E
n rigor, de fondo, un temor domina al mandatario, quien asumió en 2005 con una fórmula concertadora (como Brizuela del Moral en su reelección de 2007) y que sueña con repetir, gracias a una aprobada reforma constitucional: que en los comicios provinciales del año que viene le impongan un candidato peronista. «Néstor Kirchner hizo -poselecciones- una nueva alianza con el peronismo al encabezar el PJ, por lo cual la Concertación está desdibujada», disparó Colombi el pasado viernes, en referencia a la flamante reorganización partidaria. «Es necesario reubicar los roles como aliados, reacomodar el espacio y trabajar para mantener la concertación en un nuevo escenario que plantea el ex presidente como conductor del PJ», agregó. Cauto, intentó no destrozar la comunicación con la Casa Rosada. «Tenemos relaciones maduras; la situación de la Concertación no las afecta para nada», dijo. Ya profundamente incómodo con este escenario, Colombi pegó el faltazo el pasado miércoles al encuentro que en el despacho del vicepresidente -y radical K por excelencia-, Julio Cobos, donde se intentó descomprimir el malestar de los ucerreístas concertadores por el escaso rol que les deparó hasta el momento el gobierno de Cristina de Kirchner. El otro gran ausente fue Brizuela del Moral, quien el pasado 15 de abril rompió su alianza política con el kirchnerismo, fastidiado por las deudas que Nación mantiene con la provincia y los cortocircuitos políticos internos. El pasado viernes, en su paso por Mendoza -tierra de Cobos- como flamante titular del PJ, Kirchner intentó acercar a peronistas y concertadores locales, éstos últimos lastimados por el triunfo del justicialista puro Celso Jaque en los comicios de 2007. «Creo firmemente en la concertación plural y estamos encontrando diálogos superadores para construir una Argentina nueva», dijo Kirchner luego del acto, antes de reunirse con el intendente de Godoy Cruz e impulsor de la concertación local, el radical Alfredo Cornejo. Sin embargo, en las últimas horas Cornejo marcó la cancha: «En lo que no estamos de acuerdo no vamos a apoyar a Jaque, lo pida quien lo pida», disparó, profundizando los cortocircuitos entre ambos sectores. Escenario Colombi asumió el poder en octubre de 2005 de la mano de un frente que pegoteó a sectores del radicalismo, del justicialismo -aportó al actual vicegobernador Rubén Pruyas- y del liberalismo. El próximo año, por tanto, Corrientes deberá votar el nombre del nuevo gobernador ya que, producto de la intervención federal de Ramón Mestre que se inició en 1999, tiene calendario electoral desfasado. El actual mandatario sueña con repetir gestión con el aval de las urnas. El camino legal lo tiene allanado, al haber logrado una reforma constitucional que le borroneó -al menos, según su óptica- los obstáculos para ser reelecto. Sin embargo, el temor de Colombi es que el kirchnerismo intente trasladar a Corrientes esa nueva relación de fuerzas con el repotenciado peronismo, mediante la imposición de un candidato del justicialismo. De hecho, trascendió ya un fuerte malestar en el entorno del mandatario por la supuesta intención de su par chaqueño, el justicialista Jorge Capitanich, de impulsar la candidatura a gobernador del senador nacional justicialista -y ex compañero de bancada y de comisión- Fabián Ríos, actual titular del PJ de la capital correntina. La desconfianza es mayor si se tiene en cuenta el expectante rol partidario que muestra hoy Capitanich, al haberse convertido en los últimos días en el vicepresidente primero del PJ. La otra figura que calienta motores en la provincia es el primo de Colombi, el ex mandatario y también radical Ricardo Colombi, alineado con el titular de la UCR nacional, Gerardo Morales. Los primos se encuentran profundamente distanciados y, de hecho, en el entorno del gobernador sospechan que sectores ricardistas fogonean el grave autoacuartelamiento policial por reclamos salariales, que mañana cumplirá dos semanas consecutivas. (Ambito)