Natalí Ríos, de 26 años y la ciudad de Paraná, captó el reflejo de la imagen de Maradona entre la luna y las nubes. A partir de ello, escribió un texto Laura Spaccarotella, psicóloga del deporte (UBA), Health Coach; Postgrado en Actividad Física y Salud e Integrante del Capítulo de Salud Mental y deporte de APSA.
Shockeada, conmovida, hoy no solo los argentinos, el mundo entero, mira el cielo por Diego Maradona. Fue único, con mencionar su nombre, sabíamos a quien nos referíamos.
Nos generaste opiniones diversas, pero todo se te perdonaba, “Dios” sabe lo que hace, así y todo, tuviste la humildad de reconocerte falible y humano con una frase que te inmortaliza: “La pelota no se mancha”. Alejaste al futbol como deporte de sus negociados, de tus vicios, de todo lo que no tuviera la pureza de tus primeros años en el potrero de Fiorito.
Nos reflejaste los claroscuros de la vida y la importancia que los entornos en las carreras deportivas y en la misma vida, sean saludables. Por momentos nos enojabas con reacciones inesperadas, por otros nos enorgullecía escucharte decir lo que muchos no se atrevían, nos generabas ternura cuando tantas veces se notaba resurgir al chico de Fiorito que no se lo había acompañado como necesita cualquier chico.
Cómo no llorarte desconsoladamente, estamos duelando parte de nuestra identidad colectiva.
Te fuiste apagando Diego, lenta y progresivamente, por momentos queríamos negarlo, pero parecía que te ibas quedando sin algo por lo cual luchar, y como se escucha decir, lo tuyo era el hambre, esa motivación que te hacía correr de mitad de la cancha y sortearlo todo para meter un gol. Nos regalaste magia pura.
Te voy, te vamos a extrañar Diego, se va una parte nuestra con tu partida. Solo agradecerte por tanto!