Bajo el concepto de que el Instituto Patria es el emisor de
las ideas centrales del kirchnerismo duro, pasan a segundo plano las reales
funciones para las cuales fue ideado: librar desde allí “la batalla cultural” y
aportar un sustento teórico a los militantes, para así crear cuadros políticos
y generar iniciativas que aporten al proyecto que hoy gobierna el país.
El think tank comandado por la vicepresidenta Cristina
Kirchner aprovechó la pandemia para aceitar la relación con sus sedes
provinciales, que -en un año de renovación de cargos legislativos- harán
aportes formativos a sus partidarios, no solo relacionados a lo político y a lo
territorial, sino también a cuestiones como la instrucción de fiscales y
autoridades de mesa. Pero aunque las instancias de capacitación del Patria ya
están acopladas a dichos asuntos de lo electoral, distintas fuentes que lo
integran aseguran a LA NACION que no habrá ninguna injerencia institucional en
la conformación de las listas o en la campaña, más allá del accionar individual
de sus referentes.
Con una marcada cohesión, el kirchnerismo más fiel habla de
las tensiones con el presidente Alberto Fernández como solo “diferencias en
algunos tiempos y formas”. Prefieren no inmiscuirse en detalles. Es que tienen
en claro que la unidad debe primar por dos motivos: para capitalizar la mayor
cantidad de bancas en la Cámara de Diputados -la que más complica al
oficialismo en el avance de los proyectos, por no contar con mayoría propia-,
pero fundamentalmente para no mirar al Gobierno desde afuera, como en aquel
2016 en que el Instituto Patria germinó.
“En los años electorales hacemos capacitación para la
militancia territorial. No entramos en la formulación de la campaña o en la
conformación de las listas porque eso es propio de los partidos políticos.
Nosotros tenemos vocación académica y de formación”, resume en diálogo con LA
NACION la diputada nacional Claudia Bernazza, quien es la encargada de
coordinar las comisiones temáticas en las que se divide el Instituto para
generar iniciativas.
“También hay que conocer la ley, por eso realizamos
producción de información, para que sea utilizada el día de las elecciones por
las autoridades de mesa y nuestros fiscales”, añade.
Ocho sedes en las
provincias
Debido a la pandemia, en la sede porteña del Patria solo se
realizan ahora escuetas actividades, autorizadas previamente; pero, a pesar de
ello, supieron capitalizar la virtualidad tanto para la apertura de nuevas
bases en las provincias -que se llaman Casa Patria-, como para regionalizar e
incluso engrosar el aforo a los cursos.
Ya son ocho los
edificios inaugurados formalmente en los territorios provinciales: en Paraná,
La Rioja, Rosario, Neuquén, Chubut, Río Negro, Córdoba y Misiones. Todos están
a cargo de funcionarios que le son leales a Cristina Kirchner y siete de ellos
son conducidos por mujeres. Cinco vieron la luz durante la pandemia, cuando se
aceleró el ritmo de inauguraciones, y la idea es extender la red aún más. Los
últimos dos se presentaron en diciembre, en Misiones y Córdoba, a cargo de las
diputadas camporistas Cristina Britez y Gabriela Estévez, respectivamente,
quienes también fueron en su momento jefas de la Anses.
La idea de federalizar el Instituto Patria surgió cuando el
kirchnerismo todavía era oposición. “Lo
llamé a Oscar [Parrilli] y le dije que necesitábamos un salto en términos de
calidad y posibilidades en las provincias, donde la distancia era un
obstáculo”, cuenta a LA NACION la diputada nacional entrerriana Blanca Osuna,
sobre su conversación con el senador, que es el presidente del Instituto Patria
y quien junto a su equipo, según varios consultados por este medio, coordina la
diaria con cada uno de los actores. “Lo va planificando Oscar con una mirada de
Cristina”, indica una fuente.
Finalmente Osuna
-quien considera que fue “clave incorporar la mirada de las localías”- se
transformó en la primera que encabezó una Casa Patria, inaugurada en Paraná, en
abril de 2019. “Le damos un agregado al valor central que pensó Cristina para
el Instituto. Lo distintivo del Patria es que quienes se forman asumen
compromisos políticos más allá del centro de capacitación, no son formaciones
teóricas en el aire”, comenta la diputada.
En el fortalecimiento de esa interconexión entre la base
central y las provincias, durante la pandemia el Instituto Patria sumó en un
nuevo puesto a la diputada nacional Mónica Macha. “Oscar Parrilli me designó
para estar a cargo de las Casa Patria. Surgió la idea porque había una
desarticulación y algunas demandas que quedaban boyando”, explica la dirigente
de Nuevo Encuentro a LA NACION.
