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os afiliados a las obras sociales podrán seguir cambiando de entidad una vez por año. Y como se propone para el sistema previsional, el registro de pases estará abierto durante un tiempo, que podría ser de tres meses por año, adelantó a Clarín el superintendente de Servicios de Salud, Héctor Capaccioli. Hoy los afiliados pueden traspasarse una vez cada 12 meses pero en cualquier momento del año. Capaccioli también anticipó que una parte del aporte del trabajador que se traspase permanecerá durante un año en la obra social que el afiliado abandona. Con esto se busca, dijo, evitar que se sigan desfinanciando esas entidades por la migración de los trabajadores de mayores ingresos y que por lo tanto aportan más. La propuesta de la Superintendencia es que durante 12 meses, la obra social "nueva" o que elige el trabajador reciba el aporte medio de la entidad que abandona. Y luego la totalidad del aporte (9% del sueldo, sumando el aporte patronal), menos la deducción al Fondo Solidario de Redistribución que financia las patologías de alta complejidad. Según la Superintendencia, la obra social que pierde afiliados tendrá así un tiempo para adecuarse a la nueva situación. Sin embargo, al contar sólo con el aporte medio de la entidad que abandona, si el trabajador aspira a pasarse a un plan más alto, deberá pagar una diferencia aún mayor, al menos durante 12 meses. El responsable de fiscalizar las obras sociales confirmó que esas medidas que está proponiendo serán acompañadas del aumento de 4.800 a 6.000 pesos del tope salarial sobre el que se realizan las contribuciones patronales, como anticipó Clarín el pasado 11 de enero. En cambio, el aporte personal del empleado seguirá con el actual tope de 4.800 pesos. Con esto se busca evitar una baja en el sueldo de bolsillo de esos trabajadores. En la Superintendencia evaluaron que la suba del tope salarial para la contribución patronal beneficiará a los trabajadores de sueldos más altos que ya se traspasaron y están conformes donde están porque dispondrán de un aporte de salud más alto que los ayudaría a elegir planes médicos más caros o a financiar el reciente aumento de las cuotas de las prepagas, en el caso de las entidades que tienen convenios con la medicina privada. Las obras sociales, incluido el PAMI, cuentan actualmente con 15,4 millones de beneficiarios (afiliados más el grupo familiar) y una recaudación anual de 7.000 millones de pesos. La posibilidad de cambiar de obra social una vez por año se puso en marcha en 1997 como parte un plan de reformas impulsado por el Banco Mundial. Desde entonces, la mayoría de los traspasos involucraron a los afiliados de ingresos medios y altos. Como el aporte de salud es un porcentaje fijo (ahora del 9 por ciento) del sueldo, cuanto mayor es el salario, más dinero es lo que recibe la obra social del asociado. Así muchas obras sociales celebraron acuerdos con prepagas y se lanzaron a captar esta franja de empleados, ofreciéndoles planes de salud más altos o, directamente, los servicios de empresas de medicina privada. Ese tipo de traspaso pasó a ser conocido como "descreme" porque los mayores aportes pasaron a la medicina privada. Y empezó a funcionar la "selección adversa de riesgo" porque las entidades se lanzaron a captar a los más jóvenes, sin o con pocos hijos, y de mejores ingresos, porque aseguran más ingresos y menos gasto en prestaciones. (Clarin)