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Lunes 20 de junio de 2022
(Mención a Bordet) Todos miran a Graciela Camaño, el espejo de Mauricio Macri y Cristina Kirchner, y gobernadores al ataque
camaño

El Gobierno echará el resto contra la Suprema Corte esta semana, cuando se espera un fallo del tribunal que rechazará las impugnaciones al procesamiento de Cristina de Kirchner en la causa Vialidad.

Citó de apuro -los mensajes estaban llegando el domingo a los legisladores- a un plenario de las Comisiones de Justicia y de Asuntos Constitucionales para tratar este miércoles a las 11 el proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura que aprobó el Senado.

La iniciativa deja afuera del organismo a la Corte y crea un Consejo Federal. Lo defenderán dos halcones del oficialismo extremo, Martín Soria y Juan Martín Mena, que descargarán artillería contra la Corte y también contra la oposición, que sostiene lo contrario: la Corte tiene que estar en el Consejo y además presidirla a través del titular de ese poder.

Este plenario es una metáfora de la situación de empate que caracteriza a la vida política de la Argentina como resultado de las elecciones de 2021. El peronismo domina el Senado, pero no tiene 2/3 para ninguna reforma estructural.

En Diputados tiene una mayoría boyante que, en el mejor de los casos, le permite tener quórum con aliados y, cuanto más, imponer sus proyectos en el borde ese número.

La votación de subsidio a la cultura alcanzó apenas 132 votos -129 es el número áureo que da la mayoría por un pelo-. Ese empate es emblema porque se repiten los mismos factores.

En la Comisión de Justicia oficialismo y oposición empatan 15 a 15 y desempata Graciela Camaño.

En Asuntos Constitucionales, están 17 a 17, y también desempata Graciela Camaño. Uno no sabe si maravillarse ante la incapacidad de las partes para llegar a algún consenso, o ante la capacidad de Camaño de construirse como factor de desempate.

Ningún presidente quiere sombra

La diputada de Identidad Bonaerense protege la pelota, de espaldas como Barros Schelotto ante el banderín del córner. La buscan de las dos partes para algún pacto. Ella sostiene que la Corte tiene que estar en el Consejo, pero no presidirla.

El representante del tribunal, además, debe ser rotativo. Entiende que darle Corte y Consejo a una misma persona, como hoy Horacio Rosatti, es concentrar un superpoder en una sola persona.

Camaño se acerca al proyecto de reforma que enviaron en 2017 Macri y Germán Garavano para reformar el Consejo, y que no incluía a la Corte. Entiende que la oposición de Juntos por el Cambio modificó ese criterio cuando dejó el poder en 2019.

Esta mirada deja entrever un entendimiento entre la oposición y la Corte que tiene que ver con la situación de tribunales, como la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, por donde pueden, en futuro, pasar causas del expresidente y en donde ya pasaron, sin suerte para ella, las de Cristina de Kirchner.

Su integración está avalada por la Corte, después de intentos de hacerla tambalear. En la Argentina, un país con gobiernos débiles y una sociedad civil fuerte, ningún presidente quiere que otro poder lo debilite.

Macri prefirió dejar a un procurador interino (Eduardo Casal) antes que negociar los 2/3 de los votos con el peronismo, para poner uno con plenos poderes.

Tampoco el expresidente quiso acordar la designación de un Defensor del Pueblo. ¿Para qué lo querría si los defensores están para hostigar a los gobiernos? Con el mismo criterio Cristina de Kirchner, y después Macri, gobernaron con un Banco Central con directorio en comisión, a perpetuidad.

Un paseo por los sótanos

Todo improbable pero entretenido para alimentar especulaciones. El plenario del miércoles adquiere un sentido simbólico, en donde se canalizarán las iras anti-Corte de conspicuos guardianes de los sótanos de la Democracia, como Soria, Mena y otro ex SIDE: Rodolfo Tailhade, titular de la Comisión de Justicia.

El peronismo está dispuesto a ceder lo que pida Camaño por la firma del dictamen de mayoría. Es el primer paso para intentar la aprobación en el recinto. Como no alcanzarían nunca los 2/3, el proyecto iría al Senado, que impondría por mayoría simple la versión original, sin la Corte.

La oposición se resistirá a cualquier negociación porque sin los 2/3 siempre el peronismo del Senado ganaría la partida. En síntesis: otra guerra florida, para blindar liderazgos internos y contener la unidad de los propios. Tramas jugosas, pero sin recorrido.

Gobernadores peronistas intentan formalizar la "liga"

El peronismo “federal” intentará cerrar la semana corta con una cumbre en el Chaco que promueva alguna unidad pensando en 2023.

Aprovecharán una reunión del Consejo de la Hidrovía, que está integrado por gobernadores de las siete provincias ribereñas, y asegura la asistencia de los mandatarios de distritos decisivos por la cantidad de votantes, como Axel Kicillof (Buenos Aires), Omar Perotti (Santa Fe), que se hará representar por algún ministro; los médicos le recomiendan reposo pos Covid, y Gustavo Bordet (Entre Ríos).

También integra el grupo Gildo Insfrán, presidente del Congreso Nacional del PJ. El anfitrión, Jorge Capitanich, espera aprovechar la cita para sumar a otros gobernadores del peronismo y poder formalizar de alguna manera la histórica Liga de Gobernadores del peronismo.

Será en un aparte de sesión sobre la Hidrovía, en la que no esté el correntino y radical Gustavo Valdés.

“No vemos gobierno"

La idea es darle a la Liga el formato de un movimiento federal que sume poder territorial al poder simbólico del peronismo del AMBA, que tiene los tres cargos de máxima representación -Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina-. Este trío carece de visibilidad de poder entre los gobernadores peronistas. La frase que repiten es "no vemos gobierno".

