| Entre Ríos EN LOS MEDIOS NACIONALES |
Martes 03 de agosto de 2021
Como en todas las campañas, Cristina Kirchner gira hacia el centro (mención a Entre Ríos)
carlos pagni

Cristina Kirchner, como directora de la orquesta oficial, tomó la misma decisión que toman, y que corresponde, a todos los oficialismos: privilegiar la disciplina. En ese sentido, el dirigente socialista español Alfonso Guerra -que fue durante mucho tiempo el alter ego de Felipe González- decía que “el que se mueve no sale en la foto”; es decir, el oficialismo aquí y en cualquier lugar del mundo pretende orden y cohesión. Toda la estrategia electoral de la vicepresidenta, que es quien conduce al oficialismo, va entonces encaminada hacia ese objetivo: conseguir orden y unidad dentro de un grupo que es -por definición- heterogéneo, como lo es el peronismo.

Aún con esa pretensión, estamos viendo áreas del oficialismo donde la disciplina es muy difícil de obtener y donde el Frente de Todos cruje. Hay algunos lugares que son especialmente estratégicos para observar las disidencias que se producen en medio de este panorama de disciplina impuesta por la jefa, Cristina Kirchner. Uno de esos lugares es la provincia de Santa Fe. Allí aparece Agustín Rossi: un candidato inconveniente para el oficialismo del Frente de Todos y, principalmente, para Alberto Fernández.

Sería injusto decir que su candidatura es inesperada. Se trata de una figura principal del kirchnerismo, y así se reflejó durante los gobiernos de Néstor y Cristina, en los que jugó un rol principal como presidente del bloque en batallas cruciales, como la de la Resolución 125. Además, fue precandidato a presidente para este período, ejerció como ministro de Defensa, es una figura en la cual mucha gente de la izquierda kirchnerista se ve reflejada, es muy disciplinado y ha estado siempre con Cristina.

Rossi se postula como candidato a senador en Santa Fe impulsado por Alberto Fernández y Santiago Cafiero, que lo hicieron su candidato; entre otras razones, por la tensión permanente que existe entre el Presidente y el gobernador Omar Perotti.

La tensión entre ambos tiene muchos factores para alimentarse, pero uno de ellos es la estrechísima vinculación de Perotti con un consultor al que el jefe de Estado detesta: Guillermo Seita, quien -además del santafesino- trabaja con Juan Schiaretti, Horacio Rodríguez Larreta y es posible que también tenga alguna vinculación con la lista de Facundo Manes en la interna de Juntos. Seita está en todos lados, sin que se entienda muy bien qué función cumple. Y lo cierto es que esta relación vuelve especialmente desagradable la figura de Perotti para Fernández. A pesar de que este consultor y el Presidente tienen un tronco común en la lealtad compartida durante los años 90 hacia Domingo Cavallo, del cual los dos fueron funcionarios.

Este panorama llevó a que Fernández y Cafiero impulsen un candidato contra Perotti, suponiendo probablemente que a Cristina le iba a gustar, algo que no ocurrió y que es una señal del escasísimo nivel de diálogo entre ellos. ¿Qué hicieron Fernández y Cafiero ante este escenario? Sobreactuar la distancia fingida con Rossi, prácticamente echándolo del Gobierno y planteando esta nueva regla por la cual quien es candidato no puede ser funcionario. El propio Rossi dice que se enteró de esta normativa a través de los diarios.

Cristina entiende la regla inicial: en el oficialismo hay que abroquelar fuerzas, aunque no nos gusten nuestros socios. De hecho, la relación de ella con Perotti no es la mejor, pero igualmente lo apoya como gobernador y apoya su lista en Santa Fe.

Aislado, Rossi tiene que recurrir, por una física propia de cualquier interna, a los enemigos de Perotti en el peronismo santafesino, aunque no necesariamente sean su gente o sus amigos. Estos son los senadores de la provincia de Santa Fe, y al frente de esos legisladores una figura extraordinariamente controvertida: Armando Traferri, a quien buena parte de la política y de la prensa santafesina, y el propio Perotti, involucran con tramas mafiosas, sobre todo ligadas al juego clandestino y quizás también al narcotráfico.

