La incertidumbre sobre el real impacto sanitario de la
segunda ola de coronavirus tiene en vilo a los empresarios del interior del
país, que temen porque la aplicación de medidas restrictivas vuelva a poner en
jaque la actividad económica como ocurrió en 2020.
La preocupación tomó forma en las principales regiones
productivas a través de contactos formales y pedidos expresos a los gobiernos
provinciales para que no se implementen acciones que afecten el trabajo y la
producción. En paralelo, diferentes cámaras empresarias e industriales
exhortaron a los distintos sectores a reforzar los protocolos para evitar
contagios que puedan obligar al cierre de fábricas y establecimientos.
Como dato, exhiben los saldos negativos de 2020 que reflejan
caídas en la actividad superiores al 10% que informó el INDEC. El correlato de
ese impacto -al menos en los números que reflejan las cinco provincias más
grandes- se mide en términos también de desplome en la recaudación de Ingresos
Brutos, que según datos del IARAF, tuvo un registro de pérdida del 6%.
Por lo pronto, una torsión inevitable será la que volverá a
sufrir el rubro gastronómico, si prosperan y se nacionalizan las restricciones
nocturnas horarias como las que ya implementan algunas provincias como Mendoza,
La Rioja y, en menor medida, Santiago del Estero. “El daño es catastrófico.
Cerrar a las 10 o a las 12 de la noche nos deja sin margen de recuperación”,
graficó ante este medio un empresario del sector dueño de una importante cadena
de restaurantes con operaciones en el conurbano bonaerense, Rosario y la ciudad
de Córdoba.
En Santa Fe, en tanto la Federación Industrial difundió ayer
un comunicado en el que no sólo pidió al gobierno de Omar Perotti y, por ende
al de Alberto Fernández, evitar el cierre de la actividad, sino que recordó que
los protocolos sanitarios vigentes “hicieron posible que fuéramos de las
primeras actividades habilitadas, lo que coadyuvó a una rápida recuperación del
sector y del empleo industrial”.
El mismo planteo emanó desde los sectores fabriles de
Córdoba, Entre Ríos, Tierra del
Fuego, Misiones, Tucumán, Salta, San Juan y Río Negro.
Precisamente, ayer la gobernadora de Río Negro, Arabela
Carreras, dijo que la provincia “no puede volver a un esquema de cierre total,
debemos defender la economía”.
En el norte del país, donde la curva de contagios viene
creciendo fuertemente en los últimos días, el sector comercial se mantiene en
alerta ante la posibilidad de que se disponga de manera oficial una
readecuación de los horarios de funcionamiento. Mientras que la actividad
industrial de la zona -en muchos casos considerada esencial- reforzó, a
instancias por caso de la Unión Industrial de Tucumán, los protocolos de
seguridad para esquivar el impacto de una virtual ola de contagios que obligue
a la suspensión de la producción.
Desde Formosa, el presidente de la Federación Económica,
Enrique Zanin, dijo que “ni las grandes empresas ni las Pymes podrían aguantar
una cuarentena como la que se estableció en 2020”.
“No solo las empresas sino también el campo y la industria
no estarían en condiciones de regresar hacia atrás. Sería el caos para el
movimiento comercial, industrial y agroganadero del país”, añadió.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas, Sergio Brezsizki, sostuvo que “la economía misionera no se puede detener por pandemia, porque a la vez van a sufrir mucho las clases bajas y medias debido a que comenzarán los despidos porque serán los asalariados el primer fusible de corte”.
Por último, el titular de la Cámara de Comercio e Industria de Resistencia, Martín Giménez, argumentó que “el sector económico que solventan las Pymes y la propia sociedad no permitirían que el Gobierno plantee la posibilidad de volver a la cuarentena estricta”.