“Es un ámbito que permite aglutinar a las organizaciones
políticas peronistas-kirchneristas y personas kirchneristas que no están nucleadas
en organizaciones partidarias”, sintetiza Macha en cuanto al público del
Instituto, que formalmente es una asociación civil con socios benefactores,
activos y contribuyentes. Los primeros aportan lo que pueden; los segundos, un
canon de adhesión por única vez de 2000 pesos y una cuota mensual de 850; y los
últimos, el canon de 2000 pesos y cuotas mensuales de 1600, de acuerdo a lo
informado en el sitio web oficial.
Diputados, la gran
apuesta
La propuesta inicial del Instituto para este año fue el Taller
general de formación para la militancia, que comenzó el 27 de marzo y se
compone de ocho encuentros. Centrado en las elecciones y con un valor de 2000
pesos, incluye cuestiones desde el rol de la militancia en los escenarios
electorales, para pasar por la elaboración de guías y piezas comunicativas,
hasta un eje de “comunicación y redes” donde se dan “estrategias para la
batalla cultural”.
“Hay más de 20 o 30
proyectos de ley del Ejecutivo, y nuestros propios, que aprobamos en el Senado
y que en Diputados todavía no se pueden aprobar porque no tenemos la mayoría”,
dijo Parrilli en la presentación del curso, sobre el que detalló: “Tiene por
objetivo trabajar para ayudar a nuestros candidatos, sean del Patria o no.
Nosotros aportamos a todos los sectores internos del kirchnerismo militancia,
trabajos, debates, discusión de ideas, formación de cuadros y, desde 2019,
aportamos gestión con muchos compañeros del Instituto que hoy forman parte del
gobierno de Alberto Fernández”.
De la comisión directiva, Tristán Bauer -que es el quinto
vocal suplente- asumió como ministro de Cultura cuando el Frente de Todos
volvió al poder. Un poco más tarde, en noviembre del año pasado, el
vicepresidente del Instituto, Jorge Ferraresi, reemplazó a María Eugenia Bielsa
en la cartera de Desarrollo Territorial y Hábitat.
La unidad, antes que
las diferencias
“A esta unidad hay que mantenerla y ampliarla, para que a
partir de diciembre podamos tener las mayorías que hoy nos faltan para
continuar con nuestro modelo”, señaló Parrilli, durante el primer encuentro
virtual.
Dirigiéndose a los suyos, el senador mencionó “visiones a
veces distintas de acciones de gobierno” entre los socios del Frente de Todos,
pero destacó dos cuestiones “claras”: que coinciden en llevar adelante una
política “nacional, popular, plural y democrática” y que deben privilegiar la
unidad. “La vamos a mantener, no tengan dudas. Hasta que duela. A quien más le
dolió fue al macrismo, eso recordémoslo siempre, a nosotros no nos dolió tanto
la unidad, en todo caso nos dio satisfacciones”, deslizó.
Esos conceptos se extrapolan también en otras fuentes
consultadas por LA NACION. “Construimos un frente amplio para ganar las
elecciones, pero gobernar tiene otras complejidades. En algunos temas hay
miradas distintas, pero no hacen mella en la construcción del frente. Hay que
cuidarlo, necesitamos la continuidad del Frente de Todos”, considera una de
ellas.
“Estamos atentos, podemos tener algo que veamos que haya que
corregir, pero estamos acompañando muy activamente al gobierno. Alberto tiene
otro carácter, es una persona más tranquila, hay un perfil más definido por
parte de Cristina”, consigna a LA NACION otra voz del Patria.
Antes que en las legislativas -instancias intermedias que al
kirchnerismo no siempre les fueron fáciles- algunos actores allí se muestran
más preocupados por volver a tomar como propia la agenda de los ciudadanos de a
pie. “Ese vínculo es nuestro”, acotan sobre un rol que ocupó el peronismo y que
intentan reconquistar más allá de las cuestiones sanitarias y, ahora, de la
negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Alberto defendió cosas concretas, como un tipo que se planta. Después viene la batalla y cómo la llevás adelante. Cada cual tiene una percepción fina de ritmos o formas, que no es malo en sí mismo, mientras que lo que tenga que suceder, suceda”, comentan a LA NACION fuentes del Instituto. Esa “batalla” se vincula a la forma en que el Presidente afrontará las “resistencias” y “pulseadas con sectores de poder”, que creen que se darán si toma algunas medidas que esperan de él. Y como lo temporal es clave en toda relación, otro consultado cierra: “Aunque hay un tiempo que en política se acaba, démonos un tiempo. Asumió hace un año, está por verse”.