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ilda Leguizamón es directora de la escuela Esparza, ubicada en el corazón del barrio Mosconi. Buscó todas las medidas necesarias para evitar los intentos permanentes de asalto en la escuela que comanda hace años y por fin llegó la ayuda. Ayer la Dirección Departamental de Escuelas envió una cuadrilla para cercar la escuela con alambre de púas y evitar de esta forma que los delincuentes salten por las rejas que circundan el terreno donde se enclava el establecimiento. “Están colocando dos vueltas en alambre de púas para que no puedan saltar”. La directora, que siempre se preocupó por la salud, la alimentación y la seguridad de sus alumnos, comunicó la noticia con alegría, más allá del significado que esto tiene para los niños: la escuela está cercada, porque si no la atacan. Para dar cuenta de la sensación de inseguridad que se registra en esa comunidad destacó que cerraron antes de tiempo la guardería que funciona en forma nocturna, con el fin de cuidar a los niños (la mayoría bebés) de los cirujas. “Tenemos mucho miedo de trabajar durante la noche”, dijo. El establecimiento hoy, más allá de que no haya clases, está abierto porque por día recibe a 500 alumnos que concurren a almorzar y se les da un refuerzo de postre. “Vienen sobre todo los hermanos más chiquitos de los que por año concurren a la escuela”. La solidaridad Hilda detalló la situación que preocupa a toda la comunidad. “Hace un mes tuvimos un serio problema, quisieron entrar a la escuela. Rompieron una ventana, una de las pocas que no tenía rejas, y a los gritos del sereno el delincuente no entró”. De inmediato llamaron a la comisaría quinta, que se presentó rápidamente, “pero esto de querer entrar a la escuela ya sucedió tres veces en muy poco tiempo”. En ese momento lograron que un sereno custodie la escuela. Era un padre, que en forma voluntaria se encargaba de cuidar el edificio. A cambio de su custodia la escuela le entregaba todos los días la comida y el pan. “Cuando vimos que estaba en riesgo su vida estudiamos otra alternativa, que no sea voluntaria. Entonces lograron contratar un policía que custodiara la escuela”. Los adicionales del agente de seguridad los paga la escuela con la venta de tortas y empanadas. Claro que el director de comedores de la Provincia, Miguel Barbosa, otorga una partida especial de mercaderías para que la escuela pueda cumplir con ese fin. “A diferencia del sereno los uniformados pueden actuar ante un hecho de inseguridad”. El agente que custodia está dentro de la escuela por la noche. Durante el día era necesario colocar ese perímetro de alambre para que no puedan saltar. La escuela cuenta con uno de los gabinetes informáticos más completos. Ese sector es uno de los más requeridos por los delincuentes. De todos modos la directora indicó que el espacio donde se guardan las computadoras está cerrado con llave, candado y alarma. “Más no lo podemos asegurar”. La guardería está cerrada por los robos Leguizamón contó que desde que se inauguró la escuela hay inseguridad. Aunque se acrecentó en este último tiempo. “Sabemos que existe gente buena, pero también hay muchas personas de mal vivir. El alcohol y otros vicios los pierde y en el afán de conseguir dinero intentan atacar el establecimiento”. Los docentes también tienen problemas. Les robaron las gomas de auxilio, las llantas y abrieron las puertas de sus automóviles. “Terminamos el año mal. Fue tanta la inseguridad que tuvimos que cerrar el jardín para los niñitos cirujas dos semanas antes. Teníamos mucho miedo. La Policía tantas horas no nos podía cubrir. Ahora hasta el 11 de febrero la guardería tendrá cerradas sus puertas. Vamos a estudiar en este tiempo de qué forma se reforzará la guardia del jardín”.(Uno)