| Entre Ríos EN LOS MEDIOS NACIONALES |
Domingo 11 de agosto de 2019
Qué regiones sufren más la recesión y dónde hay señales positivas (referencia a Entre Ríos)
Trigo

Hay coincidencia entre los economistas respecto de que lo peor de la recesión empieza a quedar atrás. Los datos del segundo trimestre muestran un punto de inflexión en las tendencias recesivas en la zona pampeana, en Cuyo y en la Patagonia. Pero el fenómeno no se advierte todavía en el noroeste (NOA) y en el noreste (NEA), donde las exportaciones pesan menos y, por lo tanto, están más impactadas por la contracción del mercado interno y las restricciones fiscales.

Un trabajo del economista del Ieral, Jorge Day, toma por ejemplo la evolución de despachos de cemento variable que refleja una gran disparidad por provincia entre abril y junio. Este indicador registra subas cercanas o superiores al 20% en San Juan, Buenos Aires, Corrientes, Chubut y Entre Ríos y caídas iguales o superiores al 50% en La Rioja, Catamarca, Formosa, La Pampa y Misiones.

Si se considera la dinámica de poder de compra de las exportaciones y su ponderación en el producto bruto geográfico (PBG) provincial, hay crecimientos de 5% interanual (datos de marzo/abril) en Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero, San Luis, La Pampa, Santa Fe, San Juan y Santa Cruz.

Mariano de Miguel, economista asesor de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), señala que las economías regionales presentan asimetrías que incluyen problemas generales (costo tributario y laboral, infraestructura, tipo de cambio) y problemas específicos. Coincide en que las exportaciones juegan un papel importante porque las otras potenciales locomotoras de crecimiento están planchadas: "La inversión está atada a la reacción de la economía, el gasto público está muy restringido y el consumo privado frenado. De todos modos, no hay que perder de vista que las exportaciones argentinas no representan una porción importante de la demanda global y que el contexto internacional está muy volátil".

El economista mendocino Sebastián Laza resalta que la mejora del tipo de cambio real es importante y tracciona a las economías más abiertas comercialmente, como las del centro y de la Patagonia y algunos "bolsones puntuales" en otras provincias. Menciona, por ejemplo, las exportaciones mendocinas de vinos, ajos y fruta industrializada y las mineras de San Juan. "En el caso de las ciudades de fronteras también hay una mejora en los servicios, el turismo externo empuja", indica.

Es obvio que una menor actividad repercute en la creación de empleo privado. En general, las provincias con peor desempeño productivo son las que más puestos perdieron. Salvo Salta y Jujuy, esa tendencia domina el norte; otra jurisdicción con mal desempeño fue Tierra del Fuego. En cambio, provincias como Neuquén y varias de las grandes (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe) son las menos afectadas por la recesión. Hubo menor actividad y cayó el empleo, pero en menor medida que en el resto de las provincias.

Al cierre del primer trimestre la radiografía muestra a la industria, la construcción y el comercio como los sectores más golpeados en términos laborales. Por ejemplo, en el Gran Córdoba en el segundo trimestre del año hay caídas interanuales en todas las actividades, una situación que no se daba desde fines de 2002.

Day insiste en que el norte del país está más afectado, porque son economías más dependientes de fondos nacionales y sus exportaciones tienen menor peso en comparación con producciones localizadas en el centro del país o en la Patagonia.

Las ventas cayeron en todo tipo de comercio y, con mayor intensidad, en los que ofrecen bienes de consumo postergable y en aquellos cuyas ventas requieren financiamiento. Los autos son el ejemplo típico. Tanto en supermercados como en autos, la caída de las operaciones es más profunda en el norte, dato compatible con la abrupta baja del poder de compra de los salarios.

Hay un factor más que pesa en el norte: los sueldos públicos tienen en esas provincias más alcance sobre el total de los ocupados y los gobiernos tuvieron menos margen para subirlos. Además, los ingresos "no salariales" (como el de los exportadores) que mejoraron son relativamente bajos en el norte.

Al analizar el impacto de las exportaciones, De Miguel apunta que las asimetrías entre el Mercosur y la Unión Europea se replican "hacia adentro" del país y ese es un limitante para el despegue. "Hay que pensar políticas para los próximos tres lustros; en el corto plazo está bien aprovechar el apalancamiento de estas operaciones, pero hay que ser cautelosos en las expectativas porque queda mucho por hacer y porque el contexto mundial no es el de 2003 o el de 2011, cuando era más favorable", grafica.

En "Meta", un trabajo del economista Martín Rapetti, se dice que el crecimiento económico conlleva un aumento de la demanda de importaciones por lo que es clave determinar a qué ritmo deberían crecer y de dónde provendrán los dólares para financiarlas. Se simula un escenario para el período de 2020 a 2023, en el que el PBI se expande a 3% anual (una tasa "moderada" pero alta comparada con la de 1,8% promedio de los últimos 45 años). Para sostenerlo se requerirían unos US$25.000 millones adicionales de exportaciones (la estimación considera como punto de partida que este año se alcanzarían los US$84.000 millones).

"Con este monto adicional de exportaciones, la economía podría crecer sin necesidad de financiamiento externo más que para solventar el pago neto de utilidades de la inversión extranjera y los intereses de la deuda externa. Esta performance de las exportaciones permitiría un déficit de cuenta corriente anual promedio cercano al 2% del PBI para 2020-2023", sintetiza Rapetti.

Por la conformación de la canasta de exportaciones, las regiones pampeana y patagónica son las mejores perfiladas. Si los complejos exportadores lograran mantener las porciones del mercado mundial que tienen actualmente, el solo crecimiento del comercio internacional permitiría que las exportaciones crezcan U$S12.000 millones para 2023, la mitad de lo que se estima necesario.

Laza enfatiza que dos desafíos claves son seguir bajando impuestos a la producción y resolver el problema de los costos logísticos. Sugiere que, hasta que se terminen las inversiones en los ferrocarriles, esas regiones necesitarían "un tipo de cambio diferencial, para que la mejora en la rentabilidad cambiaria llegue a más sectores".

Para lo que queda del año los consultados no esperan cambios significativos. Si la estabilidad cambiaria se mantuviera, describe Day, podría ayudar a la recuperación de las ventas internas: "Las elecciones podrían activar el motor público, pero en forma limitada, dadas las restricciones presupuestarias de los gobiernos provinciales. Y por el lado externo, el dólar aún caro favorecería las exportaciones, y más con la mayor cosecha en el agro pampeano".

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