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o fue una entrevista convencional, sólo se trató de un entrecruzamiento de palabras, preguntas y alguna que otra información y reflexión sobre el momento que le toca vivir a Mirta Cháves, la viuda del chacal Miguel Ángel Lencina. Después de estar tres años detenida, la procesada por el secuestro y desaparición de Fernanda Aguirre rompió el silencio y habló por primera vez con un medio. Afirmó que es inocente de todo lo que se la acusa. Además, la mujer dijo no saber dónde puede estar Fernanda: “Si supiera no estaría comiéndome este encierro ya que podría mejorar mi situación procesal, pero como no lo sé, no puedo mentir sobre algo que desconozco”. Tras varios intentos de este matutino de hablar con Cháves, se logró al menos estar cara a cara con la mujer de Lencina. Flaca y con una mirada un tanto perdida, Analía –como le dicen en el penal– recibió en la cárcel de Mujeres a el diario Uno. Las condiciones del encuentro fueron claras: estar sin fotógrafo, hablar al lado de sus abogados Humberto Franchi y Nora Lanfranqui y de una oficial del servicio penitenciario de turno. Todo eso se respetó para escuchar a uno de los puntos claves en la desaparición de la menor de San Benito. En la jornada del sábado, Cháves dialogó telefónicamente con este reportero y tras acordar los puntos del encuentro, se logró la reunión en la recepción de la Unidad Penal VI. Cháves es casi la misma mujer que tres años atrás fue cruzada a la salida de un juzgado de instrucción. Allí fue además fotografiada por UNO (en esa oportunidad con custodia de la Policía Federal), y no emitió palabra alguna ante la requisitoria periodística de este cronista. Catarsis En esta oportunidad, la mujer hizo una especie de catarsis y se propuso contestar lo que quiso. Con pantuflas color gris, un buzo azul, una campera negra y un gorro polar del mismo tono, habló casi sin sacar las manos de los bolsillos. “Estoy esperando que esto se resuelva, sé que con dinero salgo, pero la verdad es que lo voy a tratar de juntar, de lo contrario esperaré el inicio del juicio. He estado aquí tres años, por lo que un tiempo más no me hará nada”. –¿Cómo espera el juicio, sabiendo que está procesada y que hay elementos que la relacionan y comprometen con el secuestro de Fernanda? –Lo espero ansiosa confiando en la tarea de mis abogados (Nora Lanfranqui y Humberto Franchi). –¿Usted es inocente del secuestro de Fernanda, nada tiene que ver? –Soy inocente y no sé dónde está Fernanda. Si supiera algo ya lo hubiera dicho, porque de lo contrario no me hubiera comido tres años acá adentro, con todo lo que significa estar presa. Ustedes deben saber que en la cárcel se llora sangre y los que somos inocentes lloramos con dolor y sangre. Es ilógico que yo me calle la boca por algo que no conozco, ni sé. Lo único que quiero es estar con mis hijos. Callarme por alguien tampoco lo haría, porque lo poco que tengo lo hice trabajando, sin embromar a nadie… –Lo que pasa es que usted fue la mujer de Lencina, que era violento y peligroso. Y hasta donde se sabe lo ayudó en el secuestro… –Sí lo sé. Lo que pasa es que todo el mundo y los medios dijeron que si Lencina era eso, yo también lo era. Me mostraron como un verdadero diablo – que no lo soy- y me costó un perú dentro de la cárcel que me creyeran. Al principio las chicas me esquivaban, me tenían miedo, y todo eso fue por la fama que me hicieron los medios y ustedes los periodistas. Yo soy la misma mina acá adentro y afuera, no finjo, no tengo maldad, soy bastante pasiva y no molesto a nadie. Por ello tengo buena conducta y no genero problemas en el penal. Para distender la conversación, se la consultó sobre el motivo de teñirse el pelo. “No es verdad que lo tenga verde como se dijo por ahí, lo mejoré con mi mismo color, que es marrón, nada más. No sé por qué mienten hasta en esas pequeñeces. –¿Sabe que con 5.000 pesos usted logra la libertad nuevamente? –El dinero no lo tengo, pero estamos trabajando para conseguirlo. Y sobre la libertad total, sólo Dios sabe cuando la lograré. –¿Habla seguido de Dios. Es creyente? - Todos acá adentro nos hacemos fuertes con Dios, pero además nos aferramos a la Justicia Divina. Por otra parte, la mujer recordó que por recomendación del abogado Franchi no iba a hablar más de la causa Fernanda, por lo que se excusó de informar sobre el paradero o dar una opinión de lo que pudo haber pasado con la menor. Tras comentar nuevamente sobre la situación de sus tres hijos, la mujer sonrió y miró la puerta grande de hierro que separa la recepción del resto del penal. Se despidió por compromiso y se retiró caminando dando largos pasos hacia su celda. Este lunes en su vida será un día D, porque los abogados tratarán de obtener las garantías inmobiliarias o un crédito por 5.000 pesos, que si son depositados permitirán que Mirta Analía Cháves recupere la libertad, al menos hasta que comience el juicio oral y público. Fuente: UNO