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n grupo de 50 subversivos pertenecientes al movimiento Todos por la Patria, un desprendimiento del Ejército Revolucionario del Pueblo, tomó por sorpresa las instalaciones del Regimiento de Infantería Mecanizada 3 y de la sub-unidad de Caballería Blindada 1, tras embestir y derribar el portón de entrada de la guarnición. La idea de los terroristas era que “el gobierno del pueblo” accediera al poder, según la documentación secuestrada luego de los sucesos. En dicho plan se contemplaba la disolución de las FF.AA. y su reemplazo por milicias populares. Una vez consolidada la primera etapa del insólito plan –el copamiento del cuartel-, la siguiente fase consistiría en la agitación popular y la búsqueda de adhesión de otros movimientos civiles. Según argumentaron los subversivos en ese momento, la toma se justificaba en que se quería desajolar de las unidades a los soldados adictos al teniente Coronel Aldo Rico y al coronel Mohamed Seineldín, quienes tenían el propósito, siempre siguiendo a los terroristas, de concretar un golpe de Estado. Con ese pretesto, el paso siguiente era marchar con “el pueblo” hacia la Plaza de Mayo y ocupar la Casa Rosada. De esa manera se evitaría el regreso de los gobiernos de facto. Con el aval del presidente en ese entonces, Raúl Alfonsín, el Estado Mayor General del Ejército decidió llevar a cabo un plan para recuperar el regimiento. El 23 y 24 de enero se produjeron combates armados hasta que los subversivos, al ver que la mayoría de sus compañeros estaban abatidos, decidieron entregar las armas. Junto con la rendición se produjo la liberación de los susuboficiales rehenes, según publicó el portal Ar.geocities.com. Como consecuencia del trágico hecho, nueve integrantes del Ejército Argentino y dos de la Policía bonaerense perdieron la vida. La cantidad de heridos y mutilados alcanzó a treinta y seis hombres.