E
n poco menos de dos meses, en los distintos operativos realizados por el área de Control Comercial, la Municipalidad secuestró más de 300 kilogramos de distintos productos, entre otros artículos que no fueron medidos por su peso total. Según datos aportados a UNO por esa repartición pública, la cantidad fue mayor a meses anteriores “por un incremento de las inspecciones”, mencionó el director, Julio Ruberto. El funcionario detalló algunos de los elementos incautados: • Pan de diversos tipos: 63 kilogramos. • Levadura: 74 kilogramos. • Carnes: 26 kilogramos. • Pollos: 10 kilogramos. • Hamburguesas: 48 kilogramos. • Queso cremoso: 115 kilogramos. Además, dijo, se decomisaron desde prepizzas en paquetes con distinta cantidad de unidades, sandwich triples y simples, yogur, cremas, piezas de fiambres diversos, entre otros. Ruberto explicó que los controles se realizan en distintos horarios y alcanzan también a los transportistas, “ya que muchas veces la cadena de frío ya había sido cortada antes de llegar los productos a las góndolas de los supermercados”, explicó. Sin embargo, apuntó que la mayor cantidad de actas de infracción “fueron labradas en los supermercados chinos, en hipermercados y en menor medida, en los locales chicos. Es que en estos últimos lugares –opinó– al tener menos cantidad de productos, los cuidan mejor”. Las actas labradas son por infracciones al Código Alimentario Argentino, que abarca desde realizar transporte de las mercaderías en condiciones no adecuadas, el corte de la cadena de frío –se miden los productos con termómetros electrónicos–, envases no reglamentarios hasta la falta de fecha de elaboración o vencimiento. El titular de Control Comercial citó como ejemplo que hay casos en que el pan u otros productos de panificación se transporta en vehículos particulares y ello representa una infracción, ya que los vehículos deben estar debidamente acondicionados, revestido en su interior para que sean higiénicos y además, estar dentro de canastas especiales o bolsas cerradas. Por último, Ruberto apuntó que todas las actas son remitidas al Juzgado de Faltas de la Municipalidad. Si bien es ese organismo el que finalmente dispone el monto de la multa contra los infractores, la mínima oscila en 300 pesos. Para resolver el monto, se evalúa aspectos como reincidencia, impacto en la sociedad y cantidad comercializada. Destino final: Granja y el Volcadero Si bien el Código Alimentario Argentino establece que las mercaderías deben ser destruidas, en la actualidad algunos productos que se incautan en los operativos de Bromatología finalmente son destinados para la alimentación de algunos animales de la Escuela Granja Municipal. Según confió el director de Control Comercial, desde su llegada a la repartición instrumentó esa posibilidad, destinando algunos de esos productos para los cerdos de la Escuela Granja o carne, para los perros que están en el Antirrábico. “El resto, que constituye la mayor cantidad de los elementos detectados en los operativos, son entregados a la Dirección de Limpieza que como ordenan las normas, deben destruirse rociándolos incluso con combustibles”, acotó.(Fuente: UNO)