S
us palabras -pronunciadas durante la celebración de la festividad de San Ramón Nonato, patrono de las embarazadas- se interpretaron como una renovada condena al aborto en momentos en que diversos episodios vuelven a poner el tema en el tapete. En los últimos días, estalló una polémica en Paraná a raíz de que una jueza impidió que se le practicara un aborto a una joven discapacitada que fue violada hace cuatro meses, pese a que el Código Penal declara no punible la intervención en esas circunstancias. A su vez, el ministerio de Salud empezó a distribuir fármacos en universidades nacionales, entre ellos la llamada píldora del día después, que la Iglesia considera abortiva. En la homilía de la misa central oficiada en el templo que se levanta en honor al santo, en el barrio porteño de Villa Luro, Bergoglio dijo que "Dios es el que da la Vida, El es la Vida, y si alguno de nosotros se cree dueño de la vida se equivoca y no sabe convivir". Una muchedumbre entre la que sobresalían embarazadas y parejas que anhelan concebir un hijo siguió sus palabras y esperó su bendición. También hizo una recomendación ante la eventualidad de ser "más ricos y poderosos". Dijo: "Cuanto más grande seas, más humilde debes ser porque el dinero, el poder y las alturas son como la ginebra en ayunas porque marea y el mareado dice pavadas, cosas fuera de lugar". Bergoglio bendijo imágenes de San Ramón Nonato hechas por Carmelitas que los "mensajeros de la vida" llevarán casa por casa. Hubo, además, una misa para obstetras y parteras. Y se repartieron escarpines.