Domingo 11 de febrero de 2007
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Paraná
El frigorífico municipal está abandonado
Las amplias instalaciones ubicadas en el barrio Floresta Sur fueron vendidas en 400.000 pesos y en cuotas a un santafesino. La operatoria se enmarca en un largo proceso judicial. El nuevo dueño dice que todavía no tiene resuelto qué hacer en el lugar
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La planta funcionó desde 1942 hasta los 90 (Foto: Julio Blanco, El Diario)

E

n 2005, y después de un largo proceso judicial que estaba próximo a cumplir una década, se vendieron las instalaciones del emblemático ex Frigorífico Municipal de Paraná a un inversionista santafesino. La operación se realizó en cuotas a lo largo de 30 meses y por un monto total de 400.000 pesos. Se dio el paso tras el fracaso de media docena de subastas, de no menos cantidad de interesados que al final nunca llegaron a concretar una oferta, y luego de que el precio base del predio, edificaciones, maquinarias y herramientas fuera reducido hasta el 15 % de la tasación inicial. Así, el 3 de julio de 2001 se ofreció la propiedad enclavada en casi cuatro hectáreas del barrio Floresta Sur en 165.866,40 pesos. La subasta fue declarada desierta: no hubo oferentes como en todos los otros llamados, según se lee en el expediente 11.498 que se tramita en el Juzgado Civil y Comercial Nº 3 de Paraná. Dos años más tarde, en la segunda mitad de 2003, el magistrado a cargo de la causa instruyó actualizar la tasación y, entonces, el precio se fijó en 400.000 pesos. El monto resultó sensiblemente menor al establecido inicialmente, cuando se produjo el primer llamado a subasta pública. En esa oportunidad, en abril de 1997, el monto base había sido de 1.105.776 pesos, pero incluía un largo listado de elementos que con el tiempo fueron “desapareciendo”, según argumentan fuentes relacionadas al caso (ver recuadro). Justamente esa pérdida y los intentos fallidos por concluir el engorroso proceso de quiebra en que cayó el ex frigorífico, se mencionan como causas al explicar la baja en un 40 % del precio final de venta respecto del inicial, fijado casi seis años atrás. Es que la transacción se realizó por esa suma (400.000 pesos), mediante venta directa y a través de pagos financiados, una modalidad poco común en las quiebras, pero fundamentada en la dilación y en las pocas posibilidades de liquidación registradas en la causa, según se entiende en el expediente. Así las cosas, el propietario cancelaría la compra a mediados de 2008. Leonardo Facundo Albornoz, oriundo de Fray Luis Beltrán —una localidad cercana a Rosario—, es el titular del ex frigorífico, confirmó. Comentó que estaba cumpliendo con los pagos de la propiedad y que no tenía definido todavía qué hacer en el lugar. “Estoy abierto a escuchar propuestas”, dijo ante la idea que motorizan vecinos del barrio Floresta Sur referida a la posibilidad de que el Estado construya un hospital (ver recuadro). Si bien Albornoz no ahondó en el asunto, una fuente informó que la idea inicial de la inversión había sido acondicionar el lugar para instalar un emprendimiento relacionado al rubro de la industria de la carne. Concretamente, se aseguró que se estaba avanzando en un proyecto para “reflotar un frigorífico”. Pero, finalmente, un imprevisto habría hecho naufragar la iniciativa. Albornoz tiene una tenencia precaria del inmueble, pues accederá a las escrituras una vez que termine de abonar las cuotas, explicó el síndico del caso, el contador Raúl Bértoli. El profesional recordó que así quedó estipulado en el convenio rubricado, que además establecía la entrega de 100.000 pesos y luego cuotas mensuales de 10.000 pesos durante dos años y medio. APOGEO Y CAÍDA El frigorífico municipal ocupa un lugar importante en la historia de la ciudad. Empezó en los años 40, en manos del Estado municipal, se convirtió en un ente autárquico estatal y luego, a partir de los 70, comenzó a rodar por manos privadas. Hubo cierres, reaperturas, remates, obreros sin trabajo y quiebras. La última y definitiva se produjo en la década pasada. El 14 de mayo de 1996 se inició la causa judicial titulada “Saifer SA pedido de quiebra. Hoy su quiebra”, que acumuló 12 cuerpos —con unas 200 fojas cada uno— a lo largo de casi 10 años de tramitación. Durante ese tiempo, las amplísimas instalaciones fueron convirtiéndose en ruinas. Y, al recorrerlas, quedan todavía vestigios de lo que fueron. Paredes azulejadas, salones enormes, intrincadas redes de cañerías y espacios donde alguna vez hubo quién sabe qué artefactos. Las marcas en los revoques permanecen y dan cuenta de otras épocas, cuando se faenaban más de 4.000 cabezas por mes y trabajaban unos 200 obreros. Desde hace años, las instalaciones del ex frigorífico municipal se hunden en la maleza y en el despojo. El abandono ha podido con casi todo, se lamentan los vecinos cada vez que tocan el tema. Una de las primeras cosas que perdió la casa fue la placa, donde se daba cuenta con orgullo de su nombre y de la fecha de inauguración, señala Ramón Vázquez, un ex trabajador de la planta, al hacer memoria junto con su hermano Luis —también ex obrero— de los inicios del emprendimiento. De todos modos, aseguran que la actividad empezó de lleno en 1942 y que se extendió con altibajos hasta los 90, cuando se produjo el cierre definitivo. Y ahí, el ex frigorífico estatal pasó a ser historia, como tantas otras empresas del país. Un hospital Vecinos del barrio Floresta Sur proponen que las amplias instalaciones del ex frigorífico municipal sean destinadas a la construcción de un hospital. La idea, dicen los vecinos que hasta la semana pasada nada sabían de la existencia de un propietario de los terrenos, no es nueva. Ya comenzó a perfilarse en los primeros años de 2000 y fue presentada al actual intendente Julio Solanas cuando se postulaba para ser presidente municipal. Inclusive, los memoriosos aseguraron que el proyecto ocupaba un renglón en la propuesta electoral del Intendente. Ahora, en este verano inusual, cargado de anuncios, la iniciativa volvió a tener color para la gente de la Floresta. Es que autoridades del Gobierno provincial informaron la decisión de relocalizar el Hospital San Martín mediante la construcción de un nuevo edificio en algún lugar de la ciudad. Y, entonces, los vecinos reflotaron la posibilidad de que ese lugar amplísimo, ubicado en su barrio, con los esqueletos de las instalaciones del otrora pujante frigorífico municipal todavía en pie, pueda convertirse en un hospital (el nuevo San Martín u otro) y además albergar más instituciones. “Es que el lugar es grandísimo y se pueden hacer muchas cosas”, asevera José Franco, presidente de la comisión vecinal. Y la alternativa entusiasma a la barriada, pues Franco afirma que la instalación de un nosocomio prestaría atención a la vasta zona comprendida por el barrio San Agustín. Así —opina el vecino— se ayudaría a descongestionar el hospital San Martín y se acercarían los servicios a habitantes de barrios pobres, que no siempre tienen recursos para movilizarse hasta los centros asistenciales de referencia. “En San Agustín hay unos 70.000 habitantes”, afirma el vecinalista. (Fuente: El Diario)
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