De esta manera, Traferri, tiene una causa judicial en su contra y va a tener que presentarse en la Justicia el 23 de este mes, para algo que en el Código de Procedimientos Penales de aquella provincia es el equivalente a una declaración indagatoria; es decir, el jefe del grupo que le sirve de base a Rossi estará en el banquillo en plena campaña electoral.

Lo curioso es que de esta situación compleja que va a vivir el oficialismo en Santa Fe alrededor de la candidatura de Rossi se le avisó a Cristina a través de Oscar Parrilli. Hubo gente que le advirtió a Parrilli que tuvieran cuidado con los aliados que adopten en Santa Fe porque eso podría ser escandaloso por las causas judiciales que se están llevando adelante.

Eso hizo que Cristina alertara a la senadora María de los Ángeles Sacnun, la persona más cercana que tiene dentro de la política santafesina. De esta manera, la candidata de la vicepresidenta va a ir como segunda en la lista que lidera el senador de Marcelo Lewandowski. Para que se note que esos son sus candidatos, Perotti se postuló como suplente.

Todo esto tiene relevancia porque estamos hablando de una fisura en el gobierno nacional. Por eso, más allá de los esfuerzos que hagan por despegarse, el destino de Alberto Fernández y de Santiago Cafiero, para los que entienden, está ligado al resultado que obtenga Rossi en las primarias.

Hay un segundo motivo por lo que esto es importante, y es que Juntos por el Cambio, la Coalición Cívica, el radicalismo y el socialismo tienen una gran dispersión en Santa Fe. Entonces, habrá que ver si las primarias les sirven para sintetizar ese nivel de fragmentación.

Sin embargo, hay tres razones mucho más importantes que las anteriores de por qué se debe prestar atención a lo que pasa en Santa Fe. La primera es que, probablemente, sea la provincia más tocada por el narcotráfico. Similar a lo que ocurre en Entre Ríos, Santa Fe es donde el narco más ha penetrado en la política. Por eso estos escándalos. Por esta razón, lo que pasa en la política santafesina, si uno fuera responsable debería tener una dimensión nacional.

La segunda explicación de su importancia radica en que se trata de una base principal del negocio agropecuario, que es el negocio argentino. Es como si estuviéramos en Kuwait o en Arabia Saudita y fuera el área donde se concentra más el petróleo. En este contexto, el Gobierno tiene un conflicto con ese sector, algo que se agudizó con Vicentin. Perotti tuvo que hacer malabares para zafar de esa iniciativa. El conflicto terminó reforzándose con una ley de biocombustibles que favorece a la industria petrolera en detrimento de la del biodiesel.

Todo esto aparece señalado en una nota que leí este fin de semana de un autor inesperado llamado Julio de Vido, pero que no es el que usted conoce, sino su hijo. El joven De Vido escribe en un blog, Identidad Colectiva, desde la óptica de alguien que conoce muy bien al oficialismo, el panorama de cómo ha sido el cierre de listas. Allí señala algo interesante: no hay en la Argentina de hoy un debate sobre lo agropecuario. En esta elección ese debate está ausente. Y lo que sucede en Santa Fe se “toca” con este problema.

Hay una tercera razón que vuelve destacada a la escena santafesina: con la candidatura de Rossi queda vacante el Ministerio de Defensa, que habitualmente se mira como el lugar donde se produce la osmosis entre los dirigentes políticos y las Fuerzas Armadas. Obviamente, es así, pero hay algo más: es probablemente el lugar más sensible de conexión y de alineamiento internacional del país hoy, sobre todo considerando que la Argentina se ha vuelto irrelevante en otras dimensiones. Entonces, es importantísimo (sobre todo en material de provisión para la defensa) definir quién va a ocupar el lugar principal en el ministerio, dado que se trata de un momento en el que crece la tensión internacional con China y en el que el Gobierno -por la vía de las vacunas o por la vía que fuera- tiene una relación de privilegio con Rusia.

En relación con este punto, esta semana va a haber una visita importante a la Argentina. Viene Jake Sullivan, el encargado de seguridad nacional de los Estados Unidos, que ejerce como una especie de “megaministro” del interior y de relaciones exteriores de la Casa Blanca. Vendrá al país junto a Amit Mital, un antiguo funcionario de Microsoft que está a cargo de la ciberseguridad norteamericana. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acaba de insinuar que el responsable de los ataques cibernéticos que se registran en su país es Vladimir Putin. Y dijo que eso puede terminar en una guerra real, con balas. El encargado de prever ese conflicto bélico va estar en Buenos Aires. ¿De qué van a querer hablar? De tecnología y de Defensa. Y probablemente lo reciba un Gobierno con el Ministerio de Defensa vacante.

