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Miércoles 26 de enero de 2022
José Luis Cabezas: la historia de las fotos que le sacó a Alfredo Yabrán y que desataron el crimen (era un empresario entrerriano)
yabrán cabezas

Este martes 25 de enero se cumple un nuevo aniversario del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas. Detrás de su muerte, ocurrida hace 25 años en General Madariaga, aparece la figura de Alfredo Yabrán, un empresario oscuro y poderoso al que Cabezas, en un hecho que cambió para siempre su vida, logró capturar en una serie de fotos que hoy son parte de la historia del periodismo argentino.

En el verano de 1996, Alfredo Yabrán se movía como un turista más en las playas de Pinamar. Poco antes había sido acusado por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, de ser parte de “una mafia enquistada en el poder”. Sin embargo, su cara era un misterio: nadie lo reconocía.

Lo que ignoraba es que mientras él disfrutaba del verano, acostado bajo el sol en una reposera, o caminando por la playa envuelto en la muchedumbre, el periodista gráfico José Luis Cabezas y su compañero Gabriel Michi lo seguían con un objetivo: tomarle una fotografía.

Casi no se conocían imágenes de Yabrán, un motivo de regodeo para el empresario vinculado entre otros negocios a la empresa de correos OCA. “Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente”, dijo alguna vez en una entrevista. “Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía”, es otra de las frases que se le atribuyen.

En febrero de 1996, el rumor de que Yabrán estaba en Pinamar llegó a oídos de la dupla Cabezas - Michi, que cubrían la temporada de verano en Pinamar para la revista Noticias.

En diálogo con LA NACION, Michi contó cómo fue que comenzó la investigación que derivó en aquellas fotos: “Teníamos información sobre Yabrán desde hacía bastante tiempo. Y nuestros contactos en Pinamar que nos avisaron cuando él llegó a la playa”.

Cabezas confirmó la intuición de su colega, que creyó haber visto a Yabrán en el balneario Marbella.

“Es él”, le dijo en base a las fotos viejas que se conocían.

Regresaron al auto e improvisaron la mejor manera para tomarle unas fotos al empresario. Michi puso su cuerpo como trípode para que su compañero tomara las primeras fotos de Yabrán, que descansaba de espaldas al mar en una reposera, vestido sólo con una malla floreada, en compañía de un perro.

La guardia periodística tenía que continuar, estaban consiguiendo imágenes exclusivas que tenían destino de portada. Michi y Cabezas alquilaron una carpa en el mismo balneario. Al periodista gráfico lo acompañaban su esposa Cristina.

Los periodistas vieron que Yabrán y su esposa, María Cristina Pérez, emprendía una caminata hacia el norte.

Supieron que su vuelta sería la oportunidad perfecta para fotografiarlos. Cuando los vieron regresar, prepararon el montaje que permitió la foto: Cabezas le pidió a Cristina que posara en la playa, y tomó la foto del poderoso empresario por detrás de su hombro. También fotografió a su esposa sonriendo, en un retrato que formó parte del mismo rollo.

Al revelar las imágenes, vieron por primera vez la foto que ilustraría ese número de Noticias, del 5 de marzo de 1996, titulado “Yabrán ataca de nuevo”, donde la imagen de Cabezas acompañaba una investigación escrita por Michi que revelaba los negocios del empresario en Pinamar.

En la foto, el empresario y su esposa caminan despreocupados por la playa.

El título de la revista tapó a María Cristina, y en la cubierta de la publicación quedó solo el oscuro hombre de negocios, que dirigió toda su furia contra el fotoperiodista que había logrado capturarlo en una instantánea.

Cabezas sufrió amenazas durante todo 1996, y cuando regresó a Pinamar en el verano para cubrir la temporada fue víctima de un atentado instigado por Yabrán y llevado a cabo por una banda compuesta por efectivos de la Policía Bonaerense y delincuentes.

El asesinato de José Luis Cabezas

La última noche de su vida, Cabezas cubrió la fiesta de cumpleaños del empresario Oscar Andreani junto a Michi, que lo acompañaba otro verano.

El redactor decidió abandonar el lugar a las 4 de la mañana. Una hora más tarde, Cabezas decidió terminar la jornada y volver al departamento donde se quedaba con Cristina y su beba Candela, además de sus hijos de un matrimonio previo, Agustina, de 6 años, y Juan, de 5.

Manejaba un Ford Fiesta blanco que le había alquilado la revista Noticias para cubrir la temporada.

No sospechaba que dentro de un Fiat Uno que lo seguía por las calles de Pinamar iba una banda criminal que tenía la misión de secuestrarlo.

Eran La Banda de los Hornos, un grupo de criminales de esa localidad de La Plata, comandados por el policía pinamarense Gustavo Prellezo.

La banda de Los Horneros estaba compuesta por cuatro miembros: Horacio Braga, José Luis Auge, Héctor Retana y Sergio González, que habían cobrado $4000 para seguir a Cabezas en Pinamar y secuestrarlo.

Eso hicieron cuando se bajó del auto frente a su departamento sobre la calle Rivadavia. Braga y González lo encañonaron antes de que pudiera entrar. Los tres volvieron al Ford Fiesta.

Arrancaron mientras los seguía, en un Fiat Uno, Prellezo, junto al resto de la banda.

El convoy recorrió las calles de Pinamar en la madrugada, salieron por la ruta 11 en sentido a la Ciudad de Buenos Aires y doblaron a los ochos kilómetros en un camino de tierra. Tras cinco kilómetros, los dos autos estacionaron a la entrada de una cava.

Prellezo se subió al Fiesta junto a Cabezas y manejó el auto al interior del lugar. El policía bajó del vehículo y ordenó al periodista gráfico que se arrodillara sobre la tierra, junto al asiento del acompañante. Entonces, tomó su arma y le disparó.

Poco después, la segunda detonación sonó sobre el cadáver del reportero. Todo había sido premeditado. Los asesinos tomaron bidones de nafta, lo rociaron sobre el auto blanco y le prendieron fuego. El cuerpo fue hallado dentro del vehículo, calcinado.

La investigación del hecho tomó tres años. Se determinó la responsabilidad de Yabrán como instigador del hecho.

El empresario no respondió por sus actos, ya que se suicidó en su estancia de Aldea San Antonio, Entre Ríos, el 20 de mayo de 1998.

Pero hubo nueve condenados por el crimen: además de la banda de Los Hornos y Prellezo, fueron hallados culpables los policías Aníbal Luna, Sergio Camaratta y Alberto Pedro Gómez, comisario de Pinamar en el momento del homicidio.

Fueron acusados de proveer las armas y liberar la zona para el crimen. Además, también fue condenado Gregorio Ríos, jefe de seguridad de Yabrán.

Según se derivó de la investigación, Yabrán le había pedido a Ríos “tener un verano tranquilo”, por lo que habían decidido ir detrás del equipo de Noticias y especialmente de Cabezas.

Sin embargo, a 25 años del hecho que marcó un antes y un después para el periodismo argentino, todos los condenados por el crimen están en libertad.

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