mostró optimista por el “retrochaje del tren Urquiza” porque “el
tren carga entre 25.000 y 30.000 toneladas”.
Potencial mundial
Días atrás, se realizó en Corrientes el Seminario “Madera
Argentina para el Mundo”, donde los principales jugadores del negocio local,
pero también referentes del mundo, discutieron claves y posibilidades para
exportar más madera a los principales destinos del mundo.
Los principales jugadores del negocio forestal son los
países escandinavos, Finlandia y Suecia, también Canadá, Estados Unidos,
Alemania, y en menor medida Rusia. “Todos ellos son proveedores de madera y
tienen las mejores tecnologías, pero su producción está basada en la
explotación de bosques naturales, no en plantaciones”, expuso Peirano.
Esta situación deja con ventaja a Argentina, Latinoamérica en general y los que puedan desarrollar el negocio forestal porque “los bosques nativos ya no se ven sólo como fuente de madera, hoy se los valora como fuente de biodiversidad, conservación de agua, suelos, etc”. Por otro lado, según la directora ejecutiva de AFoA, los costos son mayores para la extracción en bosques nativos que en plantaciones.
La WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) estimó que dado el
crecimiento poblacional de acá a 2050 se deberían estar plantando 7 millones de
hectáreas de árboles solamente para evitar que se sigan sacando maderas de
bosques nativos.
“En ese camino Brasil hoy tiene 8 millones de hectáreas de plantaciones, Chile 2,5 millones, Argentina 1,3 y Uruguay 1 millón, ¿Cuál es la diferencia entre estos países? Que este crecimiento estuvo ligado a fuertes inversiones en la industrialización en todos salvo en Argentina”, contó Peirano. Y enumeró: “La ola de inversiones que que pasó por Latinoamérica puso 25.000 millones de dólares en Brasil, 10.000 millones de dólares en Chile, 6.000 en Uruguay y cero en Argentina, si cero”.
Así y todo, Argentina ha avanzado. Hoy se produce más madera de la que se industrializa. El precio de la madera está bajo en el mercado interno debido a que por el contexto macroeconómico se redujo la demanda, y el mercado externo es seductor, pero la recuperación es lenta porque Argentina estuvo afuera mucho tiempo. “Si bien se están anunciando algunas inversiones no son de las que vayan a mover la aguja”, dijo Peirano.
Al repasar algunos conceptos que se discutieron en el
seminario, Peirano destacó la voz de Gregorio Aznarez, gerente Regional de
China National Forest Products (CFPC), que pertenece al gobierno y es la
principal importadora de madera china. “Hoy China importa 100 millones de
toneladas por año pero estiman los próximos años crecer a 700 millones”, dijo
Peirano. Y agregó: “Ellos necesitan desarrollar mercados, en Argentina el
principio importaron madera en rollo y ahora están empezando a comprar madera
aserrada seca”.
“La idea es generar contratos de compra de 5 años, ellos
vienen con financiamiento y con el conocimiento de lo que pide el mercado
chino, cómo se tiene que medir, cortar y presentar el material, por eso se abre
una perspectiva interesantísima, sin embargo, hay mucho por trabajar porque hoy
no tenemos escala para proveerles de madera aserrada seca”, dijo Peirano.
También estuvo Fernando Correa, de la consultora internacional especialista en temas forestales PÖYRY Consulting. Correa repasó las oportunidades que se abren para Argentina en distintos negocios. Uno es el de papeles, porque si bien ha bajado el uso de papel editorial, para diarios, revistas y resmas, ha crecido más el de tisú y embalajes, este último traccionado por el comercio on line.
“Ahí Argentina tiene un potencial espectacular porque el papel marrón de embalar necesita pino, que es una fibra larga, y donde tenemos excedentes, así que es una posibilidad importante”, contó Peirano a Clarín Rural.
El otro mercado que tiene un crecimiento importante es el de madera para construcción. Por ejemplo, todo lo que se ha generado a partir de las nuevas tecnologías y sistemas constructivos como CLT (Cross Laminated Timber) que son paneles de tablas cruzadas pegadas y prensadas que “permiten hacer edificios de hasta 18 pisos en madera”. Argentina ahí tiene un enorme potencial, puesto que el CLT se hace, entre otras fuentes, con pino.
“Si la industria del cemento fuera un país sería el tercer
emisor de gases efecto invernadero al ambiente, detrás de Estados Unidos y
China, por eso, este sistema constructivo está siendo muy adoptado en Europa y
cualquier política que busque reducir la huella de carbono y reducir los gases
efecto invernadero tienen una llave en este sistema”, contó Peirano.
Entre los disertantes estuvo Heta Pyhälahti, Consejera Comercial de la Embajada de Finlandia en Buenos Aires, quien contó que el 80% de las viviendas en Finlandia son en madera.
El otro tema en el que es importante, incluso en el mercado interno, es en la energía, todo lo que sea el uso de pellets para reemplazar GLP, fuel oil tienen alto potencial de crecimiento.
Por todo, Argentina tiene un gran potencial. Hay metas. Hay un camino para recorrer.