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res personas oriundas de Paraná declararon en el juicio que se desarrolla en Corrientes contra los cuatro imputados de haber participado en el secuestro del estudiante Cristian Schaerer. El joven desapareció el 21 de setiembre de 2003 cuando llegaba a su domicilio del barrio Las Tejas, en la capital correntina y pese a que en noviembre de ese año se pagaron más de 273.000 dólares de rescate, nunca fue liberado. Los testigos entrerrianos fueron propuestos por los imputados Néstor Barczuck y su esposa Pamela Ramos, acusados de haber mentenido cautivo a Schaerer en la ciudad de Uruguyana, en Brasil. Según se estableció durante el juicio que comenzó el 31 de octubre de 2006, Barczuck utilizaba la identidad de un empresario arenero de la capital provincial. Los testigos El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes escuchó el testimonio efectuado por el mecánico de Paraná, Néstor Rolando Riesker. El hombre, que tiene su taller en la zona del Parque Gazzano, dijo no conocer a Barczuck. El mecánico dejó sin sustento la versión del imputado de que no estuvo en Corrientes el día del rapto. Barczuck había alegado que problemas mecánicos en su Renault 18 eran prueba de ello, ya que el tallerista tuvo a su cargo el arreglo del auto entre los días 16 y 27 de setiembre, fecha cercana al día del secuestro. El testimonio de Riesker permitió dejar sin sustento esa versión, puesto que presentó una factura con fecha 16 de setiembre de 2003 por 30 pesos por el cambio de un bulón y el arreglo del soporte del alternador, que estaba a nombre de un empresario de Paraná (otros de los nombres falsos de Barczuck). Esto hace que la situación de Barczuck se haya complicado, ya que su defensa sólo pudo presentar copia de la factura del 16 de setiembre. El miércoles, por otra parte, declararon Julio Trufler y su esposa, dueños de un hospedaje ubicado en calle Las Garzas 2353, de Paraná, quienes dijeron que Barczuck y su mujer estaban alojados allí cuando ocurrió el secuestro de Schaerer. Según aseguraron, Barczuck y Ramos tomaron una habitación desde los primeros días de setiembre de 2003 hasta el 14 o 15 de octubre del mismo año. La señora de Trufler dijo que Barczuck utilizaba el nombre de un conocido empresario de la capital entrerriana, señalando que lo recuerda porque en el momento en que escuchó su identificación le sonó conocido. Según la testigo, el 21 de setiembre de 2003 conversó con los imputados y les recomendó que visitaran el Parque de la ciudad. Aseguró que la última vez que los vio fue esa misma tarde, cuando regresaron al alojamiento, agregando que a la noche no los vio pero sí divisó luz en la habitación, por lo que supuso que estaban ahí. Una curiosa situación, primero de asombro y después de indisimuladas sonrisas, se produjo cuando la mujer insistió que tenía problemas con los “federales” y que con la pareja todo era distinto. Por su parte, Julio Trufler dijo tener “problemas de memoria”. El fiscal Oscar Resoagli pidió que la pareja sea detenida por falso testimonio, pero las partes se negaron. (Fuente: UNO)