Entonces, un lugar del tablero que hay que mirar es Santa Fe, el otro es Santa Cruz. Allí, Cristina Kirchner tampoco logró -o no quiso lograr- la unidad del oficialismo. Si la sede central del kirchnerismo es el conurbano, Santa Cruz es la casa matriz. Ellos vienen de allá, donde hay una fractura entre el kirchnerismo que lidera Alicia Kirchner y nada menos que una figura principal en la vida santacruceña, un señor que se llama Claudio Vidal. Él es el líder del Sindicato de Petroleros Privados. Es importante porque por primera vez un líder logró unificar la base sindical de los petroleros. Se presenta por fuera del peronismo y va de la mano de Sergio Acevedo, otra figura destacada de Santa Cruz, un hombre de mucho prestigio que fue gobernador de Néstor Kirchner y después jefe de los Servicios de Inteligencia en 2003. Este grupo de gente se enfrenta al kirchnerismo. Habrá que ver si no hay una picardía en ese desdoblamiento. Se discuten tres diputaciones en Santa Cruz. No vaya a ser que dos se las lleve el kirchnerismo, la otra este grupo y que la oposición quede afuera. Hay que ver el nivel de competitividad que tiene Juntos por el Cambio en Santa Cruz. Porque el Gobierno está buscando, voto por voto, llegar a tener quorum propio en la Cámara de Diputados, entre otras cosas, para reformar nada menos que el sistema de fiscales.

Es muy importante lo que está pasando en Santa Cruz también porque estamos hablando de una fractura en el kirchnerismo que se proyecta sobre 2023 y esta proyección tiene que ver con una actividad económica. Así como en Santa Fe hablamos del sector agropecuario, en Santa Cruz hablamos de petróleo. El candidato del kirchnerismo para la gobernación de 2023, en la cual Alicia Kirchner no puede ser reelecta, se llama Pablo González, es nada menos que el presidente de YPF. Quiere decir que hoy se proyecta sobre esa competencia una pelea entre el presidente de YPF y el líder del principal sindicato petrolero de una provincia petrolera determinante como es Santa Cruz. Todo el sector de hidrocarburos, que es un sector delicadísimo y de una enorme vinculación con la política, está mirando esto o debería estar mirándolo.

Santa Fe y Santa Cruz, dos elecciones cruciales. Aunque Santa Cruz no sea un distrito demográficamente importante, tiene una enorme densidad política. Santa Fe es otra provincia importante a la que aspira el kirchnerismo, después de la provincia Buenos Aires, sabiendo que le va a ir mal en la Capital Federal y en Córdoba. Todo esto en un contexto económico muy complicado por muchas razones, pero sobre todas ellas por la inflación. Otra inflación: porque después de nueve meses de más de 3 puntos esta inflación es otro animal. La inercia es muy difícil de revertir y eso induce conductas en todos los actores económicos.

Hoy Gerardo Martínez, el líder de la Uocra, reabrió la paritaria que había cerrado en 35,8% de aumento y lo llevó al 47,8%, 12 puntos más. Es un cierre que implica una suba del 5% en diciembre, otro aumento del 5% en enero y 2% en marzo. Algunos dirán que para esta inercia inflacionaria es poco, pero es una señal. Martínez puede pensar que si la presidenta del Senado le dio más del 40% de aumento a los empleados, es probable que la industria de la construcción hoy tenga más capacidad de pago que el Senado. Podría creer que casi recibió una indicación de la vicepresidenta para cerrar esta paritaria.

A nadie se le escapa que hay algo más... Si uno mira las listas, cómo fueron configuradas en el peronismo en esta oportunidad, el sindicalismo tradicional es el gran ausente, a pesar de la enorme disciplina que está teniendo con este oficialismo, con este Gobierno, en un momento de tanta inflación. Ahí también hubo señales de Cristina. Sergio Palazzo, bancarios, muy kirchnerista, muy ligado al Instituto Patria y a Leopoldo Moreau, por la militancia radical de ambos; y Hugo Yasky, la CTA kirchnerista. Estos son los candidatos, los modelos. Así como hay una tensión interna en el sindicalismo tradicional que expresa Héctor Daer y que está en una interna por el control de la CGT, no me queda duda de que también Gerardo Martínez está mandando señales hacia esa interna.

