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Sábado 21 de agosto de 2021
La nueva ruta del vino en Córdoba: 4 historias de bodegas familiares y pioneras en la provincia (mención a Entre Ríos)
viñedo

Córdoba es uno de los destinos favoritos de los argentinos. Con atractivos súper populares y otros más secretos, como los volcanes de Pocho y un circuito de túneles en Traslasierra, la provincia tiene también un costado vinícola desconocido que poco a poco empieza a crecer.

La provincia serrana tiene una larga tradición vinícola gracias a los jesuitas, quienes a partir de 1618 en la Estancia Jesús María compraron y desarrollaron 20.000 cepas plantadas por los primeros españoles que llegaron a la zona. Esta herencia, sumada a los numerosos emprendimientos familiares que empezaron a desarrollarse en los últimos años vinculados al mundo del vino, subió a Córdoba al mapa del enoturismo nacional.

Hoy Córdoba cuenta con 23 establecimientos vitivinícolas, entre bodegas y productores artesanales, que se pueden visitar y recorrer desde las Sierras Chicas a Traslasierra, pasando por Punilla y Calamuchita.

Finca Vista Grande, Famiglia Furfaro, Terra Camiare y La Caroyense son cuatro grandes exponentes de bodegas familiares, algunas pioneras y otras nuevas, que valen la pena visitar a lo largo y ancho de los terruños cordobeses.

1. FINCA VISTA GRANDE

Es una bodega boutique familiar, de las más nuevas de la provincia. "El iniciador es mi papá. Él siempre se dedicó a la producción agropecuaria, pero quiso empezar con una plantación a modo de hobby. Se fue entusiasmando, conociendo productores de la zona y aumentando la superficie plantada hasta 2017. Ese año me sumé al proyecto en la parte de bodegas", cuenta Daniela Martinelli, bióloga y enóloga, hoy a cargo de Finca Vista Grande, en el Valle de Calamuchita.

Martinelli señala que en Córdoba, a diferencia de Mendoza, el impulso de la actividad es el turismo: "Vendemos sólo acá, a nivel regional, y cada tanto a alguna vinoteca de Buenos Aires. Ahora tenemos 4 hectáreas y este año vamos a plantar 4 hectáreas más del otro lado de la ruta, en un campo que compramos". Y si bien reconoce que "hubiese sido más fácil iniciar el negocio en Mendoza y ser uno más del montón", decidió apostar por su provincia.

"Esta es la tierra de uno. El lugar de uno. Decidimos apostar a la provincia, a este diseño moderno de la bodega pensando en el aspecto turístico. Nos preguntan de dónde son los inversores del proyecto, pero es completamente nuestro", afirma orgullosa.

A la hora de definir los vinos cordobeses, Martinelli explica que "la uva de acá es más ácida, más fresca, comparable con el sur por cuestiones climáticas". "No tenemos los veranos cálidos de Cuyo", justifica. Asegura que "los blancos de acá se dan muy bien" y que "los tintos son todavía muy jóvenes" porque empezaron en 2018.

Finca Vista Grande ofrece visitas guiadas con degustación de viernes a domingos, almuerzos con picada de fiambres y quesos y vino libre ($ 2200 por persona) y picnics al lado de los viñedos, de 10 a 17 horas sin límite de horario ($ 2500 para dos personas). Hay que reservar antes a través de sus redes sociales.

2. BODEGA FAMIGLIA FURFARO

La Bodega Famiglia Furfaro nace en el Valle de Calamuchita con el sueño de tres hermanos de producir vino argentino: uno falleció, pero los otros dos, Jorge -que vive en Buenos Aires- y Hugo -en Italia-, continuaron con el proyecto familiar.

"La idea arrancó porque cuando compramos la propiedad se sembraba papa, pero después toda esta zona se decretó reserva de lagos y no se pudo sembrar más. En un viaje a Mendoza, recorriendo bodegas, nos preguntamos: ¿por qué no poner un viñedo? Hicimos todos los estudios para ver si era factible y tuvimos excelentes resultados. En 2012 hicimos la plantación y actualmente tenemos 6 hectáreas con uvas Malbec, Cabernet Franc, Petit Verdot, Pinot Noir y Chardonnay", cuenta Jorge Furfaro.

La bodega cuenta con 6 hectáreas viñedos propios y una producción de entre 20.000 y 22.000 botellas por año. Uno de sus proyectos es traer una cepa de la Toscana italiana, la Sangiovese, para plantar en sus viñedos, ya que el terroir es muy similar al de esa región.

"De acá a 5 años nos vemos creciendo. El Valle de Calamuchita es un lugar turístico por naturaleza y queremos seguir apostando en esa dirección. En esta temporada vamos a dar también almuerzos, para que el que venga a hacer la visita pueda quedarse y disfrutar también del paisaje que tenemos", añade Jorge.

Famiglia Furfaro ofrece visitas guiadas a su bodega y viñedos con un costo de $ 400 por persona, que incluye la degustación de tres vinos.

3. BODEGA LA CAROYENSE

La Caroyense uno de los establecimientos pioneros en desarrollar la vitivinicultura en Córdoba y concentra el 80% de la producción vitivinícola de la provincia. Fue fundada en 1930 como una cooperativa de pequeños productores, pero al quebrar en el 2000, pasa a manos de nuevos accionistas que no tenían viñedos pero continúan trabajando con los mismos 34 productores iniciales.

