Por Jorge Chemes
Modificar el statu-quo de 25 años implica poner en peligro
nuestra principal vía de comunicación con el mundo.
Argentina está lejos de los principales mercados del mundo,
por lo tanto, la competitividad de nuestros productos está supeditada a la
eficiencia de nuestros sistemas logísticos.
La Hidrovía Paraná-Paraguay ha sido la gran obra de
infraestructura que ha permitido durante un cuarto de siglo que los buques
oceánicos ingresen al núcleo de nuestra producción agroindustrial, e implica al
día de hoy una gran avenida por la cual transcurre el 80% del comercio exterior
de nuestro país.
Resulta atinado recordar que antes de la concesión del
dragado y la señalización de la red de navegación troncal dichas las tareas las
realizaba el Estado, de manera deficiente e imprevisible, y a partir de la
concesión financiada por los privados bajo control estatal se ha consagrado un
sistema logístico virtuoso, que ha permitido además la integración con nuestro
países vecinos.
El camino hacia el
decreto
Ante el vencimiento del contrato de concesión de la
Hidrovía, el actual Gobierno Nacional ha tenido un rumbo serpenteante. Se
celebró un Acuerdo Federal de Hidrovía con los gobernadores y se conformó una
Sociedad de Estado entre Nación y Provincias con un objetivo que luego no lo
fue; se creó la unidad ejecutora que iba a elaborar los pliegos de la futura
licitación internacional y luego se la desactivó; se creó el Consejo Federal de
Hidrovía invitando a provincias e instituciones, que sólo tuvo una reunión
plenaria pomposa allá por febrero y luego se serenó.
Ante el inminente vencimiento del contrato se decidió
continuar el mismo de manera precaria por 90 días; y finalmente se dictó el
Decreto de Necesidad y Urgencia 427/21 por el cual se le otorga a la
Administración General de Puertos (AGP) la concesión.
Una ola de reestatizaciones empieza a imponerse en el
Gobierno.
Muchas voces hemos sostenido la necesidad de ir hacia una
nueva licitación internacional para concesionar la vía de navegación y lograr
un sistema más óptimo, y en el mientras tanto prorrogar la actual concesión.
Federalismo
No es bueno cambiar de caballo a mitad del río, y modificar
el statu-quo vigente durante 25 años implica poner en peligro nuestra vía de
comunicación con el mundo, al menos que se nos quiera aislar del mismo.
Para un asunto que es política de Estado y que requiere de
la mayor previsibilidad, hasta el momento acumuló muchos anuncios, con marchas
y contramarchas, y sólo una concreción: la caja de la hidrovía la administrará
el Gobierno Nacional. ¿Más federal? El federalismo puede esperar...
Jorge Chemes es presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA)