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Sábado 18 de septiembre de 2021
El enigma de la banqueta embrujada que puso en riesgo la vida de una mujer (historia de una entrerriana)
banco escuela

Una profesora de Entre Ríos debió mudarse varias veces por sufrir ahogos extremos, en los que parecía sentir que moriría, además de una sensación perturbadora. Ahora, decidió contar su historia a través de cronica.com.ar.

Una casa, un proyecto de vida y experiencias que jamás pensó vivir. María, profesora de lenguas extranjeras que vive en la provincia de Entre Ríos, le contó a crónica.com.ar su experiencia paranormal a la hora de mudarse a una nueva casa para proyectar nuevos caminos en su vida.

En medio de un proyecto nuevo de su vida, María comenzó a tener experiencias con su estado de salud que no entendía muy bien porque se le provocaba si nunca había presentado algún síntoma de enfermedad. En una extensa comunicación telefónica, la mujer le contó a crónica.com.ar que al mudarse a una casa nueva para comenzar con una nueva etapa de su vida, empezó a tener ahogos y no poder respirar con normalidad.

Primero los acontecimientos sucedían con poca frecuencia a la hora que iba a dormir, pero luego se convirtió en algo rutinario, por lo cual empezó a preocuparse por su salud. "Los primeros ahogos fueron leves, pero a medida que transcurría el tiempo comenzaron a empeorar", explicó María. Pero estos acontecimientos no fueron los únicos en aparecer a la hora de mudarse a su nuevo hogar.

María contó que, a la hora de cenar con su pareja, ambos escuchaban un ruido a golpe que provenía de la parte superior de la casa y siempre se daba al mismo horario 22.20. Además, a esto se le sumaba que la puerta de una de las habitaciones se movía, como si alguien estuviera entrando y se golpeaba.

A todas esas circunstancias que estaba viviendo, se le sumó que el vecino parecía estar empeñado en hacerles la vida imposible, no sólo a María sino también sus seres allegados, sin motivo alguno. "Esta persona era mala, nos agredió de todas las formas posibles. Íbamos a la policía y no nos escuchaban", explicó. "Nos tiraba piedras al techo, se subía a nuestro techo y nos ponía lanzas hechas de madera para que se nos cayeran encima. Se paseaba con cuchillos delante de la casa, cuándo me veía escupía al piso", indicó María, quien agregó que vivieron tres años de esta forma en el lugar.

María y su familia no encontraban explicación a lo que pasaba, hasta que un día uno de sus alumnos en el colegio donde dictaba clases le comentó que ella estaba viviendo en la "casa del fantasma", a lo que la mujer le preguntó por qué le decía eso. Entonces el estudiante le remarcó que él conocía la vivienda y la familia que había vivido allí. De hecho jugaba de pequeño con los hijos de la pareja dueña de la casa. El alumno de María comentó que dicha familia decidió mudarse cuando el padre falleció de un infartó, alrededor de los 40 años.

En su momento la profesora de idiomas no pensó que podría llegar a tratarse de algún fenómeno paranormal lo que se estaba viviendo en su casa, sino que tenía algún tipo de dificultad en la salud, por lo cual comenzó a realizarse varios estudios, pero todos dieron perfectos. Fue entonces que empezó a dejar en parte de lado su escepticismo y a sospechar que sí podría tratarse de algún fenómeno de carácter paranormal.

Cambia de escenario

Frente a las situaciones que se vivían en el hogar, no solo de salud sino de amenazas y situaciones extremas con el vecino, María decidió mudarse a otra casa. "Lo primero que me pasa son los ahogos que hacían que me faltara el aire y yo dormía de costado porque pensaba que era la forma en la que me posicionaba, pero seguía sucediendo" comentó. En ese segundo hogar los ahogos y acontecimientos raros continuaron sucediendo por lo que María decidió mudarse nuevamente de inmueble, el tercero en menos tiempo de lo pensado. En este nuevo lugar no sufrió ningún tipo de ahogo, era como si todo hubiera pasado como una mala pesadilla.

Vivienda propia

Con el correr de los años, María pudo comprar su casa propia, pero ya en la primera noche comenzó a ahogarse cuando estaba acostada y volvió a sentirse que iba a morir. "Llegué a tener miedo de hasta dormirme", repite María. "Era parte de mi preocupación diaria el tema de los ahogos", acentuó. María empezó a investigar de qué se podía tratar y el por qué de su falta de aire, que no la dejaban llevar una vida normal y tranquila. "Un día me di cuenta que al mudarme de mi primer casa, donde comenzaron estos episodios, me traje una banqueta de aluminio y siempre la dejé al lado de mi cama para poder apoyar la ropa", remarcó.

