Juan Stivanello, es ingeniero agrónomo y asesora a productores citrícolas de la zona de Chajarí. A través de su familia, siempre estuvo ligado al campo. En esa zona, se cosecha la fruta manualmente durante casi todo el año. Además, se hacen las tareas de lavado, clasificación y empaque a lo largo de los 12 meses.
En este momento están recolectando mandarinas fundamentalmente y algo de naranjas, limón y pomelo rojo. “El mayor problema que tenemos ahora es el tema del traslado de las cuadrillas de cosechadores”, explica Juan. Los obreros llegan normalmente en colectivos de las empresas tercerizadoras que se contratan para realizar la recolección en las fincas porque no tienen otros medios.
“Hay que poner énfasis en el valor que tiene el agro como actividad insustituible. El productor también quisiera quedarse adentro pero el sector productivo no puede parar. No solo porque se pierde toda la fruta sino porque se generaría desabastecimiento y un gran aumento de precios”, destaca Juan.