Hay también una controversia con los movimientos sociales, que se manifiesta en otro cambio que hubo en estos días, importantísimo, que es el aterrizaje de Juan Zabaleta, intendente de Hurlingham, en el Ministerio de Acción Social, de donde fue sacado Daniel Arroyo para ocupar el lugar número 12 en la lista de diputados. Zabaleta resuelve una interna con La Cámpora en Hurlingham y termina yendo al Ministerio de Acción Social donde los movimientos sociales lo reciben con mucho malestar, porque desde la crisis de 2001 hay una puja entre los aparatos clientelares de los intendentes del conurbano con ese nuevo actor que son Barrios de Pie, Evita, etcétera. Aterriza Zabaleta, y alguien tan importante en el entramado oficial como es Andrés “El Cuervo” Larroque ofrece declaraciones al portal Infobae en donde dice: “La Argentina de los planes debe terminar y además no puede ser que la identidad de los que reciben planes la determinen los movimientos sociales”. Dos declaraciones que desde el lado de los movimientos sociales son interpretadas como una declaración de guerra de La Cámpora. Hay otra dimensión en todo esto, sumamente relevante, que es que al irse Zabaleta queda al frente de Hurlingham un militante de La Cámpora, Damián Selci, un hombre de la intimidad de Máximo Kirchner que quedó al frente del municipio. Un municipio importante porque es de la primera sección electoral. Como me dijo alguien que conoce muy bien las relaciones entre kirchnerismo y conurbano: “Esa es una colina a tomar, porque La Cámpora no tenía nada en la primera sección electoral”, salvo Mercedes. Sí tiene Quilmes en la tercera y hay una alianza con Martín Insaurralde en Lomas de Zamora. O sea, el premio que le dieron a Zabaleta es un premio envenenado.

Todo este panorama político se da en un contexto un poco psicodélico, me refiero a lo que pasa alrededor de toda la comidilla de las visitas a Olivos en tiempos de pandemia. El tema tomó trascendencia acá en Odisea Argentina cuando hicimos una parodia de clases de danza que se darían en Olivos, con información que trajo Carola para el Momento Whisky, divulgada en la cuenta @gonziver. Sobre la base de nuestra información, el sitio El Disenso investigó quién es Sofía Pacchi y descubrió que es una visitante de Olivos. Después, el Gobierno explica que es una colaboradora de la primera dama Fabiola Yáñez que fue tomada como empleada en la planta permanente de la Secretaría General de la Presidencia. Lo importante es que esto la vincula con el Estado. Y aparece algo más. Aparecen los negocios de una empresa Apache Solutions del novio de la modelo Sofía Pacchi, Chien Chia Hong, un ciudadano de ascendencia taiwanesa que consigue -no sabemos si por esta vinculación con la amiga de la primera dama- contratos en el Consejo de la Magistratura, en el Palacio de Tribunales de la ciudad de Buenos Aires y en el Palacio de Justicia de La Plata. Él ofrece servicios de tecnología y cámaras de seguridad. ¿Sigue estando el taiwanés con Sofía Pacchi? Nadie sabe muy bien si esa relación se mantiene o si se mantiene la incipiente amistad que él trabó con Alberto Fernández. Pero, los que conocen la vida de Olivos dicen dos cosas: primero, que la primera dama contrató mucha gente amiga que forma parte de su staff; segundo, que a través de Sofía Pacchi hay que ver a otro señor, empresario, probablemente más importante que el taiwanés. Se llama Fernando Whpei. Su hermano Guillermo tiene una fundación que lucha contra la trata de personas. Fernando tiene un bajísimo perfil, pero tiene algunas vinculaciones con el mundo sindical a través de Daniel llermanos, el abogado de Hugo Moyano y su familia. Entonces, los que conocen Olivos y quieren ver si hay algún tipo de negocio por esta conexión social, que se desarrolla sobre todo durante las noches, dicen que hay que prestarle atención a Fernando Whpei, quien fue en su momento dueño de Radio Rivadavia, operación que terminó bastante mal en materia societaria y también en la relación con los trabajadores.

