El exsenador Edgardo Kueider habló por primera vez con la
prensa argentina, desde la vivienda donde cumple prisión domiciliaria en
Asunción, Paraguay. Durante sus declaraciones, apuntó contra la jueza Sandra
Arroyo Salgado y consideró "injusto" el hecho de que deberá ir al
penal de Ezeiza en caso de regresar al país.
En una entrevista realizada vía Zoom con el programa
Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), el exlegislador entrerriano contó cómo
transita su detención, aseguró ser víctima de una persecución política y
mediática, y cuestionó el accionar de la Justicia argentina. “Estoy sufriendo
en una causa en la cual no tengo nada que ver, que se inicia por una falsa
denuncia de un periodista, por una falsa denuncia de una publicación
periodística y por, digamos, un interés raro de parte de la Justicia de
vincularme a alguna cosa que nada que ver”, expresó.
Según relató, pasa sus días viendo televisión y leyendo
expedientes judiciales. Kueider comparte la casa con Iara Guinsel Costa, la
mujer que lo acompañaba cuando fue interceptado en la frontera de Paraguay con
más de 200 mil dólares sin declarar, aunque aclaró que duermen en habitaciones
separadas.
El exsenador enfrenta en Paraguay una causa por contrabando
y otra por presunto lavado de dinero. Sin embargo, mantuvo su inocencia y
aseguró que el dinero incautado provenía de Paraguay, de “otras operaciones”
que “no eran suyas”. Sumado a esto, subrayó que no tenía intención de fugarse:
“Yo me podía haber ido a la Argentina esa misma noche, me podía haber vuelto,
yo no estuve detenido. Nunca estuve detenido".
Y agregó: "La declaración se produjo después que
voluntariamente fui a declarar a la Fiscalía en Ciudad del Este. Pero, antes de
eso podía haberme retirado. De hecho, uno de los argumentos que expusimos con
los abogados al juez para decirle que no había peligro de riesgo de fuga en la
domiciliaria era que podíamos habernos ido mucho antes y no lo hicimos”.
Sobre la acusación que pesa sobre él, aseguró que se
arrepiente de haber cruzado la frontera desde Brasil hacia Ciudad del Este con
el dinero sin declarar, lo que derivó en su arresto domiciliario. Asimismo,
insistió en que "todo lo que se dijo es falso", pero que ya fue
“condenado socialmente”. “Entonces uno habla y puede venir a una indagatoria
periodística, pero ya fue juzgado. Yo sé que no voy a cambiar nada con esta
indagatoria”, se lamentó.
Respecto a su futuro político, aseguró que dependerá del
desenlace de la causa judicial, aunque no descartó volver a la actividad si el
resultado es favorable. Asimismo, indicó que no mantiene contacto con
dirigentes de la política argentina y que nadie del gobierno de Javier Milei se
comunicó con él. Tampoco lo hizo el exgobernador entrerriano Gustavo Bordet,
quien “jamás” lo llamó. Solo recibió muy pocas visitas de su familia o de algún
amigo, detalló.
Los cuestionamientos a la jueza Arroyo Salgado y al fiscal
Domínguez
Si bien admitió que desea regresar a su país para estar con
sus hijos y familia, cuestionó el pedido de la jueza Arroyo Salgado, quien
solicitó en diciembre su extradición con fines de detención, trámite que aún no
avanzó por planteos de la Justicia paraguaya sobre la forma en que fue
presentada la solicitud. “Yo respeto a rajatabla las leyes. Lo que sí me parece
injusto es que, si tenga que volver a la Argentina, tenga que ir al penal
Ezeiza porque a la señora jueza quiera mostrar qué cuestión”, lanzó Kueider.
Sumado a esto, criticó el accionar del fiscal federal
Fernando Domínguez, quien junto con la magistrada lo investiga en la causa
Securitas y en otra por presunto enriquecimiento ilícito. Sobre esos casos,
aseguró no tener vínculos con los empresarios involucrados, a la par que negó
haber tenido poder de decisión en ENERSA (la empresa de energía entrerriana),
al señalar que "nunca fue empleado, funcionario, director, ni síndico”. Su
único rol documentado fue firmar actas de asambleas anuales.
En ese sentido, calificó de “totalmente agarrada de los
pelos” la acusación por asociación ilícita y describió los indicios de lavado
de activos como “datos irrisorios e incomprensibles”. Al respecto, consideró
ser un “chivo expiatorio” y denunció un “abuso total de autoridad” por parte de
la magistrada y el fiscal.
En paralelo, se quejó de sufrir un “daño irreparable” por el
accionar de la Justicia de San Isidro por hechos con los que, según él, no
tiene “absolutamente nada que ver”. También expresó su preocupación por sus
excolaboradores que hoy están detenidos, entre ellos su primo Javier Rubel, su
amigo y socio Rodolfo Daniel González, su exsecretaria y contadores cercanos.
Kueider es investigado además por la Justicia de Concordia
en otra causa vinculada a su patrimonio, impulsada por el fiscal José Arias.
Según su defensa, el hecho de que existan dos investigaciones abiertas por el
mismo caso en distintas jurisdicciones configura una “doble persecución
política” y es “inconstitucional”. La disputa entre jurisdicciones aún no fue
resuelta.
Finalmente, el exsenador justificó la compra de tres
departamentos en un edificio de lujo en Paraná como una inversión hecha a
través de su firma Betail SA. En esa línea, explicó que buscaba “mantener el
valor del dinero” tras el fracaso de un negocio avícola que se vio frustrado
por la pandemia.