L
uis Gerez, el albañil que había acusado al ex comisario Luis Patti de torturador, apareció ayer a las 21.20, luego de dos días de cautiverio, en un descampado de Garín, partido de Escobar, con signos de haber sufrido violencia. La noticia produjo alivio en el Gobierno, que vivía con extrema tensión la búsqueda del hombre, un militante peronista que en abril había denunciado en la Cámara de Diputados que el ex intendente lo había torturado en 1972. Gerez fue revisado por médicos del hospital de Escobar. Las primeras en ver al albañil, dos niñas de 9 y 11 años, dijeron que estaba con el torso desnudo. Tenía golpes en la espalda y en la cabeza, marcas en los pies y en las manos, como si hubiera sido atado, y quemaduras en el cuerpo. “Lo vimos sereno, habló con nosotros. No nos dio detalles de cómo había estado, pero no quisimos entrar en detalles para no profundizar su shock postraumático. Ahora necesita descanso, está extenuado”, dijo media hora después de la medianoche el subsecretario de Derechos Humanos, Rodolfo Mattarolo. Una hora antes de que se confirmara la aparición de Gerez, el presidente Néstor Kirchner había utilizado por segunda vez desde que llegó a la Casa Rosada la cadena nacional para acusar a “elementos paramilitares y parapoliciales” del hecho. “No vamos a ceder ante la extorsión. No permitiremos que paren los juicios”, dijo Kirchner, con firmeza. Se refería a los juicios contra ex represores de la dictadura militar de los años 70, que se siguen por violaciones de los derechos humanos.