Con una morosidad
que supera el 60% y una ayuda estatal que les resulta insuficiente, se
multiplica el número de los establecimientos destinados al cuidado de niños de
entre 45 días y 3 años que no volverán a abrir
A un año del
comienzo de la cuarentena, los establecimientos educativos siguen pagando las
consecuencias de la pandemia. Pero la situación es todavía más crítica en el
caso de los jardines maternales, el nivel más comprometido.
Pese a que
recibieron la autorización para retomar la presencialidad, a la par del inicio
del ciclo lectivo 2021, solo unos pocos reabrieron. Aunque no existen datos
oficiales, en el sector calculan que en 2020 cerraron de forma definitiva
alrededor de 500 en todo el país y peligra la continuidad de otros 100. Temen
que una nueva cuarentena estricta derive en un cierre masivo.
Apenas arrancó la
cuarentena, muchos padres dieron de baja a sus hijos de los kindergarten. Las
familias que atraviesan una situación económica delicada prescindieron de
inscribir a los niños, de entre 45 días hasta tres años, ya que no es un nivel
de enseñanza obligatorio.
Otras, que pueden
costear el pago de una cuota, consideran que no tiene sentido hacerlo. Cabe
aclarar que no es lo mismo el caso de un niño pequeño y el de un alumno de
primaria o secundaria, que puede perder la escolaridad.
En el peor
momento del aislamiento, la recaudación cayó hasta un 90%. Hoy, se encuentra
aproximadamente un 60% abajo. A la alta morosidad se suma una ayuda estatal que
el sector considera que resulta "insuficiente" y "llegó
tarde".
En un principio,
los maternales quedaron exentos del Programa de Asistencia de Emergencia al
Trabajo y la Producción (ATP). Ante el reclamo que originó reiteradas
movilizaciones, el Gobierno los incorporó al sistema. El ATP estuvo vigente
hasta diciembre y actualmente rige el Repro.
La prioridad es
abonar los salarios de los docentes, pero se les hace difícil solventar otros
costos asociados a la infraestructura que ocupan, como el alquiler y los
servicios, gastos que en la cuarentena no se suspendieron.
"La carga
laboral es muy fuerte y el nivel de endeudamiento se está sintiendo ahora
porque la AFIP les está enviando intimaciones a las empresas que no pagaron las
cargas sociales correspondientes. Las próximas semanas serán clave",
anticipa María Teresa Rosendo, presidenta de la Asociación Coherencia, entidad
que forma parte de la Junta Coordinadora de Asociaciones de la Enseñanza
Privada de la República Argentina (Coordiep).
Los maternales
solo cuentan con una habilitación municipal para su funcionamiento. Al no tener
relación directa con el Ministerio de Educación ni estar bajo órbita estatal,
muchas instituciones reportaron problemas para acceder a los subsidios, con
trabas burocráticas y retrasos en la aprobación de los protocolos.
"En Buenos
Aires, la mayoría logró obtener el ATP y el Repro. En algunos distritos, otros
consiguieron ayudas municipales, pero la situación es dispar, según la
provincia", describe Rosendo.
En los barrios
porteños, cerraron institutos reconocidos con décadas de trayectoria y cientos
de alumnos, como Jardín La Casa Del Bosque, en Caballito, y La Pata Cata, en
San Nicolás. Como ellos, Asociación Coherencia estima que otros 45 bajaron sus
persianas.
Salta es otro de
los distritos más afectados. Apenas quedaron en pie 40 de los 150 que existían
en la ciudad antes de la llegada del coronavirus. Según un relevamiento de la
Junta Nacional de Educación Privado (Junep), le siguen Córdoba (32), Santa Fe
(16), Entre Ríos (8), Mendoza (7) y
Río Negro (5) entre las provincias más afectadas.
"Nos dio
mucho trabajo volver a la presencialidad. Estamos preparados para seguir
adelante con las medidas sanitarias, pero tenemos miedo de volver para atrás.
La demanda está muy planchada porque los padres están expectantes, a ver si
ocurre lo mismo que el año pasado", admite Rosendo.
Desde el punto de
vista educativo, el escenario se agrava si se tiene en cuenta que, la oferta
estatal es baja. Si el cierre de establecimientos privados avanza, ¿el sistema
público está en condiciones de resistir la migración?
En la Argentina,
el nivel inicial es el más privatizado del sistema educativo. Uno de cada tres
niños concurre a una guardería o jardín privado, según datos del Observatorio
Argentinos por la Educación. A medida que aumenta la edad, crece el volumen de
la matrícula estatal.
De acuerdo al
Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento
(Cippec), mientras que el 70% de las escuelas privadas cuentan con salas para
niños de tres años, en el caso de las de gestión estatal la cifra baja al 47%.
En el nivel inferior, la diferencia es incluso mayor: el 35% de las entidades privadas ofrece alguna sala para alumnos de entre 45 días y dos años, mientras que solo el 10% de las públicas tienen espacios para alojarlos.