Hay un tema que nosotros estamos siguiendo con mucho interés: cómo se va constituyendo un nuevo establishment en la Argentina a partir de negocios concesionados por el Estado, fortunas raras y mucha vinculación con la política. Son los negocios que da este capitalismo reformado por Alberto Fernández. Él nos dice siempre que quiere reformar el capitalismo.

En torno a esto, hablamos de una operación de primera magnitud, porque es una operación de alcance regional: la compra de Direct TV a escala Latinoamérica por parte de la familia Werthein a AT&T, el gigante más importante del mundo en materia de telecomunicaciones. También señalamos que había una figura ligada a esta operación, Eduardo Stigol, principal operador de cable de Venezuela, ligado al chavismo, que tendría relación con este negocio. Si bien Adrián Werthein mandó un mensaje negando el vínculo comercial con Stigol, el propio operador de cable afirmó: “Estoy hace un año y medio trabajando en esto con distintos fondos de inversión y demás, finalmente los fondos no quisieron entrar y contacté a los Werthein, quienes lo hicieron con nuestra ayuda. Este no es un negocio mío ni mucho menos, no voy a ser el CEO de la empresa, pero sí voy a estar ayudando en el desarrollo de la compañía”.

El argentino Stigol tiene una empresa de TV por cable, la más importante de Venezuela, que se llama Inter. A través de Inter y de una asociación con el Estado venezolano armó una empresa naviera que tenía un barco, un catamarán importante: el Discovery. Chávez dijo que en la ruta turística entre el Puerto de La Guaira e Isla Margarita, el Discovery iba a ser un milagro del socialismo del siglo XXI. El problema fue que en 2012, el Discovery fue capturado en Curazao por contrabando de combustible y muchos piensan que eso se realizaba en connivencia con militares del régimen. Lo más gracioso es que cuando fue capturado en Curazao, los que traficaban se llevaron el combustible en camiones y lograron venderlo. Es una de las facetas del personaje Stigol, que estaría armando el negocio de Direct TV, que requiere ahora la aprobación de 11 países en Latinoamérica.

La otra dimensión ruidosa de este apellido es que aparece en Panamá Papers como uno de los administradores de una cantidad de sociedades offshore, a través de las cuales llegaría la plata de Odebrecht a Alejandro Toledo, el expresidente peruano que está fugitivo en los Estados Unidos.

Además de los que tiene en Venezuela, Stigol tiene desarrollos en Chile, donde es el titular de la compañía Tuves. Es, según él mismo dice, el que está detrás de los Werthein en la compra de Direct TV a AT&T. Este es el clima capitalista del gobierno de Alberto Fernández, donde los negocios se enrarecen.

En este contexto, hay dos novedades. La primera es que este lunes, como anunció Cristina que iba a pasar, hubo un pago de alrededor de 345 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, por intereses. En septiembre y diciembre vendrán los vencimientos de 4300 millones de dólares que se tienen que pagar por capital, deuda que se pagará con dinero que nos va a dar el propio Fondo a modo de Derechos Especiales de Giro (DEG).

Así, en contra de lo que opina el Senado de Cristina, la plata que entre por Derechos Especiales de Giro no se usará para reactivar la economía en medio de la pandemia, sino que se destinará a pagar deudas. Como no le gusta a Martín Guzmán que suceda y como este ministro le reprocha al gobierno de Mauricio Macri, Cristina dispuso que el dinero que entra del Fondo se utilice para pagarle al propio Fondo.

La otra declaración interesante que se produjo en este contexto es la de Andrés Larroque, quien apuntó contra los planes y la Argentina “planera”, e hizo una crítica bastante dura a los movimientos sociales. ¿Algo que sorprenda? Nada.

Como en toda campaña electoral, Cristina gira al centro. Lo hizo en 2011 cuando hablaba de sintonía fina. Lo hizo en 2013 cuando decía que iba a hablar con “los dueños de la pelota” (por los empresarios) para no hablar con Sergio Massa. Lo hizo en 2019 cuando enmascaró a todo su grupo detrás de la figura -en aquel momento, bastante moderada y amigable para los mercados- de Alberto Fernández. Y ahora vuelve a hacer lo mismo. Lo único que falta, y estamos esperando que suceda, es que Juan Grabois se queje de la falta de sensibilidad social del Frente de Todos.

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