A lo largo de los últimos años, la Iglesia Católica fue apuntada
por la gran cantidad de casos de abusos sexuales a menores y adultos por parte
de sacerdotes en todo el mundo. En ese marco, el Papa Francisco modificó este
martes 1 de junio la ley eclesiástica para criminalizar de forma explícita
estos abusos.
Las nuevas normas, publicadas tras 14 años de estudio,
forman parte de la sección revisada del código penal del Código de Derecho
Canónico del Vaticano, el sistema legal que rige a la Iglesia católica de 1.300
millones de miembros.
Los cambios más significativos están en dos artículos, el
1.395 y el 1.398, que pretenden corregir problemas y déficits en la gestión de
abusos sexuales por parte de la Iglesia. La ley reconoce que los adultos
también pueden ser víctimas de sacerdotes que abusan de su autoridad. Por otra
parte señala que los legos que ejercen labores eclesiásticas pueden ser
castigados por abusar de menores o adultos.
El Vaticano también penalizó el "grooming" de menores
o adultos vulnerables por parte de sacerdotes para incitarles a participar en
material pornográfico. También se apunta a afrontar responsabilidades por
omisiones y negligencia y cambiar algunas normas que facilitaban ignorar o
encubrir los abusos.
Es la primera vez que el derecho canónico reconoce
oficialmente como criminal el método utilizado por agresores sexuales para
entablar relaciones con sus víctimas, con regalos y otras distinciones, para
luego explotarles sexualmente, destacan los analistas internacionales de
asuntos religiosos.
De todas maneras, a lo largo de las últimas décadas se
conocieron cientos de casos de abuso sexual en todo el mundo:
Los 4 casos más
resonantes de abuso sexual de la Iglesia católica argentina
El primero es el del sacerdote Julio César Grassi, condenado
a 15 años de prisión por abuso sexual agravado y corrupción de menores en 2009.
Grassi fue sentenciado a esa pena por abusar sexualmente del menor conocido
como "Gabriel", a quien tenía a su cargo en la Fundación Felices los
Niños que estaba ubicada en la localidad bonaerense de Hurlingham y era
dirigida por el cura, en un proceso que duró 11 años, desde octubre de 2002,
cuando el caso salió a la luz por una investigación televisiva.
Otros casos son los sucedidos en el Instituto Antonio
Próvolo de Mendoza, que inició su proceso judicial en noviembre de 2016 y
cuenta con más de 20 denuncias por hechos de violencia física, psicológica y
sexual por parte de sacerdotes, monjas y personal administrativo del Instituto,
perpetuados de manera sistemática contra niñas, niños y adolescentes sordos o
hipoacúsicos que asistieron al establecimiento entre 2005 y 2016.
Otro caso fue el del
cura Justo José Ilarraz, quien fue condenado a 25 años de prisión por abuso y
corrupción de menores en Entre Ríos por un tribunal de primera instancia el 21
de mayo de 2018, pena luego confirmada por la Cámara de Casación Penal de esa
provincia el 7 de marzo de 2019. La acusación contra el sacerdote se vio
agravada por ser el encargado de la educación de las víctimas en cinco de los
siete casos denunciados.
En los Estados Unidos, el papa Francisco destituyó en
febrero de 2019 al excardenal estadounidense Theodore McCarrick, de 88 años,
acusado de agresiones sexuales hace casi medio siglo. Era la primera vez que un
cardenal era "reducido al estado laico" por cargos de este tipo.
En 2018, una investigación de la fiscalía de Pensilvania
descubrió abusos sexuales, encubiertos por la iglesia católica en ese estado,
perpetrados por más de 300 "sacerdotes depredadores" contra al menos
mil niños. El caso obligó a dimitir al exarzobispo de Pittsburgh, Donald Wuerl.
Pero quizás el caso más emblemático fue el de Boston, que
terminó en una la película llamada Spotlight -como el grupo periodístico que
reveló el hecho- y fue ganadora del Oscar a mejor película en 2015. En la
década de los años 2000, según una investigación del Boston Globe, la jerarquía
de la diócesis, y en particular el exarzobispo Bernard Law, encubrió
sistemáticamente los abusos sexuales de unos 90 sacerdotes. Law, refugiado en
el Vaticano tras renunciar a la arquidiócesis, murió en 2017, según consignó la
agencia francesa AFP.
La iglesia estadounidense recibió denuncias de más de 18.500
víctimas de abusos sexuales por parte de más de 6.700 clérigos entre 1950 y
2016, según bishop-accountability.org.
Durante su viaje a Chile en enero de 2018, el papa Francisco
defendió inicialmente al obispo chileno Juan Barros, sospechoso de haber
ocultado los crímenes sexuales de un viejo sacerdote.
Luego dio marcha atrás e invitó a algunas de las víctimas a
Roma y convocó a todos los obispos chilenos, que después presentaron sus
dimisiones en bloque y algunas fueron aceptadas. En octubre de 2018, la
justicia chilena condenó a la iglesia a pagar 450 millones de pesos (671.000
dólares) en indemnizaciones a tres víctimas.
En Australia, el cardenal George Pell fue condenado en 2019
a seis años de prisión por violaciones y agresiones sexuales de dos monaguillos
en 1996 y 1997; su condena, confirmada en apelación, fue anulada luego por el
Tribunal Superior de Australia, que lo absolvió en 2020 por el beneficio de la
duda.
En mayo de 2018, el arzobispo australiano Philip Wilson fue
condenado por encubrir agresiones cometidas en los años 1970 por un sacerdote.
Su condena fue anulada en apelación en diciembre de 2018.
En Alemania desde 2010 cientos de casos de abusos sexuales a
menores en instituciones religiosas salieron a la luz, incluso en el elitista
Colegio Canisio de Berlín. En 2017, una investigación reveló que al menos 547
niños del coro católico de Ratisbona sufrieron presuntamente abusos, incluidas
violaciones, entre 1945 y principios de la década de 1990.
En 2018, un informe de un consorcio de investigadores
descubrió que al menos 3.677 niños fueron víctimas de abusos sexuales entre
1946 y 2014 por 1.670 clérigos. La mayoría nunca fueron castigados.
En marzo de 2021, un informe independiente encargado por la
iglesia alemana identificó 314 menores víctimas de abusos sexuales por parte de
202 clérigos o laicos entre 1975 y 2018 en la diócesis de Colonia.
En Irlanda durante la década de 2000, las acusaciones de
abusos sexuales cometidos durante décadas contra 14.500 niños pusieron en
entredicho a las instituciones de la iglesia. Varios obispos y sacerdotes
acusados de encubrir abusos fueron sancionados.
En 2018, el Papa se reunió entre otros con una víctima del
sacerdote Tony Walsh, que abusó sexualmente de niños durante casi dos décadas
antes de ser expulsado y encarcelado.
En Polonia en 2019 la iglesia admitió que casi 400 clérigos
habían abusado sexualmente de niños en las últimas tres décadas.
En Francia, el cardenal Philippe Barbarin fue condenado en
primera instancia, en 2019, a una pena de seis meses de prisión suspendida por
no denunciar las agresiones sexuales a menores cometidas por el sacerdote
Bernard Preynat, a unos 70 jóvenes boy-scouts entre 1986 y 1991.
El tribunal lo absolvió en apelación en 2020 y luego rechazó en abril de 2021 el recurso de las partes civiles. Sin embargo, el Papa aceptó su dimisión. Por su parte Bernard Preynat fue condenado en 2020 a cinco años de prisión.