Una de las novedades en materia de exportaciones a China son
los rollizos de madera de pino y eucaliptus que se embarcan desde fines de 2018
de manera semanal desde los puertos de Entre Ríos. Estas ventas mejoran la
perspectiva de corto plazo para el sector forestal, dado que los precios de
exportación son superiores a los del mercado local.
Sin embargo, se encienden interrogantes porque hay una
franja de la industria local que enfrenta complicaciones para conseguir madera
de buena calidad, que es la que se exporta. Pero sobre todo, se trata de la
venta de un activo costoso –un pino tarda casi veinte años en madurar- a un
precio relativamente bajo a raíz del escaso grado de agregación de valor.
Además, la inversión realizada en la siembra y el cuidado de la cosecha a lo
largo de todos estos años guarda estrecha relación con el régimen nacional de
promoción vigente desde fines de los ’90.
Las importaciones chinas de madera se triplicaron en los
últimos diez años. Así, China es el primer importador de madera, insumo que
utiliza para abastecer al sector de la construcción, la fabricación de papel y
la industria del mueble. Su primer proveedor es Nueva Zelanda. Entre los
primeros puestos también aparecen Rusia, Estados Unidos, Republica Checa,
Australia, Uruguay, Japón y Francia.
China viene diversificando su set de proveedores a raíz de
sus problemas comerciales con Australia y posibles restricciones a la
exportación por parte de Rusia, que quiere mejorar su industrialización de
madera. La venta de rollizos de madera está en el primer escalón de la cadena
de valor maderera y por lo tanto es lo más barato.
Exportaciones
El primer embarque de
madera de pino comandado por la empresa china Forestry Group se realizó en
noviembre de 2018 desde el puerto de Concepción del Uruguay. Una de las grandes
firmas beneficiadas del país es la forestal Masisa, que cuenta con plantaciones
en Entre Ríos y Corrientes. También opera en el mercado la empresa Urcel
Argentina.
El universo de los productores de pinos y eucaliptus cuenta
con un puñado de grandes empresas con decenas de miles de hectáreas plantadas
pero también pequeños y medianos empresarios. Los rollizos se cargan en buques
de 36 mil toneladas, miden casi 6 metros de largo con diámetros de unos 21
centímetros. En el caso del eucalipto,
el primer embarque se realizó en agosto de 2019, con 3 mil toneladas desde el
puerto de Ibicuy, Entre Ros.
Según las estadísticas nacionales, el capítulo arancelario
que incluye la “madera en bruto” registró exportaciones a lo largo de 2020 por
un total de 835 mil toneladas, lo cual implica un aumento del 10,9 por ciento
en relación a 2019.
Si bien este capítulo arancelario no sólo incluye a los
rollizos, los datos guardan cierta
relación con un reciente comunicado de parte del gobierno de Entre Ríos, que
indica que hasta el momento ya se exportaron 1,2 millones de toneladas de
madera en rollizos desde los puertos provinciales en 33 buques a China por un
total de unos 3 mil millones de pesos. La compra de madera proviene de unas 110
mil hectáreas de cultivo tanto en Entre Ríos como en Corrientes y corresponde
en su gran mayoría a pino.
Además, el crecimiento de la venta externa de madera
coincide con el ingreso de China como jugador de peso. Hasta 2018, las
exportaciones no superaban las 300 mil toneladas anuales, en 2019 pasaron a 753
mil toneladas y llegaron en 2020 a las citadas 835 mil toneladas. Las
cantidades más vale tomarlas con pinzas porque en el rubro rige un secreto
estadístico que opaca las cifras, pero sirven para medir la tendencia. Por eso
es lógico decir que China tuvo un impacto fuerte en las exportaciones de
madera, dado que en el período de su aparición como cliente el envío se duplicó
en términos físicos.
Industria local
Entre distintos actores de la cadena consultados hay
consenso en que estas ventas no representan una merma considerable en relación
a la oferta global para abastecer al mercado local. Sin embargo, hay tensión
hacia adentro del sector maderero, ya que los industriales locales afirman que
hay problemas para conseguir la madera de mejor calidad, que es justamente la
que se exporta. Los productores aclaran que este problema también podría estar
ligado a complicaciones climáticas para cargar los fletes.
“Además del precio, que es algo mejor, juega mucho el tema
de que los contratos de exportación se hacen por varios meses y la logística
mucho más fácil, porque se atiende a un solo proveedor en lugar de pelear por
los cheques y las entregas con cien empresas chiquitas”, dicen productores. Del
otro lado está la industria maderera local, sumergida en la crisis económica
general en un contexto de dólar caro.
Por otro lado, la exportación de rollizos de madera enfrenta
cuestionamientos desde el punto de vista del desarrollo. La forestación cuyo
resultado es la producción actual es consecuencia del régimen de promoción de
la Ley 25.080, promulgada en 1999, que establece beneficios fiscales para los
emprendimientos forestales.
En muchos países la actividad forestal tiene estímulos
públicos por el carácter de largo plazo de la inversión pero además porque es
una actividad que eleva la captación de carbono, siempre que su expansión no se
despliegue en contra de los bosques nativos.
“La forestación lograda se hizo en base a los subsidios del Estado, otorgados por ley y destinados al desarrollo de la industria nacional”, advierte Jorge Temporetti, dirigente de Federación Agraria en Ibicuy, que cuenta con uno de los puertos de exportación de rollizos. Por otro lado, Temporetti advierte que “al eliminarse comercialmente lo que se forestó con el subsidio del Estado, la tierra vuelve a quedar deforestada, con consecuencias negativas sobre el ambiente”.