Hay provincias
donde se aplicó hasta cuatro veces más segundas dosis que en otras, por
cantidad de habitantes. Cuáles encabezan el ranking y cuáles avanzan más lento.
La decisión nacional había sido postergarlas al menos tres meses.
Las segundas
dosis de las vacunas contra el coronavirus se han vuelto un “lujo” en
Argentina. El Consejo Federal de Salud (Cofesa) decidió en marzo postergarlas
al menos tres meses, para inocular a una mayor cantidad de personas con la
primera. Sin embargo, se ha generado una amplia brecha inmunitaria, con
provincias que han aplicado hasta cuatro veces más segundas dosis que otras.
El promedio
nacional de vacunados con ambas dosis es muy bajo: 2,8 por ciento de la
población. El país está partido en mitades iguales, con 12 provincias por
encima de ese promedio y 12 por debajo. En el podio de los que más segundas
dosis recibieron figuran los pampeanos (6,2%), fueguinos (5,7%) y porteños
(5,7%). En el fondo de la tabla aparecen los santiagueños (1,4%), formoseños
(1,8%) y correntinos (1,9%).
Logran ubicarse
por encima del promedio nacional, además, los puntanos (4,9%),tucumanos (4,5%),
riojanos (4,3%), neuquinos (4,1%), cordobeses (3,5%), santacruceños (3,1%),
chaqueños (3,1%), rionegrinos (2,9%) y sanjuaninos (2,8%). Por debajo del
promedio aparecen los catamarqueños (2,6%), chubutenses (2,6%), santafesinos
(2,5%), entrerrianos (2,4%), jujeños
(2,3%), salteños (2,2%), bonaerenses (2,1%), misioneros (2%) y mendocinos
(1,9%).
Según el Monitor
de Vacunación, fueron aplicadas en Argentina 1,4 millón de segundas dosis,
contra 7,7 millones de primeras. Es decir que en todo el territorio nacional
fue vacunado el 25 por ciento de toda la población mayor de 18 años y, de ese
total inmunizado “a medias”, el 18 por ciento pudo completar el esquema. La
mayor brecha sanitaria se da entre La Pampa y Santiago del Estero: los pampeanos
recibieron 4,42 veces más segundas dosis que los santiagueños.
La primera dosis
de las vacunas proporciona un piso de inmunidad que varía según cada marca. La
segunda dosis eleva esa protección y la extiende en el tiempo. Por ejemplo, la
Sputnik V con una dosis (equivalente a la “light”) tiene una efectividad del 79
por ciento y con dos, del 92. Con la de AstraZeneca, la eficacia pasa del 76 al
82,4 por ciento.
Al observar el
panorama internacional, son minoría los países como Argentina. Es decir, con
una proporción tan baja de vacunados con las dos dosis. El primero que decidió
implementar esta política fue Gran Bretaña, al comprobarse que su vacuna de
cabecera, AstraZeneca/Oxford rendía mejor si la segunda dosis se daba a los tres
meses. Sin embargo, allí el 24,7 por ciento de la población ya recibió el
esquema completo.
En la región
latinoamericana hay un 3,5% de colombianos completamente vacunados, un 7,1 por
ciento de brasileños, un 22,3 por ciento de uruguayos y un 37 por ciento de
chilenos. Por debajo de los argentinos se ubican los bolivianos, ecuatorianos y
paraguayos. A nivel mundial, el promedio de inmunizados con segundas dosis es del
3,9 por ciento, según el sitio Our World in Data.
Argentina no sólo
muestra una demora en la aplicación de segundas dosis. Fronteras adentro
aparecen a la vez otros desequilibrios. Un informe de la Fundación Alem, que
toma como referencia a los grupos de riesgo identificados por la Campaña
Nacional de Vacunación, muestra deudas dispares por provincia en cuanto a las primeras
dosis para sus grupos de riesgo.
A Misiones
todavía le queda por vacunar con la primera dosis al 58,7 por ciento de la
población objetivo. La Pampa, que está entre las que más segundas dosis
aplicaron, tiene en cambio una de las mayores deudas con respecto a la primera,
con el 56,2 por ciento de sus habitantes de riesgo en espera.
En el orden de provincias más “deudoras” de
primeras dosis sigue en el orden Entre Ríos, con un haber del 56,3 por ciento. Las mejor posicionadas, en cambio, son
San Luis (le falta el 42,9%), La Rioja (le resta 44,5%), San Juan (44,8% por
delante).
A la provincia de
Buenos Aires aún le queda vacunar con la primera dosis al 48,7 por ciento de su
población de riesgo y a la Ciudad, el 49 por ciento. El promedio nacional
indica que el 51% de las personas identificadas como grupo de riesgo aún no
fueron vacunadas. Esto es, la mitad de los 15,5 millones previstos.
En la última
semana, el promedio diario de vacunados fue de 145.480 personas. A ese ritmo,
si hay stock disponible, se podría llegar a vacunar al menos con una dosis a
los 7.250.000 que restan en un plazo de 50 días. Esto significa que se
finalizaría unos diez días después de comenzado el invierno. Sin embargo, la
cuenta no es lineal porque en medio se seguirán aplicando, también, segundas dosis.
Al comparar la
lógica de vacunación por provincia entre primeras y segundas dosis, casos como
el de San Luis, Neuquén y La Rioja conjugan una proporción equilibrada entre
ambas, mientras que otros distritos como Tucumán, Córdoba y Chaco ostentan
índices más altos de vacunados con segundas dosis y al mismo tiempo las mayores
deudas en primeras dosis.
Según la
resolución del Cofesa con respecto a la postergación de las segundas dosis, los
médicos tienen prioridad: deben quedar exentos de la medida. Con ese precepto,
aquellas provincias con mayor proporción de personal de salud sobre su
población total deberían volcar la balanza en porcentaje de segundas dosis
aplicadas.
Pero al revisar
caso por caso, ese vínculo no siempre encaja, por lo que el interrogante sobre
el criterio utilizado persiste. Sigue siendo llamativo, a la vez, el incesante
aumento de vacunas destinadas al personal de salud. El número previsto por el
Gobierno en diciembre era de 821 mil personas en todo el país.
Si todos hubieran
recibido las dos dosis, habrían insumido 1.642.000 vacunas. Sin embargo, el
Monitor de Vacunación indica que este grupo prioritario ya sobrepasó los 2
millones de dosis aplicadas. El otro grupo que no para de crecer es el
identificado como “Otros”.
Hace poco más de un mes, Clarín había informado que allí había unas 1.400 dosis registradas, mientras que ahora hay más de 10 mil. La explicación oficial, en aquel momento, había sido que “otros” se usaba para registrar “imponderables”, como cuando “el registrador no sabe en qué categoría incluirlo”.