E
l gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, participó del encuentro y esparció reproches, aunque moderados, a la Casa Rosada: “A pesar del superávit fiscal, hoy se puede ser empleado en blanco y seguir siendo pobre”, dijo. Lejos de los pronósticos que anticipaban una ruptura o un cambio en la conducción, los socialistas resolvieron por unanimidad ratificar la política electoral que llevó adelante la mesa partidaria que preside el senador Rubén Giustiniani, que le permitió al PS obtener en octubre pasado su mejor resultado electoral en 50 años. “Compartí con Carrió una fórmula presidencial que obtuvo más de 4 millones de votos en todo el país. Tenemos un bloque de diez diputados, ganamos la gobernación de Santa Fe y las intendencias de Rosario y Zárate. Claramente somos una alternativa nacional”, dijo Giustiniani. Los elogios a esa política de alianzas quedaron expresados en un informe del Comité Ejecutivo Nacional que fue aprobado por el plenario. También la noción de “alternativa” al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner quedó enunciada en un “documento político” que aprobaron los 533 delegados que asistieron al congreso. En ese texto, le reclamaron a la Presidenta que acelere una reforma tributaria para que “paguen los que más ganan”. También pidieron la personería gremial de la CTA y reclamaron una reforma judicial. El sector de los socialistas K que lideran el diputado Ariel Basteiro y el ex legislador Oscar González, que reclamaban un alineamiento con la Casa Rosada, terminaron adhiriendo al documento político. “El texto es muy parecido al que nosotros proponíamos”, defendió Basteiro. El hacedor del congreso de unidad fue el gobernador Binner, que logró eliminar del documento las referencias que irritaban tanto a kirchneristas como a los afines a Carrió. “Este congreso fue un desafío a la unidad. Y por eso fue tan productivo”, festejó Binner.