Justamente esa banqueta era uno de los muebles que ya estaba de antes en la casa dónde se había mudado la primera vez, y se fue trasladando con ella a medida que iba a vivir a otro sitio. Y recordó que, cuando vivió en aquella tercera vivienda, en ese momento en particular no padeció los ahogos, justo cuando la banqueta no la colocaba al lado de la cama, situación que en las anteriores sí pasaba. Luego de plantearse varias hipótesis, María llegó a la conclusión que aquella banqueta podía arrastrar algo que le estaba provocando los ahogos que la desesperaban y ponían mal. Fue entonces tomó la drástica decisión de tirarla, deshacerse de esa simple banqueta. "A todo esto yo ya me había enterado sobre el fallecimiento del hombre, de que los vecinos comentaban que había un fantasma, entre otras cosas. Todas esas personas que vivieron en esa primera casa en la que me mude se fueron, porque a todas les fue mal", remarcó la mujer.

Para sorpresa de María, a pesar de sacar la banqueta de la casa los ahogos continuaban, por lo cual no comprendía el por qué, ya que según su hipótesis todo era provocado por aquel mueble. Fue entonces que un día al ir al garaje se encontró con la maldita banqueta. Entonces le preguntó a su pareja que hacía el banco ahí, y él simplemente le contestó que la entró porque la vio en la vereda. Entonces María tomó de nuevo la banqueta y la llevó a un lugar bien lejos de su casa para tirarla y encargarse que no volvería a estar cerca de ella. "Desde ese momento no tengo ahogos, duermo tranquila. No sé si será cuestión mía, sugestión, pero desde que pasó eso, yo ya no sufro más aquellos ahogos que sentía que me iban a matar ya que me dejaban sin aire", acentuó.

Romper moldes

Luego de dar a conocer su situación con la banqueta y las tres mudanzas, María recuerda que era escéptica a lo paranormal y que siempre le decía a sus alumnos que respetaba sus pensamientos, pero que ella no creía en esas situaciones. "Creo que esto me pasó para que crea", remarca hoy. En la actualidad María sigue viviendo en la casa que compró y ya no sufre más ahogos. Contó también que jamás tuvo contacto con la gente que perdiera a un miembro de la familia, y que tampoco buscó averiguar más sobre el caso al respecto. No decidió indagar más en lo que ocurría y tampoco si realmente todo lo que le había pasado tenía que ver con la banqueta que desechó para poder vivir tranquila. Pero ella, íntimamente, sabe que fue así. Entre Ríos, como en muchas otras provincias del país, y en especial en esos pueblos chicos del interior, suelen tener varios casos paranormales que se difunden a diario entre su gente. Este es apenas uno, que gracias a María salió a la luz.

Sobre la primera familia no se supo nunca más nada, tampoco si la casa tuvo una "limpieza" de alguien capacitado para hacerla, luego del citado hecho

Espíritus en objetos

En la mitología, los contenedores sobrenaturales se conocen como los objetos o personas que actúan como envase para sellar un ente sobrenatural. Según se cree, estas criaturas se sellan mediante algún método como un conjuro.

Las criaturas que son selladas suelen ser en su mayoría malignas y de enorme poder, y no pueden ser destruidas o detenidas fácilmente por personas que realizan limpiezas en hogares, o menos aquellas personas que realizan limpieza ellas mismas.

Dicha criatura puede tomar el control del objeto o de la persona. Además, los objetos pueden tener un fuerte peso y presencia sobre las personas que lo poseen y lo utilizan.

Casos de contenedores

Existen dos tipos de contenedores sobrenaturales: los contenedores inertes y los contenedores vivientes. Los contenedores inertes son objetos, como por ejemplo jarros, árboles, botellas, espadas, lámparas mágicas, rocas, o esferas de minerales especiales, entre otros. El contenedor viviente sería un ser viviente, principalmente un ser humano, que se sacrifica o es sacrificado para actuar como contenedor sobrenatural.

Los objetos como contenedores inertes son utilizados muchas veces pare realizar magia negra y perjudicar a un tercero, aunque si son extremos suelen usarse los vivientes como animales, a modo de sacrificio para fortalecer el pedido que se realiza en la brujería.

La banqueta pertenecía a la familia anterior que vivía en la primera casa que alquiló María. Había varios muebles en el lugar pero el pequeño banco lo utilizó ella para poder apoyar la ropa o lo que precisara para mayor comodidad en su dormitorio.

Para los más escépticos a estos casos, la Biblia registra historias de demonios afligiendo o posesionándose de incrédulos. Pero no son historias de demonios que estén dentro o unidos a objetos, y la Biblia no nos advierte sobre demonios adhiriéndose a objetos. Prácticas ocultas pueden atraer a los espíritus malignos, y, puesto que ciertos objetos se utilizan en esas prácticas, puede parecer que los demonios son atraídos a los objetos; sin embargo, esto no significa que los demonios están en los objetos.

Esto claro está, no significa que no pueda suceder.

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