CORDOBA.- Este año las provincias vuelven a recortar su participación automática en el total de recaudación nacional. La mayor presión tributaria registrada -en medio de la recesión que atraviesa la Argentina, el peso de los impuestos creció- quedará en manos de la Nación. A eso se le suma el cambio del índice para la Ciudad de Buenos Aires (la coparticipación que recibía la ciudad era del 3,5% y pasó al 2,3%). Esta tendencia se profundizará en 2021 según los lineamientos del proyecto de presupuesto.

En términos políticos, que la coparticipación pierda impacto y, en cambio, crezcan las transferencias discrecionales genera condicionamientos políticos a los gobernadores. Con el kirchnerismo ese esquema ya se vivió: desde la presidencia de Néstor Kirchner al final del segundo mandato de Cristina Kirchner, los recursos coparticipados cayeron de 51% a 42%. En ese modelo, los mandatarios provinciales deben negociar unilateralmente fondos extras.

Un trabajo del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que dirige Nadín Argañaraz, repasa que las estimaciones en el proyecto de presupuesto que trata el Congreso marcan un alza de la presión fiscal. Este año es del 0,4% del PIB respecto de 2019 y en 2021 alcanzará un 1 % del PIB. Así, el año que viene -según el Gobierno- la presión tributaría representaría 24,8% del Producto Interno.

La evolución de la recaudación no será homogénea por tipo de impuesto: este año en conjunto subirían 0,4 puntos porcentuales del PIB interanual. Son claves en la mejora el impuesto País y los cambios en Bienes Personales, sin los cuales la presión efectiva hubiera caído 0,7 puntos porcentuales. En 2021 nuevamente subiría la presión porque la recaudación real crecería más que la recuperación real de la actividad; según la iniciativa de presupuesto se incrementaría el tamaño de la torta a la vez que crecería la porción que se llevan los impuestos.

Para este año la coparticipación alcanzaría los $2.128.431 millones (30,6% superior a la de 2019 lo que implica una caída real); en 2021 el alza sería de 39,4% interanual ($2.967.970 millones), ambas cifras considera el nuevo coeficiente de CABA (la diferencia va al Fondo para el Fortalecimiento Fiscal bonaerense).

Del aumento de la presión tributaria efectiva de este año, 90% queda en la Nación mientras que del crecimiento esperado para el próximo, 8 de cada 10 pesos también serán para la administración central. Si la comparación es 2021 con 2019, del incremento de 1,39 puntos porcentuales del PIB de recaudación total, 1,15 va a la Nación que se terminaría quedando con el 83% del aumento de la presión tributaria del bienio.

Ya en la década del '90 -por las detracciones para Seguridad Social (15% para Anses)- y la inclusión de impuestos no coparticipables o sólo distribuidos en parte, las provincias fueron perdiendo participación. Hasta 2015 se produjo una estabilización, 40% de los impuestos recaudados a nivel nacional se repartían.

Desde entonces, con la devolución gradual de lo retenido para Anses, el aumento del coeficiente para CABA y el pacto fiscal de 2017, creció la participación primaria de provincias básicamente por la restitución parcial del Fondo del Conurbano Bonaerense a Buenos Aires, lo que llevó a que en 2019 el consolidado provincias y CABA fuera el más alto de los últimos 27 años: casi mitad y mitad entre Nación y provincias. Con los cambios introducidos, Iaraf proyecta que las provincias volverán a un valor similar al de 2018.

En el actual período, en el contexto particular de la pandemia, el presidente Alberto Fernández consolidó la asistencia a las provincias a través de las transferencias no automáticas (TNA). En ese segmento, hasta agosto, Buenos Aires hizo la diferencia: su participación en las TNA alcanza 48,1% del total, mientras que en la coparticipación es del 22,4%. La brecha con el resto de los distritos es abismal: el segundo por su porción en la TNA es Córdoba, con 5,7%, seguida de Entre Ríos, 4,7%; Santa Fe, 4,3%, y CABA, 4,2%. Tierra del Fuego recibió apenas 0,5% de ese global, y San Luis, 0,6%.