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or Silvio Santamarina/PERFIL Aunque todo es optimismo en los aspectos técnicos del proyecto de Fray Bentos, los estrategas de la empresa están preocupados por el contexto político en el que comenzará a operar la pastera. Según el cálculo de sus ingenieros, la construcción estará totalmente lista para octubre, justo sobre la fecha de las elecciones presidenciales argentinas. Mientras discuten cuándo cortar la cinta, los comunicólogos de Botnia contemplan que, si el “facilitador” español lo pide, la firma finlandesa pueda posponer la puesta en marcha hasta después de las elecciones, para darle margen de maniobra a Néstor Kirchner. Los ambientalistas de Entre Ríos no bajan los brazos. Ayer, las Asambleas de Gualeguaychú, Concordia y Colón cortaron por tercera vez todos los accesos terrestres a Uruguay. Pese a las diferencias horarias, los cortes coincidieron por cinco horas y el bloqueo fronterizo fue total. Ayer, los puentes internacionales San Martín, Gervasio Artigas y Salto Grande estuvieron intransitables desde las 17 hasta las 22. No obstante, del otro lado del río, en la sala de situaciones de la finlandesa Botnia, sus directivos siguen tachando días en el almanaque. Con el 80% de la planta construida, ya se planifica la fecha de corte de cintas, que será, si todo se mueve de acuerdo a lo planeado por Botnia, en octubre de 2007. Calendario. Los ingenieros de la pastera que se levanta en Fray Bentos están entusiasmados con las cifras que barajan: el último recuento de personal arroja que ya son 4.300 las personas que trabajan en las instalaciones, y los 63 proveedores están cumpliendo en tiempo y forma con los pedidos de la firma nórdica. Esto les permite confirmar que acaban de pasar a la última etapa, la de montaje de la maquinaria de procesamiento y de las calderas. Con sólo el 20% de la planta por terminar, no les quedan dudas sobre la fecha de inauguración, que estiman entre los meses de septiembre y noviembre de este año. Si en el aspecto técnico la gerencia de Botnia sólo tiene certezas, es en el plano político donde queda mucho por decidir. Aunque el mes de octubre parece el momento ideal para poner en marcha la pastera, todavía no está claro cómo pueden influir los tiempos del calendario electoral en el cronograma corporativo de Botnia. Precisamente ése es uno de los ejes de la evaluación que por estos días realiza el staff multinacional de comunicación de la empresa. Mientras los comunicólogos finlandeses se aferran a la lógica racional propia de su cultura, sus colegas rioplatenses tratan de hacerles entender la dinámica local, donde la política se filtra hasta en los detalles puramente técnicos. Así, aunque la planta esté lista para los primeros días de octubre, los gurúes de imagen de la pastera prefieren esperar a que el “facilitador” español, Juan Yáñez Barnuevo, logre acercar un poco más a las partes en conflicto. Incluso estarían dispuestos a ofrecerle a Néstor Kirchner posponer la apertura de las instalaciones hasta después de las elecciones presidenciales, anunciadas para octubre, con la intención de no interferir en el proceso electoral y no quedar entrampados en las chicanas de la campaña en la Argentina. En Botnia están todos convencidos de que la politización del tema ambiental les bloquea cualquier iniciativa mediática –a nivel local o nacional– de difundir explicaciones técnicas “tranquilizadoras” que puedan convencer a los argentinos (y en especial, a los asentados sobre el río Uruguay) de que la pastera no contamina a nivel de causar daño ambiental de riesgo. Los comunicólogos de Botnia están obsesionados con acercarse a los habitantes de Gualeguaychú, y estudian diversas tácticas para hacerse un espacio en la opinión pública de esa localidad, pero se quejan de que por ahora “casi nadie quiere escuchar” argumentos científicos, por más que estén garantizados por autoridades como el Banco Mundial o el Tribunal de La Haya. Sin embargo, tienen una carpeta que les da esperanzas. Cada dos meses, Botnia encarga una encuesta entre los habitantes de Gualeguaychú, para monitorear cuál es el clima general con respecto al conflicto y a la discusión sobre el nivel de contaminación al que los expondrá la papelera de Fray Bentos. La última medición les confirma una tendencia sostenida entre los que no se suman a los cortes: si bien la mayoría sigue pensando que preferiría que la pastera no funcionara en la zona, cada vez se registran más dudas sobre la peligrosidad de los efluentes de Botnia. Los estrategas de la firma confían en que cuando la apertura de la planta sea un hecho consumado, los que hoy dudan dejarán de creer en las arengas de las Asambleas y los cortes de rutas. Por eso en los brain stormings de la pastera cruzan los dedos para que el “facilitador” enviado por el rey se apure y logre sentar a la misma mesa a Kirchner y a Tabaré Vázquez en las