Con los años La Caroyense creció y hoy en día trabaja con alrededor de 70 productores de algunas provincias del país, como La Rioja y Entre Ríos (de donde trae uva Tannat y Marcelan), pero sobre todo de Córdoba y de Colonia Caroya, explica su presidenta Celina Tay.

Su padre, Juan Carlos, era ganadero y compró la bodega en 2001 a través de un remate. Ella, con una una clara visión empresarial, asumió la vicepresidencia. Trabajaron así durante 15 años y lograron exportar productos a Taiwán y a Perú, como el jugo 100% natural de uvas sin alcohol, hasta que Celina terminó asumiendo la presidencia.

La estrella de la bodega destaca que es la variedad Frambua o Isabella, una uva típicamente cordobesa, con perfume y sabor dulce, que se comercializa mucho en el litoral argentino. Pero además, una línea llamada Innovazione', que apunta a desestructurar la idea de que el vino viene en botella de vidrio y con corcho.

"Más del 60% de nuestra venta es en Misiones. En Buenos Aires existen pequeños clientes que nos compran, pero no en los volúmenes en que lo hacen Misiones y Córdoba. Estamos en casi todas partes del país menos en San Juan y Mendoza que no tendría sentido entrar", explica Tay, y remarca que la bodega tiene una capacidad vinaria de 16 millones de litros, de los cuales hoy en día se utilizan sólo 2 millones.

Con productos premiados internacionalmente, como la grapa, y precios accesibles, La Caroyense ofrece una interesante visita guiada por su fábrica, donde se pueden visitar los antiguos piletones subterráneos de la bodega, que termina con una degustación de vinos gratuita. Otra alternativa, paga, es la visita con degustación y una picada de quesos y embutidos por $ 700 por persona en un salón privado.

4. TERRA CAMIARE

Terra Camiare, en Colonia Caroya, nace en 1898 de la mano de la familia Nanini con una producción muy pequeña de vinos destinada al consumo propio. En 1929 la familia decide ampliar el negocio y mudarse un segundo edificio para comenzar a funcionar como bodega y comercializar sus productos a nivel nacional. En 2014 los dueños heredan el negocio a sus hijos, quienes deciden ponerla en venta. Así es como en 2015 pasa a manos de la familia Mizzau, apasionados por el mundo del vino y oriundos de Colonia Caroya.

Los nuevos dueños, vinculados al rubro de agroinsumos, incorporan tecnología en el área industrial y compran más hectáreas de viñedos (hoy tienen 18) donde suman nuevas cepas para cultivar. En 2018 reabrieron al público con un nuevo enólogo y otro enfoque en cuanto a la producción de vinos.

"Hoy producimos entre 150.000 y 180.000 botellas de vino pero la idea es triplicar el volumen y vender a todo el país y al exterior", cuenta Miguel Mizzau, director de Terra Camiare.

La bodega produce vinos jóvenes y reserva, pero busca diferenciarse por sus métodos de producción: utiliza vasijas ovoides de cemento para hacer la fermentación y crianza de sus etiquetas premium, con uvas 100% cordobesas.

"Producimos vinos pura y exclusivamente con uvas cordobesas. Tenemos uvas propias de nuestros viñedos en Caroya y Quilino, y aparte compramos uvas de Cruz del Eje y de algunos pequeños productores locales como para complementar lo propio", explica Virginia Rosso, encargada de Turismo y Hospitalidad de la bodega.

Terra Camiare ofrece visitas guiadas de miércoles a domingo, de 9 a 17 horas, a partir de los $ 400 dependiendo de la experiencia elegida. La degustación a ciegas a cuesta $ 1050 por persona y también hay un restaurante, que funciona de manera independiente, con menú de tres pasos y maridaje de vinos. Está abierto de miércoles a domingo al mediodía y viernes y sábados también por la noche. Los vinos se pueden comprar en la bodega y también conseguir en distintos puntos de venta y restaurantes del país. Los vinos jóvenes cuestan entre $ 280 y $ 420 y los de línea reserva entre $ 750 y $ 1800.

CÓMO ORGANIZAR UN VIAJE POR LOS CAMINOS DEL VINO EN CÓRDOBA

Las bodegas de las Sierras Chicas (La Caroyense, Terra Camiare, Chacra de Luna, Rosel y Di Cande) y las del Valle de Calamuchita (Las Cañitas, Famiglia Furfaro, Finca Atos, Vista Grande, Juana Urbana, Las Acacias, Finca Pu Duam y Río del Medio) son ideales para visitar en una escapada desde Córdoba Capital. De hecho, se pueden visitar varias en un sólo día y por zonas.

El norte cordobés y el Valle de Punilla tienen dos establecimientos vitivinícolas cada uno: por un lado Jairala Oller y Del Gredal y por el otro Nébula y Finca La Marta.

Por último, en Traslasierra hay varias de propuestas de enoturismo en viñedos y bodegas, y también algunas con alojamiento: Noble San Javier, San Ramón, La Matilde, Aráoz de Lamadrid y Viarago.

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