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legó a la ciudad en 1983 como arzobispo coadjutor y administrador apostólico sede plena, un formalismo que le daba implícito derecho a suceder al por entonces arzobispo Adolfo Servando Tortolo, ya enfermo. Y en 1986 asumió como arzobispo de Paraná hasta 2003, año en el que el Papa Juan Pablo II aceptó su renuncia al haber cumplido, dos años antes, la edad límite que fija el Derecho Canónico para ejercer funciones pastorales ejecutivas, los 75 años. Nacido en la pequeña ciudad de Oliva, en Córdoba, en 1926, viajó muy joven, apenas adolescente, hacia la capital cordobesa para cursar los estudios secundarios en el tradicional Colegio Monserrat. Con apenas 21 años ingresó al Seminario Arquidiocesano de Córdoba, y al año siguiente viajó a Roma a formarse en Filosofía y Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde se doctoró en Teología en 1965. Quizá su rol más trascendente lo haya jugado en la segunda mitad de la década de los 90 y principios de 2000. Entre 1996 y 2002 ejerció durante dos períodos consecutivos la presidencia de la Conferencia Episcopal Argentina, y como uno de los ocho prelados de distintos puntos del planeta a quien Juan Pablo II encomendó a mediados de la década de 1980 la redacción del Nuevo Catecismo de la Iglesia. La recordación de sus 30 años de ordenación episcopal será con una misa de acción de gracias que se oficiará hoy, a las 19.30 en la Iglesia Catedral. “Pido perdón a Dios y a todos ustedes si oscurecí o callé el Evangelio cuando debí proclamarlo, si no abrí mi corazón para no comunicar la vida de la Gracia a los pobres, a los enfermos y a los pecadores, y si no viví y enseñé la ley del amor que resume la voluntad de Dios a los que eran esclavos del odio”. De ese modo, monseñor Estanislao Esteban Karlic, cordobés, hijo de una familia de origen croata, se despidió del gobierno de la Iglesia paranaense una tarde de sol del mes de julio de 2003. Ese día llegó a la ciudad a tomar posesión del cargo de nuevo arzobispo el santafesino Mario Luis Bautista Maulión, un recambio institucional que cerró un período extensísimo, de casi dos décadas. Un año antes, en agosto de 2002, Karlic fue agasajado por sus pares del Episcopado en una emotiva celebración en Paraná con motivo de los 25 años de su ordenación episcopal. Fue cuando todavía ejercía la presidencia del Episcopado, y se llevó a cabo en la Iglesia Catedral de Paraná. Era también una despedida, doble: a fin de ese año concluía su segundo mandato como presidente del Episcopado, sin posibilidad de reelección. Y con 76 años cumplidos había además elevado su dimisión al cargo de arzobispo de Paraná Karlic fue ordenado obispo el 15 de agosto de 1977, como auxiliar del arzobispo de Córdoba, por el cardenal Raúl Primatesta. En 1983 fue promovido a arzobispo coadjutor con derecho a sucesión de monseñor Adolfo Tortolo en la arquidiócesis de Paraná, pero debió ir haciéndose cargo de muchas funciones por la enfermedad de su antecesor, a quien sucedió en 1986. Entre sus aportes reconocidos en el nivel internacional está el haber sido uno de los pocos obispos a quienes el Papa Juan Pablo II encomendó redactar el Catecismo de la Iglesia Católica, una de las piedras fundamentales de su pontificado. “A los 30 años de este don del episcopado es realmente cantar gloria al señor”, dijo Karlic al recordar las tres décadas como obispo. “Si la vida es estar siempre agradeciendo a Dios, empezando por el regalo de la vida, a los 30 años de este don del episcopado es realmente cantar gloria al señor, los años nos tienen que ir madurando en el agradecimiento. Qué importante es hacerse cargo de esto no, siempre estamos recibiendo para dar. No tenemos derechos a tener nada, como hace Dios, Padre y Espíritu Santo. Los cristianos tenemos que compartir, y lo tenemos que compartir desde adentro a los dones de Dios. 30 años compartiendo el evangelio, la vida en la gracia, compartiendo la relación de amor de hermanos que tenemos que tener”. (El Diario)