próximas semanas, antes de que el huracán de la campaña electoral argentina vuelva irrespirable cualquier clima de negociación. Alberto Fernández no niega ni confirma cumbre El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo ayer que “hasta el día de hoy” no hay confirmada ninguna reunión entre el presidente Néstor Kirchner y el mandatario uruguayo Tabaré Vázquez, o de los equipos técnicos. El mediador español, Juan Antonio Yáñez Barnuevo, mantuvo reuniones con cada uno de los gobiernos, y se espera una cumbre próxima en Madrid para activar el diálogo entre los países en el marco del conflicto por las papeleras de Fray Bentos. Fernández, quien habló horas antes del bloqueo a los tres puentes que unen al país con el Uruguay, no descartó que pudiera realizarse el encuentro. Esta semana, el Gobierno argentino había afirmado que mantiene “su absoluta vocación de diálogo” para destrabar la disputa. Por su parte, los integrantes de la Asamblea de Gualeguaychú solicitarán a las autoridades provinciales que en los comicios locales del 18 de marzo, la población entrerriana pueda votar por “sí” o “no” la instalación de las pasteras. El asambleísta Juan Carlos Quintero adelantó que “sería un plebiscito” y que para lograr la consulta “se necesita un decreto del Ejecutivo provincial” que autorice al departamento. Gargano, excluido por Tabaré de cualquier diálogo por las papeleras Por Emilia Delfino “El canciller no va a participar de la posible reunión por las pasteras. Es para jerarquías de menor nivel”, confirmó con excusas un asesor de Reinaldo Gargano a PERFIL. En el país de Tabaré Vázquez, los opositores del canciller uruguayo, tanto fuera como dentro del gobierno, hablan de un funcionario virtualmente desplazado. A su ausencia en el conflicto por las papeleras y a la intransigencia de Gargano contra un tratado de libre comercio con Estados Unidos, se sumó esta semana que el encargado de las relaciones exteriores del Uruguay se enteró por el Canal 12 de que George Bush visitará su país en marzo. “Gargano es un socialista de los 60. Es terco y no va a renunciar. El se opone a las políticas de Tabaré. El presidente tiene que tomar la decisión, pero cuando la derecha ataca a Gargano genera un sentido de conservación. Su salida es cuestión de tiempo”, aseguró a PERFIL un dirigente del Frente Grande. Ni el gobierno uruguayo, ni el argentino, ni la oposición a Tabaré creen que la salida de Gargano marcará un cambio en el conflicto por las pasteras. “Gargano hace mucho que ya no maneja ningún aspecto relevante de la política exterior”, dicen legisladores del Partido Blanco y del Colorado. Algunos políticos piensan que Tabaré podría reubicarlo en la cartera de Defensa y otorgarle una salida elegante. En Cancillería, Gargano está secundado por funcionarios que no le responden: Belela Herrera y José Luis Cancela. Uno de sus enemigos internos, el ministro de Economía, Danilo Astori, negoció excluyendo a Gargano pero junto al embajador uruguayo en Estados Unidos, Carlos Gianelli –posible sucesor del canciller–, el TIFA (convenio de inversión) con ese país. En el conflicto con Argentina, Tabaré puso a cargo al secretario de Presidencia, Gonzalo Fernández, a Cancela y a su embajador en Buenos Aires, Francisco Bustillo. Entre Ríos busca que nadie en la Argentina venda madera a Botnia Por Estela Gigena La Cámara de Diputados de la Provincia de Entre Ríos dio media sanción el miércoles pasado, a la ley por la cual se prohíbe el suministro de madera rolliza, desde Entre Ríos hasta las papeleras uruguayas. Mientras tanto, el autor del proyecto, el abogado Osvaldo Fernández, diputado provincial (UCR) por Gualeguaychú, defendió su proyecto ante Perfil, al decir que “si alguien me va a agredir, no voy a venderle el cuchillo para que me apuñale”. —¿Cuál es la motivación inicial para la presentación de este proyecto? -—El origen está en la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú. Y es parte de una estrategia de lucha para lograr que Botnia se vaya de la cuenca del río Uruguay. —¿Hasta ahora se ha comprobado o se ha constatado que desde Argentina ya estén programando una provisión de madera a las pasteras del Uruguay? —Botnia salió a plantear la conformación de un polo forestal regional con forestadores de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, tentándolos para comprarles madera. Sería una terrible contradicción que desde Entre Ríos permitamos que se le suministre materia prima para que Botnia funcione y contamine. La ley plantea que venderles madera a las plantas que producen pasta de celulosa y estén o se vayan a instalar en el Uruguay atenta y lesiona los derechos ambientales de los entrerrianos. —¿No implica un perjuicio para el sector forestal? —El proyecto permite la venta de madera en el mercado interno argentino y a otros países que no sean el Uruguay. Es decir que plantear un perjuicio al sector forestal es un error.