En las PASO del 12 de septiembre pasado, Juntos por el Cambio logró consolidarse como una fuerza competitiva en las urnas, con una base de sustentación estable para disputarle el poder al peronismo. En la cúpula de la coalición opositora hay entusiasmo frente a la chance concreta de quitarle al kirchnerismo el control del Congreso en las legislativas del 14 de noviembre y la posibilidad de constituir una “nueva mayoría” política.

Se jactan de que la alianza que conformaron el Pro, la UCR y la Coalición Cívica en 2015 se mantuvo unida en el llano y que logró recuperarse tras la derrota de 2019. Por tercera vez consecutiva, la fuerza pudo superar el 40% de los votos a nivel nacional.

Además, mejoró su performance en las urnas en nueve puntos porcentuales respecto de las primarias de 2019. En ese balance, no solo sumó nuevas adhesiones en Córdoba y la Ciudad, los únicos distritos donde había ganado en las PASO celebradas hace dos años, en plena debacle electoral de Mauricio Macri, sino que logró revertir las derrotas que había sufrido en trece provincias del país: Buenos Aires, Corrientes, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Misiones, San Luis, Santa Fe, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Si bien volvió a perder en Tucumán, Santiago del Estero, San Juan, Salta, Río Negro, Neuquén, La Rioja, Formosa y Catamarca, Juntos por el Cambio tuvo un mejor desempeño electoral en casi todos esos distritos en comparación con las primarias de 2019. La única excepción fue Neuquén, donde el Pro, la CC y la UCR no compitieron en estos comicios bajo el mismo paraguas.

En el comando electoral de Juntos por el Cambio atribuyen a múltiples factores el tsunami de votos opositores. Por un lado, entienden que el espacio logró ampliar su base de representación porque utilizó la herramienta de las PASO para ungir a sus candidatos en 17 distritos.

A su vez, consideran que la renovación de la oferta electoral de la fuerza, con la incorporación del médico Facundo Manes, la apuesta de la UCR en Buenos Aires, o la periodista Carolina Losada, la sorpresa de la interna en Santa Fe, entre otros, les permitió recuperar a votantes perdidos durante la gestión de Macri o captar a desencantados con el gobierno de Alberto Fernández.

Está claro que la crisis económica, la mala gestión de la pandemia del Presidente y los errores no forzados de su administración contribuyeron a la ola cambiemita en las urnas.

“En los focus group se observa que hubo un fuerte voto castigo al Gobierno por lo económico-social, la falta de ejemplaridad y el manejo de la educación”, apunta uno de los encargados de la campaña de Juntos. En los estudios cualitativos también detectan un síntoma alarmante: la creciente falta de expectativas de la sociedad.

En el campamento de Manes están convencidos de que el neurólogo logró seducir a segmentos del electorado bonaerense que solían acompañar a Sergio Massa en Buenos Aires. Se jactan de que Juntos por el Cambio hizo su mejor elección histórica en la categoría de diputados nacionales en el distrito más poblado del país, donde María Eugenia Vidal cayó por 15 puntos en 2019. Respecto de las legislativas de 2017, cuando Graciela Ocaña encabezó la lista de Cambiemos, el conglomerado opositor mejoró su performance en ocho puntos porcentuales.

“Lo novedoso de nuestra propuesta en la provincia es que la tercera vía compitió dentro de Juntos”, aseguró Joaquín de la Torre, candidato a senador provincial, en diálogo con LN+.

La lista de Dar el Paso, que encabezó Manes, se impuso en cuatro de las ocho secciones electorales y en más de 70 municipios de la provincia. Según los datos que analizan en la UCR bonaerense, la figura de Manes atrajo a votantes de sectores medios bajos de Buenos Aires.

“Son votantes que sufrieron mucho la crisis de 2018, durante el gobierno de Macri, y que tienden a respaldar a las opciones de la tercera vía, como Florencio Randazzo”, señalan fuentes del radicalismo. Por ejemplo, en General Pueyrredón, donde Diego Santilli ganó por estrecho margen la disputa interna, el médico superó al exvicejefe porteño en las zonas más postergadas.

Sorteado el trance de las 17 internas en todo el país, Juntos por el Cambio se puso como objetivo arrebatarle al kirchnerismo el quorum en ambas cámaras del Congreso.

“Ahora hay que sostener y crecer”, insisten desde la mesa nacional del espacio. Para fortalecer su proyecto de cara a 2023, Juntos por el Cambio necesita mantener su caudal de votos en la provincia de Buenos Aires, bastión electoral de Cristina Kirchner. Allí, Juntos se impuso en las PASO con el 37,33% de los votos y superó por cuatro puntos a la boleta oficialista encabezada por Victoria Tolosa Paz (Frente de Todos), que cosechó el 33,25% de los sufragios.

Las encuestas de intención de voto que manejan en la mesa de campaña de Juntos no registran aún variaciones respecto de las primarias: “Se mantiene la diferencia de cuatro puntos entre Juntos y el Frente de Todos”, apunta uno de los encargados de analizar los números.

Objetivos estratégicos

En su cruzada por sacarle el quorum al peronismo en la Cámara alta, Juntos por el Cambio pone la mira en las ocho provincias donde se eligen senadores, pero, sobre todo, intentará evitar que el peronismo revierta el resultado en Chubut y La Pampa, distritos donde históricamente se impone el PJ.

También le prestan atención a San Luis, donde los Rodríguez Saá demostraron su poder de fuego para dar vuelta elecciones en las legislativas de 2017. Además, Juntos por el Cambio aspira a crecer en Salta y San Juan, dos distritos donde quedó cerca de ganar.

En el terruño de Gustavo Sáenz, donde desembarcó Horacio Rodríguez Larreta, la coalición opositora se ubicó en segundo lugar, a 4745 votos de la nómina del Frente de Todos en las primarias. En San Juan, la lista de Susana Laciar quedó a cuatro puntos de la boleta apalancada por Sergio Uñac.

En Misiones y Tierra del Fuego, distritos donde hubo cinco listas del espacio en las PASO, Juntos por el Cambio necesita contener los votos y evitar fugas para ratificar los triunfos de las primarias. Lo mismo ocurre en Santa Fe y Córdoba, dos sitios estratégicos en la batalla por el Senado.

Otras provincias donde la coalición opositora aspira a mejorar su performance son Tucumán o Río Negro. También se ilusionan con un batacazo en Formosa tras el acuerdo entre el exjuez Fernando Carbajal y Gabriela Neme para competir con una lista única en las generales.