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aría Luisa Sisti y Ema Iglesias se definen como "devotas de Perón". "Todos los días a las 8 o a las 9 de la mañana venimos al cementerio. Una forma de acompañar a este Cristo que es Perón", cuenta Sisti. Fue ella la que ayer por la mañana llamó a Clarín. "Se quieren robar a Perón", alertó. Después, convocó a su amiga. Los movimientos dentro de la bóveda familiar de los Perón, en la calle 11, más la presencia del fotógrafo de Clarín, llamaron la atención de los guardias de seguridad.
"Esto es muy sencillo —dijo Rodríguez Perón a este diario—. Yo integro la Comisión Mausoleo, a la que también pertenecen (Antonio) Cafiero y Felipe Solá, y (Eduardo) Duhalde es el presidente honorario. Esta comisión se encarga de los preparativos para llevar el cuerpo de Perón a la quinta de San Vicente, el próximo 17 de octubre. Lo que vine a hacer son unas obras en la bóveda para dejar todo listo para el traslado."
Rodríguez Perón es nieto de Avelino Perón, único hermano de Juan Domingo. La bóveda familiar no se destaca de las demás, pese a alojar a un ex presidente de la Nación. Impresionan más, por ejemplo, el mausoleo de Jorge Newbery o la estatua que recuerda al metalúrgico Augusto Vandor. En la entrada de la bóveda dice "Mario Perón". Se trata del padre de Avelino y Juan Domingo.
Dijo un guardia de seguridad: "Estaban intentando romper un mármol del altar, que quedó marcado. Tenían una amoladora con disco de diamante. Le pedimos al señor (Rodríguez Perón) que nos acompañe a la dirección, donde le dijeron que no podía continuar con las obras." Otro guardia agregó: "Con un compañero bajamos al subsuelo; constatamos que el féretro de Perón no fue tocado."
El sobrino nieto de Perón dijo que su intención fue "romper el piso de la planta baja, que da al altar". ¿Por qué romper el altar? "Esa es la única manera de sacar el féretro derecho y no de punta, para que no se mueva el cadáver", explicó.
El féretro de Perón está protegido por un blindex de 170 kilos. La llave, dijo Rodríguez Perón, "está en la Escribanía General de la Nación". Según él, "ya no hace falta una orden judicial para el traslado, sino que mi tía, Isabel (la ex presidenta María Estela Martínez), envíe un poder especial con la autorización". "Yo tengo llave de la bóveda porque soy familiar", se justificó.
Desde la Dirección General de Cementerios, que depende del Gobierno porteño, confirmaron que impidieron a Rodríguez Perón continuar con las obras. "Para hacer arreglos de una bóveda hay que tener un permiso; y si bien Rodríguez Perón tenía uno, le faltaba el timbrado. Además, su permiso era sólo para arreglar zócalos y pinturas, y él estaba desarmando la losa que une la planta baja con el subsuelo, donde, entendemos, están los féretros", se explicó.
Se agregó que Rodríguez Perón "estaba acompañado por un constructor de bóveda; el especialista debía saber que una acción sobre la losa podía provocar un derrumbe". La misma fuente consultada afirmó que "hay una orden judicial de no innovar sobre el cuerpo (de Perón)".
Nada parece convencer a María Luisa Sisti y a Ema Iglesias de que Rodríguez Perón no quería robar el féretro. "Se lo quería llevar a San Vicente", insistieron las mujeres. Sisti lleva colgado un rosario, del que también pende una medalla de Evita.
"Hay gente que no quiere entender que los derechos sobre el cuerpo le pertenecen a Isabel. Por suerte ella aceptó el traslado a San Vicente, porque pudo haber optado por llevar el féretro a Madrid", dijo Rodríguez Perón.
Uno de los guardias concluyó: "Quedará para la imaginación de cada uno qué vinieron a hacer a la tumba de Perón."
