E
n menos de 48 horas, los radicales K se arrepintieron de haber anunciado a los cuatro vientos que irían a dar pelea contra la mayoría opositora en la Convención Nacional de la UCR, que sesionará desde mañana en Rosario.Anoche, gobernadores e intendentes que integran el espacio pro kirchnerista evaluaban en una oficina porteña cómo justificar públicamente la decisión de pegar el faltazo, dando marcha atrás con lo resuelto el lunes por sus emisarios en Bariloche. Trascendió que el presidente Néstor Kirchner les transmitió telefónicamente un consejo favorable a esa postura: "Nadie va donde pierde", les habría dicho, según fuentes oficialistas.
"La Selección del radicalismo no puede ir a jugar de visitante y con el referí comprado", le comentó a Clarín el diputado bonaerense Roberto Costa, operador político del intendente de San Isidro, Gustavo Posse, figura emblemática de los K.
De hecho, el elenco bonaerense —que reúne la mayor cantidad de convencionales del sector— hizo punta para deponer la idea de dar la cara en la Convención que promovían los gobernadores de Río Negro, Miguel Saiz, y de Mendoza, Julio Cobos.
La tesis que parecía imponerse era la de impedir que la presencia sector —que reúne cinco gobernadores y 182 intendentes— legitime una Convención dominada por el alfonsinismo y la conducción que encabeza el antialfoninista Roberto Iglesias, que ya tendrían los votos para armar una coalición de fuerte perfil opositor. Sería el primer paso para plegarse a la candidatura presidencial de Roberto Lavagna,
"Es un papelón", se fue gruñendo Cobos por la tarde, de regreso a Mendoza, después de reunirse con funcionarios de la Casa Rosada para preparar la visita del martes del presidente Néstor Kirchner a su provincia. Enojado con el cambio de posición, Cobos no descartó asistir a la Convención solo, desoyendo la decisión del bloque K. Lo mismo harían convencionales sueltos de Corrientes y Catamarca, cuyos gobernadores no participaron de las discusiones del grupo. Tampoco intervino en el debate el santiagueño Gerardo Zamora —viajó a México—, aunque apoyaba la asistencia a Rosario.
De hecho, la de ayer fue la primera crisis de los radicales K. Al punto que anoche no se sabía cuantos convencionales propios —del total de 60 que pensaban reunir— aceptarían ir a dar el debate del congreso partidario, que componen 347 miembros. En la discusión se coló el malestar de algunos con la actitud de Cobos —favorito para acompañar a Kirchner en la fórmula del 2007— de ir el martes, sin consultarlos, al virtual lanzamiento de la concertación oficial que encabezó el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. "Se cortó solo" le endilgaron.
En tanto, los grupos opositores a Kirchner peleaban anoche por los espacios de la comisión que designará la Convención para negociar con Lavagna. (Calrin)