El regreso de Miguel Galuccio, la llegada de Jorge Sapag o un tercero aún desconocido, pero avalado por el justicialismo. Estas son por ahora las opciones que se manejan dentro del albertismo para la conducción de la empresa más importante del país: YPF. La petrolera renacionalizada por el kirchnerismo será, prometen en el próximo oficialismo, uno de los focos más importantes de la nueva administración, con una función doble: regular el mercado de los combustibles y liderar “el renacimiento” de Vaca Muerta, según la definición de una muy alta fuente cercana a Alberto Fernández.
El problema ahora es que para muchos dirigentes del “albertismo”, no sería ético que un empresario de una empresa de servicios petroleros vinculada directamente a casi todas las compañías que operan en Vaca Muerta, sea luego director de una de las petroleras que la contrató. Y para Galuccio tampoco es hoy proyecto abandonar su creación privada. Así se lo hizo saber a Cristina Fernández de Kirchner, en un encuentro semisecreto (en Cuba) que mantuvo con la expresidenta y donde la ex jefa de Estado le manifestó que esa dualidad no era problema.
El otro nombre que se analiza es el del exgobernador de Neuquén Jorge Sapag entre diciembre de 2007 y 2015. La propuesta la hizo el actual titular del ejecutivo de la provincia, Omar Gutiérrez, en la visita que éste le hizo a Alberto Fernández el 31 de octubre pasado en las oficinas de la calle México. El encuentro, planteado como una cuestión diplomática, sirvió para hablar de Vaca Muerta. Y para que quedara en claro que la visión del presidente electo es similar a la de Gutiérrez y lejana a la propuesta del contrincante peronista en las elecciones neuquinas, el kirchnerista Ramón Rioseco. Este último había hecho campaña con declaraciones ambiguas sobre las inversiones privadas en Vaca Muerta. Sapag tiene un activo para el “albertismo”. Apoyó abiertamente la reestatización de YPF cuando era gobernador, declarando que “celebramos la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF y que el 25 por ciento de las mismas pase a las provincias y el 26 por ciento a la Nación”, avalando luego todas las acciones que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner hizo con la petrolera ya estatal. Sapag está fuera de la política partidaria electoral del Movimiento Popular Neuqino (MPN) desde hace años, y declaró siempre que su futuro lo buscaría fuera de la política. El día de las elecciones del 27 de octubre dijo que “los gobiernos nacionales tienen que tomar a Vaca Muerta como una política de Estado, respetar las reglas de juego y saber que si hay más inversiones, hay más producción y más se recauda”, coincidiendo casi a coro con lo que se propone en las oficinas de la calle México. El problema de Sapag es político. Desde el kirchnerismo se recuerda que el MPN hizo campaña en las elecciones provinciales, criticando abiertamente a la expresidenta y a su gobierno. Se considera además que la presidencia de YPF es uno de los pocos lugares donde una persona puede lucirse en su administración. “Para qué le vamos a dejar a un opositor, algo que por naturaleza de la historia es nuestro. Fuimos nosotros los que la reestatizamos”, reflexionan cerca de la expresidenta. Ante el panorama, muchos consideran que puede haber un tercero en la lista, nombre que, por ahora, sólo conoce Alberto Fernández.