Salvo un inesperado y dramático giro que no se avizora en el horizonte electoral, el PJ se encamina a imponerse hoy en siete de los ocho distritos que renuevan su representación en el Senado y se aseguraría el quorum propio, sin tener que recurrir a fuerzas aliadas, en la Cámara alta.
Aunque suene paradójico, a pesar de que se impondría en un solo distrito -la ciudad de Buenos Aires-, Juntos por el Cambio también vería reforzada su actual dotación de 24 legisladores. Si el conglomerado mantuviera su unidad a partir de diciembre, elevaría su bancada a 27 integrantes.
El reflujo peronista, después de cuatro años en la oposición pujando por la condición de primera minoría, se dará de la mano de una fuerte kirchnerización de la Cámara alta. De las 14 bancas que obtendría el Frente de Todos si se repitieran los resultados de las primarias abiertas de agosto, solo una responde a los gobernadores.
Más allá de que las versiones son coincidentes en cuanto a que, una vez en el poder, los dos principales conglomerados peronistas integrarán un interbloque, lo concreto es que el sector que responde a Cristina Kirchner quedaría con una ligera superioridad numérica por sobre el Bloque Justicialista, que preside Carlos Caserio (Córdoba) y que tributa a Alberto Fernández.
Hoy se elegirán 24 senadores, un tercio de la Cámara alta, correspondientes a la Capital Federal, Tierra del Fuego, Neuquén, Santiago del Estero, Entre Ríos, Salta, Río Negro y Chaco.
Empujado por la boleta presidencial del Frente de Todos, el
conglomerado peronista-kirchnerista se prepara para quedarse con las dos bancas
que le corresponden a la mayoría en seis provincias y a quedarse con la de
minoría en los dos distritos restantes.
La influencia de Zamora
Solo le serían adversos los distritos de la Capital Federal y Santiago del Estero. Sin embargo, en esta última provincia se impondría el Frente Cívico, del gobernador Gerardo Zamora, un aliado declarado del peronismo que no olvida que, cuando fue senador, la entonces presidenta Cristina Kirchner lo eligió, en detrimento de un peronista, para que fuera presidente provisional, segundo casillero en la línea sucesoria presidencial.
La lista de candidatos a ingresar al Senado a partir del 10
de diciembre muestra algunos nombres conocidos y otros casos llamativos o
curiosos.
En Chaco, la boleta del Frente de Todos está encabezada por Jorge Capitanich, a pesar de que el actual intendente de Resistencia e hipercristinista fue elegido hace dos semanas gobernador provincial. De esta manera, el exjefe de Gabinete reedita el fenómeno de los candidatos testimoniales.
Otra caso llamativo se dará en Neuquén, donde la lista de Juntos por el Cambio lleva como primer candidato al recientemente fallecido intendente de la capital provincial, Horacio Quiroga. La alianza argumentó falta de tiempo para poder reimprimir las papeletas, por lo que el nombre del dirigente radical estará hoy en el cuarto oscuro.
Esta elección también marcará el final de una era para
varios legisladores que dejaron alguna huella en su paso por el Senado.
Es el caso de Miguel Pichetto, que dejará la Cámara alta después de 18 años (tres mandatos consecutivos) y no lo hará como senador por el PJ, sino como aliado de Mauricio Macri, a quien acompaña hoy en el ticket presidencial oficialista.
Otro oficialista que dejará el Senado es el presidente provisional Federico Pinedo (Capital). Por su parte, en el peronismo concluyen sus mandatos dirigentes emblemáticos, como Pedro Guastavino (Entre Ríos) y el presidente del bloque del Frente para la Victoria (FPV), Marcelo Fuentes (Neuquén). Este último podría volver como funcionario de Cristina Kirchner en caso de que sea elegida vicepresidenta y, por lo tanto, presidenta de la Cámara alta.