En sintonía con el discurso del Gobierno, que atravesó
semanas de alta tensión con el sector agropecuario, los últimos movimientos del
organismo encargado de prevenir y perseguir el lavado de dinero, bajo la
conducción del abogado penalista Carlos Cruz, tuvieron un destinatario común:
el campo.
La mira del organismo antilavado apunta a las grandes
operaciones del campo, alrededor de las cuales la Unidad de Información
Financiera (UIF) promovió querellas penales con delegaciones de distintos
puntos del país, según reconstruyó LA NACION.
En el organismo conducido por Cruz, según dijeron a este
medio, consideran que las grandes empresas agroexportadoras deberían ser
investigadas por retención injustificada de granos en silo, sobrefacturaciones,
subfacturaciones y contrabando.
Antes de iniciar su gestión, Cruz había dicho que la evasión
y el contrabando causan un perjuicio mayor a la sociedad que los delitos de
corrupción. Las querellas de la UIF en casos de corrupción redujeron su
actividad. De hecho, se cerró una causa por lavado de dinero que había sido
iniciada por una denuncia de la propia UIF y este organismo no apeló. Ahora se
pone el acento sobre unas aproximadamente diez cerealeras exportadoras.
Vincetin y Bunge son dos de ellas y ya fueron querelladas por la UIF.
Tanto en las últimas semanas como durante el año pasado
-cuando el organismo intervino en el expediente judicial del caso Vicentin-, el
foco de la UIF se ubicó sobre el corredor Litoral, por donde pasan las
exportaciones argentinas.
La Unidad de Información Financiera pidió constituirse como
querellante en una causa que involucra a directores de la empresa Bunge y al exministro de Agroindustria del macrismo
Luis Miguel Etchevere, para acusarlos por presuntas maniobras de fraude
cometido contra la administración pública, delito de evasión agravada y el
potencial lavado de activos.
La jueza federal María Eugenia Capuchetti, a cargo de ese
expediente junto al fiscal Carlos Stornelli, rechazó dos veces la intervención
de la UIF en la causa, al argumentar que no se investiga el delito de lavado.
La UIF presentó un recurso de reposición y la Cámara de Casación deberá definir
si acepta que el organismo intervenga en la causa o no.
El caso Vicentin
El organismo también es querellante en la causa Vicentin,
donde solicitó no solo ir detrás de las presuntas maniobras de lavado de los
directivos de la empresa, sino que también pidió la inhibición de bienes del
expresidente Mauricio Macri.
Otro de los expedientes en los que ya fue tenida como
querellante la UIF se tramita en Misiones, donde se investiga el contrabando de
cereales y soja con relación a mercaderías que fueron secuestradas mientras
eran transportadas en camiones en algunas localidades limítrofes con Brasil.
Sin embargo, cuando a Cruz le preguntan por la impronta de
su gestión en la UIF, responde que "nadie habla del campo". En este
sentido, afirma: "Gran parte de las exportaciones se encuentran
concentradas en un tradicional núcleo oligopólico de empresas transnacionales
que operan a lo largo del corredor litoral fluvial y terrestre. Ello en un
contexto donde por sobre el trabajo leal de los empresarios interesados en el
crecimiento del país, algunos sectores voraces vienen desarrollando e impulsado
históricamente distintas prácticas para manipular las ventas de productos y la
oportuna liquidación de divisas".
Y agrega: "Estas prácticas, a través artimañas como la
retención injustificada de granos en silo, sobrefacturaciones, subfacturaciones
o el contrabando, presionan sobre el ingreso de divisas, fomentan devaluaciones
de la moneda, acarrean evasión tributaria, inciden sobre los precios de
productos de la canasta básica de alimentos y, también, conforme indica la
experiencia, son utilizadas por políticos inescrupulosos para generar
desabastecimiento, mercado negro e inestabilidad social y política".
La Argentina será evaluada este año por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), para medir el nivel de efectividad de su régimen contra el lavado de activos y la financiación del terrorismo. Se evaluarán la efectividad de las políticas de prevención y el nivel de cumplimiento técnico del sistema antilavado.