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�Porqué el Hospital Fermín Salaberry de Victoria debería cerrar su Servicio de Cirugía?, preguntó RUMORES ante una dama que se quejaba en la Secretaría de Salud Provincial. La respuesta fue muy amplia, sorprendente, y es esta: El Dr. Diego Luis Curmona trabaja hace 27 años en el hospital de Victoria, su foja de servicios dice que desde hace 7 años solicita ser designado como interino en el Servicio de Cirugía. Los primeros 20 años los pasó bajo la condición de suplente, pero en ambos casos nunca hubo una resolución que avalara su designación. Resulta más sencillo en todo caso, remitirse al expediente 10445/00 o al número único 410.416 que reza entre otras cosas “Designación Interina del Dr. Curmona, Diego Luis”. Allí se “muestrea” el peregrinaje de esta designación por los ámbitos de la Secretaría de Salud; su “tránsito” de área en área, de sellos, de directores, de secretarios inclusive, que no pueden resolver la situación de un profesional con 27 años de carrera en un hospital público. Claro que además de Curmona, victima personal de la burocracia, la comunidad de Victoria afronta una situación complicadísima en su nosocomio emblemático. Por esas cosas del destino el Jefe de Servicio de Cirugía, el Dr. Carlos Waisenstein, (quien ostenta su cargo como interino), está a días de jubilarse con lo que dejará su “cargo” vacante; Curmona que se desempeña como profesional allí es quien naturalmente debería ocupar el lugar vacío. También el hospital cuenta con otro cirujano, el Dr. Mario Olivero de menor antigüedad (7 años), que completa el servicio pero en la misma “condición”, es decir suplente. Hasta aquí pareciera que la historia se puede resolver cambiando figuritas; un interino por un suplente o viceversa, que mas da; lo complicado de este relato es que debido a la imposibilidad de lograr el nombramiento de los profesionales, éstos han decidido renunciar a fin de mes. Cada uno de ellos tiene su actividad privada en pleno desarrollo y el sueldo público no obra en ninguno de los casos como sostén de su familia, por lo que en realidad lo afrontan como una carga pública que les trae más complicaciones que beneficios a la hora de hacer el balance. Por lo que a fin de mes, el Hospital Fermín Salaberry, perderá a los dos profesionales que hace 27 y 7 años respectivamente se desempeñan en dicha tarea, dado que al parecer resulta “imposible” lograr que la Secretaría de Salud resuelva sus “expedientes”. De no mediar una acción “sumarísima” por parte de las autoridades, el servicio debería ser cerrado y la complejidad habitual del mismo, se trasladaría a otro efector con el grave riesgo y perjuicio que ello implica. Lo dañoso es reconocer que la burocracia institucionalizada puede poner en riesgo la continuidad de servicios vitales para una comunidad como Victoria, pero a la vez preguntarse: ¿será el único caso?.