La actividad política de Juan José Bahillo sigue intacta. Cuando dejó su cargo como funcionario nacional, tras las elecciones en las que La Libertad Avanza llegó al Gobierno, el extitular de la cartera agropecuaria comenzó una nueva etapa como diputado provincial por Unión por la Patria en Entre Ríos, aunque sigue muy de cerca la realidad de los productores agropecuarios. Esto ocurre no sólo por una cuestión profesional sino porque además el propio Bahillo es productor agropecuario y su familia está ligada al negocio lácteo, entre otros.
La semana pasada, Bahillo publicó en la red social X una fuerte crítica a la actual gestión política y económica que lleva adelante el oficialismo, de la mano de Fernando Vilella como responsable de la política “agrobioindustrial” de la Argentina.
Al ser consultado sobre este tema, detalló que observa “con preocupación las definiciones políticas del gobierno nacional, porque marca su mirada de país en cuanto a lo productivo solamente a partir de lo fiscal, lo impositivo y lo monetario. No se le conoce una sola medida o decisión política que promueva el desarrollo del sector primario, de las economías regionales o del sector industrial. No hay políticas que promuevan el agregado de valor, el desarrollo de nuevos mercados, la evolución de la biotecnología o herramientas de financiamiento”.
Al ser consultado sobre las urgencias en términos económicos que tiene la Argentina, el actual diputado provincial en Entre Ríos reconoció que “hay que hacer correcciones en materia fiscal y en materia impositiva, pero el plan tiene que ser productivo y a partir de ahí hacer las correcciones para generar más trabajo, más producción y más dólares para Argentina”.
Lo cierto es que la ilusión de la baja o quita de retenciones a la producción (ya sea agroindustrial o de cualquier índole) es justamente eso, una ilusión que la política olvida o posterga cuando quienes promueven esa idea llegan al Gobierno y deben administrar los recursos del estado. Ver el partido desde la tribuna es muy distinto a ponerse los botines, sufrir las patadas del adversario y al mismo tiempo buscar hacer un gol. Más aún cuando se ingresa en el segundo tiempo y casi no hay espacio para críticas por la etapa previa.
Esto es justamente lo que ocurrió con la llegada de Sergio Massa al Gobierno y Bahillo lo destacó al afirmar que “a partir de agosto de 2022 asumimos una situación muy límite, muy compleja. Se hablaba del final de mandato y otras cuestiones muy delicadas, con prácticamente nada de reservas. A esto hay que agregarle que nos tocó transitar la peor sequía de la historia y eso agravó aún más el contexto. Por eso tuvimos que tomar decisiones que tenían que ver con la macroeconomía, con la liquidación y con generar los dólares necesarios más que con medidas productivas, pero la responsabilidad del momento exigía eso. Aún así tuvimos 21 programas que llegaron a los distintos sectores porque fue una gestión que estuvo cercana, presente, con sensibilidad y empatía, entendiendo la problemática que sufría el productor en el marco de la sequía. Por eso veo con mucha preocupación que no hay políticas concretas para nuestros productores".
Perspectivas para la campaña 2023/24
Si bien el ciclo agrícola sufrió durante las últimas dos semanas el impacto de la ola de calor, en varias regiones productivas el agua llegó y se podría recuperar parte de los planteos de soja y maíz. Sin dudas es muy prematuro elaborar una conclusión, pero la campaña agrícola se ubicaría entre las mejores de los últimos años. No será récord y habrá zonas afectadas por la falta de lluvias, pero seguramente la cosecha total se ubique por encima de los 130 millones de toneladas. Al ser consultado por esta situación y por las urgencias económicas que tiene la Argentina, Bahillo explicó que los productores “están peor en un contexto mejor”.
Agregó que “vamos a tener cosecha normal, se esperaba récord pero va a ser normal, versus la que fue la peor cosecha de la historia. Ese agravamiento de la situación del productor está dado fundamentalmente por la devaluación de más del 100%, que pegó fuerte en los costos, más la suba de 10 puntos del impuesto al país, que impactó directamente en los insumos, más el incremento del 100 % del combustible. Si medimos el margen real, la rentabilidad del productor está herida sensiblemente por las decisiones que ha tomado este Gobierno”.
¿Milei castiga al interior?
Luego de una semana intensa producto de la labor parlamentaria, que concluyó con la confirmación de que el Gobierno retirará la denominada “ley ómnibus”, la relación del poder ejecutivo con las provincias se tensó a niveles nunca vistos. En este sentido, Bahillo opinó que “no es sobre la base del ajuste como vamos a solucionar los problemas, sino sobre la base de un sendero de crecimiento, en el cual seguramente todos tendremos que hacer un esfuerzo”.
Detalló que será necesario acordar con los sectores productivos y no pelearse con los gobernadores que representan al interior. Según Bahillo, Milei “castiga al interior, a los ciudadanos. Cuando él elimina el envío de fondos discrecionales a las provincias bajo un prejuicio y un preconcepto de que esos fondos son mal gastados, mal asignados. En realidad tienen que ver con obras de infraestructura, canales de riego, con rutas, con un montón de realidades que en el interior son obras de infraestructura que si no las hace el Estado, no las hace nadie”.
Menos poder para Vilella
La semana pasada se publicó en el Boletín Oficial una resolución por la cual se elimina la Subsecretaría de Administración Financiera de la orbita de la Secretaría de Agricultura.
Según Bahillo, que conoce perfectamente el entramado de cada una de las dependencias de los organismos públicos, todo esto “le quita al secretario una herramienta muy valiosa en la gestión ya que pierde la posibilidad de tener estrategias presupuestarias, de administración de créditos, de supervisar las cuotas presupuestarias asignadas, de definir relaciones y prioridades, entre otras”.
Vilella, que durante la campaña electoral militó a favor de Facundo Manes para que el radicalismo llegara a la presidencia de la Nación, deberá enfrentar en los próximos días varios cuestionamientos sobre temas muy específicos del sector agrícola, como por ejemplo la adhesión de la Argentina a un convenio multilateral que impondría cambios en la forma en la que se comercializan las semillas en nuestro país, algo que generó amplio rechazo entre los productores de granos.