CORDOBA.- De la
docena de provincias que, en el inicio del año, renegociaban sus deudas en
dólares sólo quedan cuatro por arreglar; el resto ya cerró acuerdos con los
bonistas. La última fue Entre Ríos, que
alcanzó un 97% de adhesión a la propuesta. De las que siguen en proceso,
Buenos Aires, La Rioja y Chaco están en default (en total son US$7.698
millones), mientras que Tierra del Fuego negocia por US$200 millones a la vez
que cumple con los pagos. Hace un año, el total en discusión era de US$13.225
millones.
Buenos Aires es
la que registra la deuda más grande, US$7.148 millones, que involucra 23
títulos y ya lleva casi un año de negociaciones y una docena de postergaciones
del plazo original para presentar propuestas. A fines de enero los acreedores
emitieron un comunicado en el que indicaron que “la Provincia no siente
urgencia en resolver su default” y calificaron de “inaceptable” esa situación.
No fue la primera
vez que tenedores de bonos provinciales usaban esa vía para presionar. A Entre Ríos, incluso un grupo la demandó
en Nueva York, presentación que ahora se retirará. Horas después del
comunicado contra Buenos Aires hubo una respuesta conjunta de los distritos que
seguían negociando (Chaco, Entre Ríos,
Jujuy, La Rioja y Tierra del Fuego además del distrito bonaerense): rechazaban
“el uso de herramientas de presión de carácter judicial para forzar soluciones
insostenibles, afectando los principios de buena fe que deberían primar en toda
negociación”.
Para Diego
Saravia Tamayo, director de Proficio, los acreedores, en todos los casos en los
que hubo acuerdo, se mostraron dispuestos al diálogo, pero “sin ofrecer quitas
sustantivas en el capital adeudado, pero sí a dar un alivio financiero por la
baja temporal de tasas y el alargamiento de plazos”. En ese marco, las
provincias lograron oxígeno financiero para los “próximos dos o tres años,
tiempo en el que deben instrumentar una política fiscal responsable”.
Desde la
consultora Quantum, el economista Fernando Baer define como “importante” que se
hayan alcanzado reestructuraciones de deuda en el contexto de “restricciones y
tensiones” que la Argentina vive desde el año pasado, en especial, desde
setiembre. “Muestra voluntad de cooperar y despejar horizonte; las
negociaciones fueron dentro de carriles razonables, con mayor o menor presión,
típica de todo proceso como este, pero en general bien encaminadas y buscando
el objetivo común principal”.
Después del acuerdo de Córdoba por US$1685 millones -lo alcanzó cuando faltaban horas para el default-, el ministro Martín Guzmán hizo una crítica indirecta. “De poco sirve anunciar un acuerdo que, tiempo después, no se va a poder cumplir. Eso deja un marco de incertidumbre que afecta a toda la dinámica económica de la región e implica quitarles espacio a los gobiernos, a los sectores públicos, para implementar políticas públicas en pos del desarrollo”, dijo.
Después del cierre de la reestructuración de la deuda nacional, se aceleraron los procesos de reperfilamiento en las provincias, aunque con estrategias heterogéneas. Tamayo Saravia plantea que, en comparación con la dinámica de los bonos nacionales reestructurados, que es “mala”, los acuerdos provinciales “lucen positivos”. “Arrancan, en promedio, con tasas de salidas de alrededor del 5% en el primer año hasta converger en casi 9%, similares a los valores que tenían antes. Son niveles lógicos”, dice.
Córdoba, Mendoza, Salta, Chubut, Neuquén, Río Negro y Entre Ríos son las que lograron acordar y cerrar los procesos; Jujuy debe convalidar el principio de acuerdo logrado con el grupo Ad Hoc de bonistas que tiene la mitad del bono por US$210 millones que se renegoció.