Del Consejo de la Hidrovía forman parte, además, Wado de Pedro, el massista Alexis Guerrera y Daniel Scioli. El ministro de Transporte ya aseguró su asistencia. Hasta este fin de semana, el flamante titular de Desarrollo Productivo no tenía previsto viajar a Resistencia para esta cita que es un pergeño de unidad de todo el peronismo.

Esa unidad –que tampoco puede alentar De Pedro, un funcionario más que un dirigente- es la clave de la capacidad del peronismo de ser competitivo en las elecciones del año que viene.

La única razón de fondo para que se produzca la división que cifró la década de derrotas entre 2009 y 2019 es que el peronismo mantenga la convicción actual de que perderá las elecciones de 2023: si esa percepción cala en los dirigentes, habrá una corrida política de los gobernadores a refugiarse en sus distritos. La mayoría tienen una economía saludable y casi todos pueden tener una reelección el año que viene.

Si siguen el presagio cristinista de que este gobierno es irrecuperable y perderá en 2023, desacoplarán las fechas de las elecciones provinciales de la nacional.

Fuera de ese factor no hay otra razón para la división del peronismo. No hay un Massa que arrastre a la disidencia a un sector importante del electorado. Tampoco la oposición ha construido una ventanilla eficiente para recibir a un peronismo crítico del Gobierno nacional. El Peronismo Republicano de Miguel Pichetto tiene ese desafío hacia adelante.

"Tenés que venir al CFI"

Entre los documentos previos al encuentro de la Hidrovía del viernes, figura el planteo de Capitanich de salir el laberinto por arriba, y acercarse a algún consenso con la oposición para impulsar reformas de fondo en temas estructurales, como logística, estabilidad monetaria, energía. Sin ese acercamiento, entiende, ningún gobierno podrá designar Procurador General, jueces de la Corte, ni Defensor del Pueblo.

La cercanía de las elecciones no favorece los entendimientos. Gerardo Morales regresó el viernes del viaje a Canadá con un grupo de mandatarios del peronismo -entre ellos Sergio UñacGustavo SáenzAlicia Kirchner y Raúl Jalil-.

Se pasaron una semana de convivencia y en los momentos de mayor confianza intentaron una seducción en masa a Morales: "Tenés que venir al CFI".

El jujeño se ríe de esas ofertas porque sabe que el CFI es el santuario de las perrerías del peronismo para arrinconar a la oposición con embates contra el gobierno de Juntos por el Cambio en la CABA.

"Cambien ustedes la agenda", es la respuesta de Morales y también de Rodolfo Suarez, el otro protagonista de esa convivencia canadiense.

Socio fundador

Lo peor que puede pasarle al peronismo es una nueva división entre AMBA y la Liga de Gobernadores. Sería volver a la década de derrotas 2009-2019. Scioli entiende como nadie los technicals del cristinismo. Y se mueve desde un ángulo contrario a la narrativa convencional. Él fue quien hizo ganar a Néstor en 2003 como delegado de Eduardo Duhalde y por haberlo convencido de que anunciase que Roberto Lavagna -por entonces más mágico que hoy- seguiría siendo el ministro de Economía.

En 2007 y en 2011 sostuvo las candidaturas exitosas de Cristina y en 2025 llegó a un balotaje por un pelo. Sus detractores ven esa trama como una cadena de errores. Scioli suele reírse en la intimidad de quienes le señalan equivocaciones que no son tales. Se mueve como quien sabe que el peronismo kirchnerista -hoy cristinista- es un producto con dos nombres en su código genético: Kirchner y Scioli.

Para convivir han mirado cada cual por una ventana distinta desde donde llamaban a sectores que sin la mediación de esos dos nombres nunca se hubieran acercado. Una UTE original y exitosa, nacida en el riñón del duhaldismo en 2003 y de la capacidad de Scioli de identificación con el electorado independiente.

La oposición, en malón a provincia clave

La oposición juntará leña el viernes en Córdoba. La mesa de JxC se instala en Río Cuarto con una sesión de sus técnicos para lanzar una plataforma productiva.

Macri regresó este domingo de una gira por Qatar y alrededores, y está anotado, pero no confirmado. Si no va, le deja el estrellato a Morales, que irá el jueves a Córdoba para ampliar la agenda con reuniones con dirigentes de esa provincia.

Para animar el enjambre del segundo distrito con más votantes, y capital nacional del anti-cristinismo, ese día también hará una gira de musculación María Eugenia Vidal –que quiere aparecer junto a Mario Negri-.

En el armado nacional del 2023, la oposición puede confiar en resultados ganadores en cuatro de los siete distritos más grandes de la Argentina (Santa Fe, CABA, Mendoza y Entre Ríos). Tiene que afirmarse sobre sus propios pies en Buenos Aires y Córdoba.

En Tucumán no hay con qué darle al peronismo.

En Buenos Aires habrá una elección palo y palo entre peronismo y oposición. La diferencia puede venir de Córdoba. Lo mismo entiende el oficialismo al atender los pasos de Juan Schiaretti.

En particular sobre el manejo de las fechas: si unifica las elecciones locales con las nacionales o mantiene el desacople. Indicaría cuál es el tipo de participación que le dará al peronismo de Córdoba, y si oye el reclamo de los gobernadores del peronismo del interior, de intentar una candidatura que enfrente al peronismo del AMBA. Lo que haga será en protección del “cordobesismo”, preservar el poder en Córdoba para su partido, aunque le cueste quebrar su reticencia a participar del juego nacional, conducta que lo pone siempre en el bando de los ganadores.

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